Un post para un año nuevo


Voy en el metro, son las 8:30 de la mañana. La mayoría de la gente son extranjeros, que van a trabajar a unos trabajos que, nosotros, los españoles, no queremos hacer. A ellos los puedes ver barriendo las calles, atendiéndonos tras la barra, en las cajas de los supermercados, tan felices, apreciando el trabajo que tienen como si de él dependiese su vida: y es que quizá dependa.

Hoy es día 31 de Diciembre. Sí, le he enviado el mensaje a B. Le he felicitado el cumpleaños y el año. Por su parte: silencio. No esperaba otra cosa. Se lo envié a sabiendas de que obtendría silencio, el mismo silencio que estos casi 4 meses ha habido. No me afecta. No me pone triste. No me desgarra. Porque una persona que no quiere saber nada de ti, después de haber puesto tu vida y tus ganas en 4 años de relación, no se merece que sigas pensando en ella, que te siga doliendo su silencio. Por eso he de dejar a un lado, la idea de poder añadirla a mi lista de amigos. Y es que cuando una persona decide irse de tu vida, debes dejarla ir: la libertad es lo único real que tenemos las personas.El día que vuelva, si es que lo hace, las puertas, seguirán abiertas.

Estoy pensando en mi familia. En que ya va a hacer un año más que mis Padres se separaron. A mis hermanos, aún en esta distancia, cada día, les quiero más. A veces quisiera dos vidas, una para vivir con mi pareja y otra para vivir con mis hermanos. Les echo de menos, sí, tanto que podría llorar un mar esta noche si pienso en ello.
Mi madre esta noche, preparará la cena, como cada año (todo tan bueno). Mis hermanos subiendo y bajando escaleras, nerviosos. Tendría alguna vez que enseñaros a mi familia comiendo las uvas, si mis hermanos y yo nos juntamos, formamos una escalera bastante peculiar. Cada uno con su diferente personalidad: tan iguales pero tan distintos. Pero yo cuando les miro, me veo a mi. El otro día me di cuenta que mi hermana y yo tenemos la misma forma de hablar.

Se va un año, que al final ha tenido un final hermoso. Esta noche, todos comeremos las uvas, para seguir con la tradición. Cada uno en su lugar. En el lugar que ocupa. Porque no podía ser de otra forma.
Algún día nos juntaremos todos y todas. Todas las personas que hoy faltan, y las que no.
Cumplid vuestros sueños. En el 2008 hay que luchar por cumplir nuestros sueños. Porque las personas estamos llenas de sueños: es lo que nos mantiene vivos. Lo que nos ayuda a dormir y despertar cada día. Tomad las uvas, acordaros de las personas que amáis.
Dejad que vuestro corazón hable: llama, dile lo que sientes por ella, dile, dile eso que no te atrevías a decirle, pide perdón, no hay nada más hermoso que pedir perdón y que te digan: "perdóname tú". Venga, la Navidad nos hace que miremos dentro de nuestros corazones.
Haz antes de que termine el año todo aquello que no te has atrevido, o no has sabido hacer durante todo el año. Aún te queda tiempo, hasta las 12 de la noche hay tiempo.

Os deseo una buena entrada de año. Un feliz año, a todos y cada uno de los que me estáis leyendo. Y a los que no, también: porque ellos, en silencio, también se lo merecen.

¿Existe un hombre más grande que este?



He ido a casi todos los conciertos que he podido, no he tenido nunca el gran honor de haberle podido estrechar la mano. Ni he podido invitarle a un café, o darle las gracias por tantas canciones, tantas esperanzas, que con su voz, enciende.
Nunca le dije que gracias a él aprendí el que amar iba más allá de lo que esa palabra significa.
Porque con sus canciones, con su voz, me enamoré por primera vez, sufrí también, en silencio, a veces acompañada, a veces sola: la soledad, el dolor que produce el desamor y a veces esa soledad que se clava por dentro y que no nos suelta.

Una vez me firmó un disco exactamente : "Naves ardiendo más allá de Orión". Fue todo muy rápido, en Granada, en un concierto de los tantos a los que fui. Nunca me quedaba a esperarle, a que me firmase el disco, nunca creí que yo tuviese esa suerte: la de tenerle cerca y decirle que le sigo, que sigo cada uno de sus pasos, y que mi sueño es darle dos besos, un abrazo y estrecharle la mano con cariño. Pero en ese concierto en Granada, me quede. Y ese día, dijo que no podía atendernos, que lo sentía mucho, pero que no iba a ser posible. Pero no se como me fui colando entre la gente, hasta llegar donde estaba el. Y le miré, y había tanta gente que no se si se fijó en mi cara: que le rogaba con la mirada una firma. Me firmo el disco. Y aquí lo tengo, siempre abierto, por el lado donde me lo firmó.

Espero con paciencia su película . Tengo ganas de ir al cine, a verla, espero que pronto se pueda hacer realidad.

Estoy escuchando esta entrevista que le hizo cadena ser, y que os invito que la escuchéis:




¿Que más puedo contaros de el?. ¿Que más, que no haya dicho ya?. Que no me canso de escucharle y que le sigo, que su público, sus seguidores, que somos nosotros, fieles a su música, sus letras: sus hermosas canciones. Tan reivindicativas y tan llenas de amor. Seguimos aquí esperando año tras año a que nos sorprenda con nuevas canciones.

Eres grande Ismael Serrano, aunque nunca te pueda llegar a estrechar al mano y decírtelo a la cara.

Gracias por todo lo que nos haces sentir.

Blanco

- Ven......... -me dices desde la cama.



El color blanco me fascina. Si tuviese que elegir un color para pintar el mundo sería el blanco. El blanco purifica. Nos limpia. Y también nos incita a pintarlo todo de colores.
Por eso te miro, desde la puerta, como si cruzar esa puerta fuese lo más hermoso que me vaya a suceder, como si lo supiese. Y no me atrevo a pisar tu habitación, porque lo que más me gusta es lo que más miedo me da tocar. No quisiera romperlo con mis manos, sin querer.

Me miras, me dices: Ven. Ven conmigo. Y a mi me cuesta andar. Y parece que disten kilómetros de tu cuerpo al mio. Con tu mirada, vas coloreando la habitación, hasta llegar a mis pies.
A mi me castigas, castigas la distancia que hay entre tu cuerpo y el mio. Me incitas a todo y a nada.
Y si tu mano te toca siento celos de ella. Quisiera tocarte yo, pero perdóname: no me atrevo.
No aprendí a acercarme a ti, todavía: sin desearte.
Cuando por fin doy el paso definitivo que me comenzará a acercar a ti, me siento en una cuerda floja, de la que si te miro caeré al vacío. Y me golpearé contra el suelo. Por eso intento que mis ojos no busquen los tuyos. Intento no mirarte aunque ese sea el reto más duro de esta cuerda floja. Me da igual.
Llegaré hasta a ti de la manera que sea. Sana y salva, para amarte.
Treparé por la cama, me agarraré de tu cintura. Y cuando llegue a la cima de tus pechos. Me detendré en ellos por unos instantes, para saberme triunfadora, al haber roto las distancia que nos separaba. Triunfadora porque tu aliento será mio ahora.
Te beso. Me meto en tu boca, como si meterse en tu boca fuese una tarea fácil, porque alejarse de ella, luego, se convierte en la tarea más difícil: en el poema más hermoso, jamás escrito por nadie. Tu boca, que me sabe a tarde de domingo, a chocolate caliente, a palomitas dulces. Tu boca, que se acopla con la mía y maldigo todo el tiempo que tarde en encontrarla. En tocarla.

En ese momento, escribo, mentalmente la escena. Y si me dejo algo, si me pierdo el cualquier párrafo, siempre se puede volver a empezar. Volver a sentir ese temblor que me produce tener tu cuerpo, tan lejos, y tan cerca, tan real y tan suave, tan tierno y cálido como esta tarde de domingo que una vez más transcurre a tu lado.

Una historia de tantas

Eran las 6 de la tarde. El cielo estaba gris. Tan gris, que si mirabas por la ventana te volvías gris tu también. Mi abuela tejía una bufanda de colores. El gato, frente a la chimenea encendida sin moverse. Mi madre en la cocina, de la que salía un olor a comida que te abría el apetito.
Mi abuelo con la radio pegada a la oreja, pues dice que así, la escucha mejor.
Mi abuela, se iba quejando: "la Navidad ya no es lo que era, no huele a Navidad".
Mi abuelo contestándole: "María, calla, shhhhh que no escucho la radio".
Mi madre desde la cocina diciéndole a mis abuelos: "siempre estaréis igual, no cambiaréis". Y riéndose luego.
Yo, desde mi sofá. Desde ese espacio que ocupo, mirándoles. Escuchándoles. ¿No es hermoso?. Para mucha gente esto sería una cárcel. Para mi es la mejor postal Navideña.
El día 31 a las 8 de la noche, suena la puerta: es mi Padre. Desde que llega mi Padre a casa la poca calma que hubiese en el hogar se pierde. Mi Padre empieza con sus historias. Es camionero. Le vemos muy poco. De hecho, solo le veo en los días señalados. Mi Madre dice que el mayor tiempo que ha pasado con mi Padre fue el día de su boda. Siempre nos reímos cuando dice eso, incluso ella misma ríe, pero luego, cuando nadie la ve llora. Llora porque le falta el cariño, ese cariño que te da tu pareja día a día. Llora porque le echa infinitamente de menos cada uno de los días que no pasa con el.

Por eso cuando llega mi Padre, mi abuelo se quita la radio de la oreja, mi abuela deja el punto, mi madre sale de la cocina, el gato se despierta y comienza a maullar como un loco. Y yo quito la mirada de mi libro, para mirarle a el.
El es grande. Si tuviese que elegir un hombre para casarme con el, tendría que ser como mi Padre. Una vez, una compañera de la Universidad me dijo que mi Padre tendría un amor en cada puerto, como los marineros. Le dije que no. Que mi Padre no era así, que mi Padre ama a mi Madre. Y que al igual que ella, el sufre la distancia que les separa.
Mi compañera me llamó ilusa. Y se rió con sus amigas, que según ellas, dicen conocer prostitutas que se la han chupado a mi padre en el camión, para reírse de mi, y de mi familia. Creo que se puede entender el porqué la mayor parte de los días los paso en casa, con mi familia. Prefiero el ruido que hace la radio de mi abuelo, al ensordecedor ruido que me causan las palabras de algunas personas.

Si, soy la única hija, claro, mis padres no tuvieron tiempo de hacer otro hijo. Normal.
Así que con las visitas de mi Padre, de mes en mes, somos felices.
Mi padre esa noche traía varias sorpresa. Una buena y una mala -dijo-.
Mi madre se sobrecogió, a pesar de haberle visto poco, le conoce. Y es que las madres son como Dios, que siempre lo tienen que saber todo.
Así que mi Padre habló, dijo: "La buena noticia es que me retiro, que dejo el camión y la carretera, y la mala es que me quedan pocos meses de vida".
Desde entonces todo cambió. En mi casa nada volvió a ser igual.
A los pocos meses de fallecer mi padre mi madre calló en una enorme depresión que la terminó postrando en una cama hasta el día de su muerte. Mi abuelo murió tras mi madre, le dio un ataque al corazón. El pobre murió con la radio pegada en la oreja.
Y allí quedamos, mi abuela, el gato y yo.
Un día, al volver de la universidad, mi abuela estaba haciendo punto. La saludé, y no me contestó. La volví a llamar y me seguía sin contestar. Mi abuela falleció, le había dado un derrame cerebral.
Me quedé inmóvil, buscaba el gato con la mirada. Solo quedábamos el y yo. ¿Quién seria el siguiente?.
Abandoné esa casa. La vendí. Mi familia me dejó un montón de dinero en herencia. Con el dinero que saqué de vender la casa, me compré un apartamento en el centro de Madrid. Con el dinero de la herencia terminé mi carrera y sobrevivía día a día sin necesidad de trabajar, con el fin de poderme dedicar 100% a la carrera.
Terminé : por fin era abogada. Y monté mi propio buffete.
Me acordaba mucho de mi Padre muerto. De que toda su vida la dedicó a trabajar, perdió tiempo de estar con su mujer, lo que mas amaba, con su familia su fuente de ilusión y vida. Una vez dijo que lo que le hacía apretar el acelerador solamente lo preciso eramos nosotros, su familia.
Gracias a él, he podido terminar mi carrera, tener un piso sin hipoteca. Gracias a mi madre, que todo ese tiempo que mi padre estuvo fuera, trabajando para ganar dinero, me cuidó. Nos cuido. A los abuelos, a mi padre en sus visitas a casa, al gato,a la casa, a mi.

Hoy soy una mujer de provecho, mi familia estaría orgullosa de verme. Pero lo único que queda de mi familia es el gato, y lo más importante: los recuerdos y el amor que me dejaron por dentro.
Necesito incorporar dos abogados a mi buffete. Entrevisto a varias chicas y chicos. Ninguna/o me gustan, no encajan con lo que busco.
Y cosas de la vida, que aquella compañera, la que decía que mi padre era como los marineros. Mi compañera de la Universidad, allí estaba, frente a mi. Desde que ve que quien la va a entrevistar soy yo se acojona. No sabe donde meterse. Yo, allí sentada, con mi traje gris oscuro. Mirándola tras mis gafas de pasta negras. Ella, vestida con un traje horroroso, de color azul.
Intenta no reconocerme. Hasta que yo rompo el silencio que ella guardaba para no sentir vergüenza, y le digo su nombre.
Ella al ser descubierta, no le queda otra que ser falsa conmigo. Me dice que se enteró de lo que le ocurrió a mi familia, que lo sentía mucho. Yo asiento con la cabeza, le digo un "gracias" sincero. Aunque todo lo que me dice me suene a falsedad.
Reúno todo el valor que no me falta y le digo:
"Aún recuerdo aquel día, en el que te reías con tus amigas de mi, de mi padre y de mi familia en general, cuando decías que mi Padre tenía un amor en cada puerto, y que las putas de carretera le hacían mamadas en el camión, pues mira... déjame que te diga que hoy, todo lo que tengo, es gracias a mi padre, a su esfuerzo. Gracias a mi madre por su paciencia. Y gracias a que yo, he sido buena hija, y he estado al lado de mi familia cuando me han necesitado".

Ella rompe a llorar: lo siento, me dice.
No, no tienes que sentir nada. Pues si algo bueno me enseñó mi padre en el poco tiempo que pude pasar con el, es "a ser mejor persona cada día".
Lo siento -repite-.

El silencio es bonito, tendríamos que aprender a escucharlo todo el mundo.

Si de algo estoy orgullosa es de la educación que mis padres me dieron. Gracias a ellos soy todo lo que siempre soñé ser.
Bueno, mujer -le digo a mi ex compañera de Universidad sonriendo- ¿preparada para firmar el contrato?. Empiezas mañana.

Su cara se iluminó.

Y yo quedé allí sentada en mi escritorio, con una foto de toda mi familia delante de mis ojos, que están a apunto de romper a llorar de alegría, emoción y felicidad.

Cuando cumplí un sueño

Eran las 5 de la madrugada. Llevaba varias noches soñando con lo mismo: Hospital Central. Un nombre se repetía una y otra vez en mi cabeza: Patricia Vico/ Maca.
En mi sueño la conocía en persona y le daba cuatro besos.
Sabía que se estaban rodando los episodios de la nueva temporada, por eso, a las 6 de la mañana empecé a meter tres o cuatro cosas en mi mochila, cogí el autobús y me fui hasta Madrid, directa a estudios Picasso. Tuve que coger un taxi para llegar hasta allí, pero llegué.

Cuando llegué pensé que todo aquello era una perdida de tiempo, pero que equivocada estaba. No había hecho más que empezar a cumplir mi sueño.
Dejé la mochila en el suelo y me senté sobre ella.
Abrí una caja de galletas, y fue en ese momento cuando las vi salir. Tiré las galletas al suelo. Dejé la mochila en el suelo, aplastada, con la forma de mi culo.
Me acerqué, dejé la vergüenza en casa, claro. Y les dije: ¿os puedo hacer una foto?.




Por sacar a Maca (para quien no lo sepa, la de la derecha) toda entera, casi me dejo fuera de plano a Esther. Les di cuatro besos a Maca, y dos a todos los que iba reconociendo de Hospital Central.
Con las prisas (porque ellos salían para tomar algo fuera) se me olvidó hacerme una foto con ellas. Es lo que tiene cumplir un sueño, que casi nunca lo cumples del todo.


POST ACTUALIZADO: Este post, era la inocentada para el día 28 de Diciembre. No he estado con Maca (¡¡que más quisiera yo!!), ni les hice ninguna foto, esa foto no es mía, la cogí prestada.

Un regalo hecho con cariño

Llegué a Barcelona y fue el primer trabajo que encontré.
He durado solamente 3 meses, porque yo he querido. Porque el sueldo era muy bajo, y por ETT, que cobras, tarde, mal y nunca.
Por eso decidí buscar otro trabajo. Y lo encontré cuando pensaba que no lo encontraría.
Cambiar ha sido duro. Decirles adiós a mis compañeros, que eran algo más que unos simples compañeros ha sido muy triste y difícil.
Pues el vínculo que creamos esa gente y yo era realmente especial.
Yo soy tímida, me cuesta hacer amigos. Me cuesta relacionarme con la gente. Pero con ellos fue todo muy fácil, sobre todo porque tienen ese "nosecomollamarlo" que no ves pero sientes, y sabes que con el tiempo, puedes acercarte a esa persona y convertirla en tu amiga..
Con la gente de ese trabajo había ese nosequé y mucho más.

Mi jefe era mi amigo, se pasaba el día haciendo payasadas, intentando hacernos reír con cualquier cosa. Como el trabajo era fácil y sencillo, teníamos tiempo para reír, e incluso tomar aperitivos entre hora y hora de trabajo.
En ese trabajó me reí lo que en ninguno. Conocí a gente que me emocionó realmente, y aún, después de irme de allí me siguen emocionando.
Quería tener un detalle con todos, con mis compañeros ya lo tuve, el día de la cena les declaré mi amor a todos. Y lloramos un rato porque nos hubiese gustado seguir siendo compañeros toda la vida. Y claro, el regalo de mi jefe estaba claro: para que diría que le gusta Betty Boop.

Me faltó tiempo para ir a comprar un lienzo y ponerme a dibujarle a Betty Boop.




Quería que tuviese algo realmente hecho por mi, no se, es como más especial.
Pero ellos si que son especiales.
Irremediablemente les hecho de menos.

La misteriosa mujer y la obra de teatro

Vi a Silvia por primera vez entrando al Bar. Recuerdo que cuando entró la espuma de la cerveza se agitó. Se acercó a la barra, me pidió un cortado. Y lo único que fui capaz de preguntarle fue:
-¿con leche fría o caliente?
Ella actuaba en una obra de teatro para todo el público en general. Desde que la vi supe que volvería.
Me pidieron de poner un cartel en la puerta de cristal de la cafetería. Accedí. La obra se llamaba: "Todas las cosas bellas". Y ella actuaba como protagonista, hacía de una mujer que perdía a su amado en la guerra y siempre pensaba que volvería vivo. La obra se desarrollaba en un escenario variado, oscuro y colorido a veces, donde intervenían otros actores dejando un poco a parte ese punto amargo y triste de la historia, y aportando risas.
La obra duraría 4 días. De 6 a 8 de la tarde se hacía cada pase. Y la cola, llegaba hasta mi cafetería. Ella venía cada día, por la tarde, se tomaba un cortado. Luego, en el descanso, se tomaba otro, y cuando la obra terminaba, se tomaba 3 cañas con 3 tapas, que yo siempre procuraba fuesen las más grandes.
Yo tras la barra conseguía fuerza y seguridad en mi misma. Por eso, el tercer día me atreví a hablar. Le acerqué el periódico y le enseñe el cartel de su obra. Salía ella, bastante guapa. Me preguntó que si me gustaría verla. Le respondí que sí, pero que no tenía tiempo, que yo trabajaba de 7 de la mañana a 9 de la noche. ¿Y no puedes cruzar un momento la carretera para verme? -me preguntó-. Ese "para verme" me conmovió. Y le dije que para verla cruzaba hasta una autovía en patines. Sonrío.
Al día siguiente me regaló dos entradas: toma, para que vengas a verme con quien quieras -me dijo-.
Fui sola. Cerré el Bar por dos horas y me fui a verla. Ella me saludó desde el escenario. Y yo pensé que si me saludaba, que si se acordaba de mi entre tanta gente, era porque yo le había gustado. Porque algo de mi le había llamado la atención. Lo pasé genial viendo la obra. Me encantó.
Cuando terminó me fui corriendo a abrir el Bar. De 8 a 9.
El Bar se llenó de gente. No daba a basto. Y estaba yo sola, entre la cocina y la barra. Con 5 bocadillos de lomo sobre la plancha y un montón de cervezas, refrescos y zumos por servir. Tenía que cobrar y cada vez que entraba a la cocina y salía tenía que lavarme las manos.
Silvia, llegó, como cada tarde-noche, a tomarse sus 3 cañas.
¡Vaya hoy estás a tope! -me dijo, alucinada-.
Me pilló de espaldas, cuando me giré ya no la vi. La busqué nerviosa con la mirada: mierda, se ha ido, mierda, yo quería charlar con ella un rato, pero con el Bar a tope, imposible.
Me giré para ir a la cocina, a terminar los bocadillos, y allí la encontré, dentro de la cocina.
Perdona que me haya colado, pero creo que te vendrá bien una ayuda -dijo, sonriendo-.
Había abierto la puerta y como si de su casa se tratase se había metido en la cocina a ayudarme con los bocadillos.
Esa noche, vendimos 23 bocadillos, un montón de cervezas, refrescos, de todo.
En una hora hice más caja que en todo el día.
A las 11 de la noche dije basta. Y empecé a cerrar la persiana. Ella estaba dentro de la barra conmigo, bromeando, riendo con dos clientes de toda la vida, que estaban apunto de irse. Que bromeaban, con : ¡que cocinera más guapa has contratado!, y cosas de ese tipo. Ella se reía. Y me preguntaba que más había que hacer.

Yo aún no había caído en la cuenta de que Silvia me estaba ayudando, casi sin conocerme, haciendo un trabajo, después de su trabajo. Y había caído en la cuenta, al mirarla y verla como se quitaba el delantal.
Cuando los clientes se fueron, ella y yo quedamos a solas.
La mire a los ojos, dispuesta a darle las gracias pero justo iba a hacerlo pegó sus labios a los míos. Nos fundimos en un beso tierno y dulce, con sabor a bocadillo y cerveza.
La empujé apoyando su espalda contra la barra de mármol. Pegué su cuerpo al mio. Encajábamos a la perfección. Era como si toda la vida hubiésemos estado esperándonos.

Me llevo a su hotel. Yo quería pagarle por su trabajo realizado en la Cafetería. Se negó. Me dijo que ese dinero lo gastase para ir a obras de teatro, que había que ir más al teatro.
Nos acostamos.
Por la noche me dijo que mañana se iba. Yo le dije que apenas nos conocíamos, que era la primera vez que me acostaba con una desconocida que horas antes me había ayudado en mi trabajo.
Sonrío.
Viniste sola a ver la obra ¿no tienes novia? -me dijo-.
Le dije la verdad, que no tenia. Me dijo que ella si, que su novia la estaba esperando en casa.
Y que mañana se reuniría con ella.
Yo quedé en la cama, desnuda, sin entender muy bien todo lo que había pasado.

Ella, al día siguiente se fue sin despedirse. Y yo quedé con su café cortado preparado sobre la barra, como una tonta. Pero no vino. Por la tarde, le preparé la cena y le eché una cerveza, pero el bocadillo terminé comiéndomelo yo y la cerveza en el desagüe. Porque tampoco vino.

Nunca se lo conté a nadie, porque pensé que todo había sido producto de mi imaginación, cuando le pregunté a un cliente que llevaba todo el tema relacionado con los eventos realizados en el centro cultural donde se había desarrollado la obra, que si el había ido a ver la obra de teatro.
Y me preguntó totalmente extrañado ¿qué obra de teatro?. Ahí no ha habido ninguna obra de teatro, llevamos toda la semana con el concurso de los pájaros.

Me quedé muda, sin entender absolutamente nada, porque en realidad, todo aquello había sucedido de verdad. Pero.. ¿dónde?

Le toca el Gordo y se lo roban

Nunca he entendido a la raza humana. De verdad que no. Y es que a veces me gustaría entenderla, lo juro, pero desde que lo intento fracaso.
¿Cómo es posible que a una mujer le toque el gordo, sí, el premio gordo de Navidad?. Esta mujer tiene un Bar, ¿vale?. Y yo me sigo preguntando, ¿cómo es posible que esta mujer organice una fiesta en dicho Bar, con el décimo de lotería metido en un bote y dicho bote detrás de la barra? (¡detrás de la barra señores!).
¿A caso la gente no piensa?. ¿No hubiese sido mejor callarse, cobrar el premio, ingresarlo en el banco y días más tarde montar una fiesta por todo lo alto con el dinero ya, en buen recaudo?.
¿Cómo es posible que el dinero nos vuelva tan locos?
¿O a caso esta mujer se ha auto-robado el décimo para no compartirlo con familiares?. Podría ser, la raza humana es tan extraña a a veces.

Pincha aquí para leer la noticia.

El día 31 de Diciembre

El día 31 es tu cumpleaños, además de fin de año.
Y yo no sé si mandarte un mensaje al móvil o no.
Lo de llamarte lo tengo descartado, porque cuando a una persona se le dice: "no te llamo porque no quiero saber nada de ti", esa persona lo mínimo que puede hacer es mantenerse en silencio.
Y sí, me mantengo en silencio. Y ese día no recibirás mi llamada felicitándote (como a mi me gustaría que fuese). Pero me gustaría poder enviarte un mensaje y felicitarte el cumpleaños y el año. Porque aunque no quieras mi amistad, yo si la quería. Porque aunque nuestra relación fuese un fracaso, yo te sigo recordando como alguien que me aportó muchas cosas buenas a mi vida, y con quien compartí tantas cosas buenas como malas.

Recuerdo que el día que mi Madre dejó de hablarme tu me dijiste: "tranquila, tu madre necesita tiempo y tu también, pronto todo volverá a ser como antes". Yo me moría de ganas de volver a hablar con mi madre, de poder ir a verla como siempre hacia, y poder compartir tiempo con ella, y me desesperaba y te decía que no tenías razón que mi madre nunca me volvería a hablar. Y un día, mi madre y yo volvimos a tener mejor relación, incluso, que antes. Y recuerdo que te dije: "tenías razón" y te sonreí.
Por eso, el mejor regalo de Navidad que podrías hacerme sería que volvieses como volvió mi madre. Porque lo único que me gustaría tener de ti es tu amistad. Poder llamarte, si no ahora, con el tiempo y saber que tal te va la vida: como está tu sobrina, tus padres, tus hermanos. Saber que es de tu vida. Si has cumplido tus sueños.

Y no hay nadie. Nadie que me diga que algún día todo volverá a ser como antes contigo.

Te mandaré el mensaje, aunque no sirva para nada, aunque lo borres y ese día me odies y me dediques un mal pensamiento, quizá, no lo sé.
Dará igual. Habrá merecido la pena.

Despediré el año ENAMORADA

Este año ha sido sin duda el mejor año. Porque aparte de conocer a alguien que me ha cambiado la vida. Alguien con quien cada día aprendo a querer, a compartir, a sentir: a amar.
Aparte de eso, este año, se cerró una puerta y se abrieron 100 ventanas.
Intuyo el 2008 como un año que supondrá crecimiento, cambios y felicidad, en nuestras vidas.
Lo intuyo como un año mágico y lleno de sorpresas y emociones, que sin duda alguna, merecemos.
Este año lucharé por mis sueños. Y por hacer realidad los tuyos. Y por hacer realidad los de las personas que quiero.
Este año que ya mismo comenzará. Justo después de la uva número 12 que tanto tu como yo nos metamos en la boca, la noche del día 31.
Y a partir de ahí empieza un nuevo año. Una nueva etapa.
Un nuevo año que quiero empezar a abrir, a descubrir, poco a poco solo contigo: por la mañana al despertar, por la tarde, cuando llegues a casa después de trabajar, por la noche, justo después de ese beso de buenas noches y ese abrazo que nos lleva al sueño.

Hoy me decías, que el día 1 de Enero hacemos 7 meses. Y yo, cada día que pasa tengo más claro que eres tu a quien quiero cuidar y prepararle muchas cenas mas (como por ejemplo, la de esta noche) el resto de mi vida.
Por eso te mereces este post, y cien post más mejores que este: por serlo todo para mi, por ser mi sueño hecho realidad y mi futuro, ese en el que quiero que tu y yo estemos dibujadas todo el rato.

Feliz Navidad,
os desea:

una enamorada

Os hablo de ella....

Como explicaros que la conocí. Que la conocí como se conocen dos protagonistas en una película de amor. En una película de esas, que sales del cine pensando en lo mucho que te gustaría que eso te sucediese a ti. Pero no te pasa: y no te pasa porque es una película. Y en las películas todo es bonito, hasta que gana el malo, o la chica guapa te deja por otro. Y la vida real es otra cosa: la vida real, además no tiene final, hasta que mueres, claro.

La primera vez que realmente la vi, ella salía de un taxi. Y no supe que decir. Sólo sé que cuando la miré, por primera vez a la cara, supe que era la mujer que había estado buscando todo el tiempo. Supe que estaba atrapada por esa magia llamada : amor.
Y no supe que decir, sí, y casi me tropiezo con mis pies. Y casi no se entrar por la puerta del hotel. Y todas aquellas palabras que había ensayado días atrás no sirvieron de nada, porque se me olvidaron desde que la vi. Aún así dio igual, porque aquellas palabras no habrían servido, no habrían estado a la altura de semejante belleza.
Porque ella, era la mujer más bonita que había visto en la vida.
La primera fase, pasó: verla salir del taxi fue la 1º parte.
La segunda fase y la más difícil llegó luego, una vez dentro de la habitación. Yo no sabía como acercarme para darle un beso: el 1º beso. Desde luego, tendría que haber un manual, o una guía o algo así para estos casos.
Las personas tendríamos que llevar incorporado un piloto rojo en nuestra cabeza, y que cuando sintiese ganas de besar o ser besado se iluminase intermitente.
Pero no había piloto. Y yo no sabía si acercarme o no.
Yo pensaba que podía no gustarle tanto. Que quizá no era todo aquello que ella se había imaginado. Aún así ya era tarde, estábamos en la habitación de un Hotel: fabuloso hotel, por cierto, y lo único que podíamos hacer era dejarnos llevar. Y nos dejamos llevar.

En la habitación todo era automático. Menos nuestros sentimientos. Nuestros sentimientos eran los mismos. Y quise morir cuando hicimos el amor por primera vez. Quise morir porque había descubierto que el olor de su piel me gustaba. Que el sabor de su boca también. Que sus caricias eran mejor de lo que mi cabeza había sido capaz de imaginar.
Y teníamos tres noches, tres noches por delante.
Lo recuerdo todo, ahora, como un sueño.
Era todo como la típica historia que te cuenta una amiga y que tu piensas: "qué exagerada". Pero no, no exagera: se queda corta.
Es que hay cosas que se tienen que sentir para poder entenderlas.
Y el amor, es una de ellas.

Y desde aquel día a mi me tocó: la mayor lotería que le puede tocar a alguien.
Desde aquel día duermo al lado de mi tesoro más valioso. De lo que ahora, más quiero en este mundo. De ella.
Duermo al lado de ella. Y cada vez que despierto en la noche, la busco. La busco con mis manos y mi nariz. Me acurruco en su espalda y aspiro su olor, hasta quedar de nuevo dormida.
A veces lloro como una tonta, porque tengo miedo de que un día alguien me la arrebate y todo esto se rompa. Tengo tanto miedo de eso, que no quiero pensarlo. Pero a veces, se piensan estas cosas. Porque a veces la miro y me veo pequeña a su lado. Porque a veces la miro y confieso que me gustaría ser mucho mejor para ella.
Porque no quiero que un día decida dejarme por que ya no le hago bien el amor, o porque soy una sosa y aburrida, o porque ya no le toco la espalda como antes, o porque no le digo las veces suficientes, te quiero.
Si me deja, que sea porque simplemente me ha dejado de querer, o porque otra, que no soy yo ha tocado su corazón. Entonces, me quedaré llorando, y esperando el tiempo prudencial por si regresa de nuevo, a mi lado.

No me dejes nunca -le quiero decir-. Pero que cobarde soy, eso solo pueden decirlo los valientes.

El día de la SALUD

Hoy es el típico día, en el que todo el mundo pregunta: ¿Qué, te ha tocado la lotería?. Y todo el mundo responde: ¡¡no, pero mientras tengamos salud!!. Me pregunto porque todo el mundo dice eso. ¿Acaso la salud suple al dinero?. En los tiempos que corren no, lo siento, pero no.
Si no tienes dinero y tienes salud: lo único que vas a hacer es seguir trabajando. Y si te toca la lotería, tu salud incrementa, porque os aseguro que mucha gente dejaría de sufrir cada fin de mes. Y sus problemas dejarían de ser problemas.
Porque venga, seamos sinceros, que es NAVIDAD, ¿no da el dinero la felicidad?. Pues claro que sí. El dinero, en los tiempos que corren, lo da todo. Con dinero tienes poder. Ligas más. Controlas más tu vida. Si te toca la lotería, tu trabajo, es una mierda: lo cambiarás para dedicarte a algo que te guste, eso a lo que siempre te has querido dedicar, pero como no podías permitirte el perder tu asqueroso trabajo, te resignabas a él. Pero desde que te toca la lotería, puedes dejar tu trabajo, decirle adiós a tu jefe. Decirle que se meta tu sueldo por el culo y marcharte con la cabeza bien alta.

Por eso hoy me jode que todo el mundo diga: NO ME HA TOCADO PERO TENGO SALUD. Porque a todo el mundo, en realidad, nos gustaría decir: NO ME HA TOCADO, VAYA MIERDA, SIGO SIENDO POBRE, Y MIENTRAS, HAY GENTE POR AHÍ CON LA CUENTA BANCARIA REBOSANDO DE EUROS. VAYA MIERDA, OTRO AÑO MÁS QUE MIS ILUSIONES SE VAN A TOMAR POR SACO. QUE ENVIDIA ME DA LA GENTE QUE HOY TIENE EN SU PODER UN PREMIO DE LA LOTERÍA.
Pero claro, somos demasiado orgullosos, no podemos decir eso preferimos, auto-consolarnos, mirar la televisión y sentir envidia y callarnos, y decir: el próximo año será.
Otra frase típica, de gente luchadora es:
"BUENO, TODAVÍA QUEDA EL SORTEO DEL NIÑO".
Sin saber, pobres ilusos, que el sorteo del niño, seguirá sin tocarnos, y otra vez, la frase del millón: "no pasa nada, mientras tengamos salud".
Y sigo pensando que mentimos.
Porque yo, os aseguro, que sería infinitamente más feliz con el premio de la lotería en mi poder, que sin el. Por eso que este año, lo siento, pero ME ALEGRO QUE EL GORDO, EN ALGUNOS SITIOS, NO LO HAYA COMPRADO NADIE.

Porque así, nuestras envidias, serán menores.


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A caballo regalado no le mires el diente [o algo así] Y FELIZ NAVIDAD

Mi primer lote de Navidad me lo dieron en un Bar en el que trabajé durante 6 meses. Estaba muy bien, había buena gente y cada mes cobraba 900 euros.
Llegó la Navidad, de aquel año, (la anterior no, la otra) y nuestro lote de Navidad, fue:
Una caja de polvorones, una botella de cava, del malo, y café en grano (vete a saber como pretendía mi jefe que me hiciese el café sin regalarme al menos, un mini-moledor de café). Todo eso metido en una bolsa de plástico, que recuerdo, olía a perros muertos (la bolsa).

Por eso, este año, veo los lotes que le dan a la gente en sus empresas y me tengo que quitar el sombrero y limpiarme la baba que se me cae al contemplar tanto glamour.
Y yo, este año, no me quejo, porque mi regalo de Navidad ha sido sin duda alguna: el trabajo que tengo. Y sí, he tenido lote: una botella de cava (del bueno) y dos turrones (del bueno) todo eso metido en una bonita caja de cartón de color azul, y dentro, un calendario de la empresa donde resaltan los días festivos, y me recuerda, que el año que viene, el día 25 y 26 caen en Jueves y Viernes respectivamente, y aquí en Barcelona será fiesta, lo cual quiere decir, que menudo puente voy a pillar, para irme, por ejemplo, a Granada, a ver a mi familia y a pasar parte de la Navidad con ellos.
Todo esto, contando con que siga en ese trabajo. Que espero seguir, porque estoy contenta, con el trabajo, con mis compañeros tan especiales, con mi jefa y con el lote que me han dado, que por cierto ojalá pudiera llevarlo a mi casa por Navidad. Decirle a mi Madre: mira, mamá, mira lo que me han dado en el trabajo y brindar con cava por la vida, que acaba de empezar, y por las cosas buenas que están por llegar.

FELIZ NAVIDAD A TODOS.

No se que escribir

¿Porqué estás un Jueves a las 00:00 de la madrugada, con frío, delante del ordenador?
Es sencillo: mi novia está en la cena de empresa. He quedado sola, y he pensado que el mejor sitio para pasar el rato sería delante del ordenador buscando cosas absurdas en Google.
Tengo el pie abierto: me duele.
Tengo frío, pero eso creo que ya lo dije antes.
No tengo ni idea de que escribir. Estoy extasiada por la Navidad. Creo que estas luces, ese olor a Navidad que hay por todas partes, y el saber que dentro de unos días "habrá gente millonaria, descorchando botellas de champage", me quita las ideas de la cabeza, para escribir.
O será sencillamente que me he quedado sin ideas. Pero no sin ganas de escribir, eso nunca. Que es muy diferente una cosa que otra.
Ya vendrá. Ya volverá la inspiración por alguna parte.
A partir de mañana a las 2 de la tarde, volverá. Y estaré aquí, delante del ordenador para escribir todo lo que no he escrito hace días.

(Esto es un post muy tonto de buenas noches).

Cuando piensas en cambiar a tu novia por otra

Esta mañana se me ha antojado un chocolate caliente. He ido al mismo sitio donde me suelo comer el menú que está tan bien de precio. Entro allí, pido el chocolate, me siento en mi mesa y como siempre, desde ahí observo cada cosa que se mueve.
Miro a la chica, a la que me ha servido el chocolate. Es nueva; la están enseñando como se debe de cobrar, atender a la clientela, e incluso servir un café. La chica se muestra algo torpe e insegura. Yo la miro: comprendo su inseguridad. Podría adivinar lo que en esos momentos piensa.

Yo antes fui ella. No hace demasiado tiempo. Yo era quien aprendía, quien cobraba cafés y los servía, quien aguantaba a jefes odiosos, quien me tenía que morder muchas veces la lengua.
Quisiera acercarme a ella, preguntarle que hace trabajando aquí. Pero no hace falta, porque está aquí por el mismo motivo que yo estuve en su día: porque nuestra familia, sociedad, e incluso amigos, a veces, nos hacen sentir que no servimos para otra cosa, más que para dedicarnos a algo que no nos termina de gustar, pero que es el trabajo más accesible. Y se equivocan. Nos equivocamos.
Sal del bar. Tienes 27 años. No tienes más estudios que EGB, da igual. Ahora, en trabajos como el mío no te piden estudios, solamente que sepas manejar un ordenador y que tengas ganas de trabajar: el resto te lo inventas.
La miro mientras recoge los vasos, mientras limpia la mesa. Quiero gritarle. Quiero decirle que deje de quitar la mierda de otros. Que se busque otro trabajo. Que es posible. Que yo pensaba que no existía el trabajo que tengo ahora: de 9 de la mañana a 6 de la tarde, festivos y fines de semana libres. Con mejores condiciones, mejor contrato.
Deja de quitar mierda, deja...deja... ¿Nadie se lo dice a esta mujer o qué?. Cuando yo le hablaba a mi familia de trabajos como el que tengo ahora, mi familia me decían que eso no existía. ¿Te dice tu familia lo mismo?.
No tienes que tener la carrera de Derecho o empresariales para trabajar en una oficina.
Se tú quien vayas a tomarte un café a esta cafetería. Que te limpien la mesa a ti. Disfruta de la vida. La hostelería es el trabajo más duro que existe. En el que tu trabajas cuando todo el mundo se está divirtiendo, porque te tocará trabajar festivos y fines de semana. Sal de esta cafetería corriendo. Le repito mentalmente una y otra vez.

Solo me falta acercarme a ella y decirle: ¿Si yo he conseguido salir de la hostelería, porque no lo ibas a conseguir tú?. Vamos, sal de aquí y manda a tomar por culo a la tía borde que te está enseñando como se ponen los cafés, como se utiliza la máquina registradora, y cuanto de amable has de ser con los clientes. Quítate ese horroroso delantal y vete, pega un portazo. VETE.
Piensa: que será de tus piernas de aquí a unos años. Que será de tu tiempo libre, de tu vida.
Usa una pregunta que me sirvió a mi, y que me la hizo mi tía, la primera persona (y casi única) que me animó a dedicarme a otra cosa, me preguntó:

¿Te imaginas con 50 años detrás de la barra de un bar?

Mi respuesta ya la sabes.
Por eso lo dejé.
Por eso: vete.


Y la segunda parte de este post:

Hace días una idea rondó mi cabeza. La de cambiar a mi "novia2" por otra. Sí, lo que leéis. He llegado a pensar que ella no me llena del todo. Porque he conocido a otra, del mismo color (por cierto), que sinceramente proporciona más entretenimiento y más risas. Lo que pasa que llevo con ella, con la que es mi "novia2" casi dos años (creo) siempre fui muy mala para las fechas.
Aún la miro, y siento amor por ella, por eso me cuesta dejarla. Pero es que... pienso en la otra, y la cabeza se me llena de ideas locas.
No se que hacer, de verdad. No se si dejar a mi "novia2" por otra, o no.
Porque creo, que si me planteo en dejarla es porque algo se ha roto entre las dos. Entonces si estoy con ella sentiré que la estoy engañando, porque estaré pensando en la otra.
Pero es que sé que con la otra, podré salir de marcha e incluso compartir más cosas con sus otras amigas, que son iguales que ella de preciosas y entretenidas.
Tengo un dilema en la cabeza.
Porque sé que si la dejo, los primeros días serán difíciles, porque la echaré de menos, pensaré que me he equivocado y todas esas cosas que se piensan cuando dejas a tu novia. Pero también se que si tengo a la otra, estaré tan entretenida jugando con ella, a por ejemplo el juego de "¿Quiere ser millonario?, totalmente en español", (que hoy he visto que existe) que es probable que no la eche tanto de menos.
Y total, el amor, tarde o temprano se termina, y yo creo que ya se ha terminado. Que la miro y no es amor verdadero lo que siento por ella, porque si no, no pensaría estas cosas.
Os pido ayuda, vuestro consejo me ayudará a terminar de tomar la decisión.
Os las presento:

Mi "novia2" (la actual):






La ¿futura? "novia2" (por la que quiero cambiar a mi "novia2" actual):




Nota: Lo de cambiar es relativo, yo haría lo siguiente: iría a una tienda donde compran consolas de segunda mano, o la vendería por el eBay, donde me comprarían mi psp (hasta unos 120, o incluso algo más,creo que me darían, (con un juego incluido que es difícil de conseguir y la tarjeta de 2 GB ), y luego, después de reyes, saldría a la calle, y me compraría la NDS Blanca.
La idea surgió desde que me he dado cuenta que me gustan más los juegos de la NDS que de la Psp. Y también, porque mi novia tiene la NDS y pensé que podríamos jugar a dobles a algunos juegos y sería bastante divertido.

Bueno, pues lo dicho, que aceptó opiniones.
¿Qué hago? ¿la cambio o no la cambio?

La quiero

Ayer, cuando estaba apunto de quedarme dormida pensé: Tengo que escribirle a mi novia el poema más bonito jamás escrito por nadie. Esta mañana, cuando antes de irse a trabajar me ha mirado, con esa cara, con la cara que me mira siempre: de eterna enamorada.
Porque cada vez que me mira no hace falta más que leerle los ojos para saber que está pensando en lo mucho que te quiere.
Me ha mirado, y he querido escribirle algo bonito, pero el trabajo, como siempre, nos saca de nuestros sueños. He tenido que ir a trabajar, por lo que no me ha dado tiempo de escribirle nada.

Nosotras somos una pareja extrañamente curiosa:
No somos extremadamente sociales, las dos, por eso, hay días en los que nuestro mejor plan se convierte en : cena en casa, ella en su habitación jugando al warcraff.
Y yo en el estudio, escribiendo o al menos intentándolo.
Mucha gente podría pensar que de esta forma la relación se termina jodiendo, porque no pasamos demasiado tiempo juntas, y todo ese tipo de cosas que se pueden pensar desde fuera.
Pero es que, cuando pasas demasiado tiempo, es cuando se jode.
He de decir también que todo eso es maravilloso, porque la una y la otra respetamos el espacio de ambas: y eso es amor. Dar espacio a la persona que amas es saber amar.
Ella tiene sus pasatiempos, yo no soy nadie para arrebatárselos. Yo escribo, ella tampoco es nadie para cualquier día de estos incitarme a que no escriba tanto.
Ella me quiere: lo se, porque de no quererme con la cantidad de cosas que escribo en este blog, y fuera de él, si no me comprendiera y aceptase tal cual soy, ya me habría dejado hace algunos meses.
Y yo la quiero a ella. Porque ella es esa parte que a mi me falta, y que a la vez poseo. Es esa persona que cada día, aunque el mundo se esté derrumbando, se queda a mi lado.
Cuando ella está triste, la busco, y le intento hacer sonreír, y creo que lo consigo.
Cuando yo estoy triste, es ella quien viene a mi sin yo decirle nada, y me sonríe, y me canta, o me baila, y me invita a cenar o a ver una película, o a cualquier cosa de esas que sabe que me gustan.
Hace unos días le regalé la Nintendo Ds lite, en color negro y una funda para la misma color azul de Pokemon. Es el regalo que le hago por Navidad. Aunque sí, alguna sorpresa más va a caer, pero aún es secreto. Y aún ella, me está dando las gracias. Y me hizo más ilusión verle la cara que puso, y el agradecimiento que me ofreció, que cualquier regalo que me hubiesen podido hacer a mi.
Ella me regaló a mi unas zapatillas de andar por casa de la pantera rosa y un iPod shuffle de color azul, que cada mañana me llevo camino del trabajo y voy cantando y pensando en ella, aunque suene a cursilada total. Me da igual.

En un momento de tu vida se te aparece una mujer: La mujer de las decisiones

Cuando pasas de los 25, se te aparece una mujer vestida de azul. Es la mujer de las "decisiones".
Esa mujer se aparece pocas veces en tu vida: después de los 25, después de los 35 y después de los 50. Ella solamente aparece frente a ti. En ese momento caes en una especie de inconsciencia, y vas viendo todos los posibles destinos, que podrías haber tenido de haber elegido un camino u otro.

Vi los míos. Y pude ver, que todos los destinos posibles, elegidos por una decisión, tenían cosas buenas y cosas malas. Pero el que más me gustaba era el destino que había elegido.
Le di las gracias a la mujer. Que me dijo: "A mi no me tienes por que dar las gracias.Tu destino, lo elegiste tu sola".
He de decir que me dio miedo. Que me pilló en el cajero de La Caixa y que todo aquello ocurrió en tan sólo 1 minuto, que pareció mucho más tiempo. Porque como os digo, vi todos aquellos posibles destinos, uno tras otro.
No quiero volver a verte -le dije a la mujer-.
Me preguntó que yo era libre, que podía elegir volver a verla o no.
Elegí que no.
No quiero volver a verte, porque tome la decisión que tome, siempre estaré orgullosa y satisfecha de ella.
No volveré -me dijo ella-. Y desapareció.
Quede tonta. Cuando salí del cajero estaba confundida, es que hasta perdí la noción del tiempo. Luego, cuando llegué al trabajo hice repaso de lo que había pasado.
Entonces sonreí.

Me alegro de que aquella mujer no se apareciese antes, porque quizá me hubiese visto condicionada a la hora de elegir una cosa u otra. Me alegro de haber elegido yo sola, sin ver nada: ni destinos, ni nada.
Sin que nadie me diga: si eliges ese camino te pasará esto, si escoges aquel otro te pasará aquello.
Porque de ser así, creo, que tendríamos serios problemas, porque seguramente no querríamos ninguno, o los querríamos todos, o no sabríamos cual elegir, porque todos tienen sus cosas buenas y malas.

A la caza de pervertidos.

Navegan por Internet, buscando a nuestros hermanos, hijos, sobrinos: a los peques del hogar.
Se aprovechan de su corta edad, y de su afán por descubrir cosas nuevas.
Son: pederastas, gente pervertida que navega por la red en busca de morbo, diversión: y algunos la experiencia nueva con un menor.

Lo que ocurre es, que ahora, en Internet habitan héroes, que actúan para darles una buena lección a estos pervertidos.
Entrad en esta página web del youtube.
Mirad los vídeos, y luego ya me contáis que os parece.

Cuando te dicen cosas agradables en el trabajo

Nos hemos escapado 10 minutos antes del trabajo, cuando el jefe no nos miraba, por lo que he llegado a casa en un tiempo record , a las 18:15 ya estaba en casa. He llegado a casa temblando, al principio he pensado que era por que tenía un poco de hambre, luego he pensado que era la regla que me había llegado o está al llegar. Pero cuando me he sentado frente al ordenador con un tazón de leche, colacao y cereales, después de comérmelo, y haber leído la mitad de páginas que visito a diario, haber ido al baño, y comprobado, que la regla aún no a bajado.. he descubierto que lo que tenía era mono, mono de escribir.
He caído en la cuenta de que llevo todo el día pensando en escribir. Con ideas en la cabeza, con montones de historias, mezclándose entre sí. Yo estaba temblando porque necesitaba ESCRIBIR. Escribir es mi droga, mi vicio: no puedo vivir sin escribir. Si algún día tuviese que dejar de hacerlo me suicidaría, me quitaría la vida sin pensarlo.

Hoy ha sido un día maravilloso en el trabajo. Mi jefa (y es raro que una jefa te diga esto) me ha dicho que todo el trabajo que yo sola he realizado en los días de ayer y hoy está PERFECTO. Que trabajo con una rapidez absoluta, que le gusta.
El caso es, que ante mi asombro no he podido evitar reconocer que me empieza a caer bien mi jefa. La he mirado con ojos tiernos, y he evitado decirle cualquier cosa que sonase a prepotente, dejaremos las cosas como están -he pensado- y he proseguido con mi tarea.
Con mis compañeros las cosas andan mejor. Ya vamos intimando algo más. Lo que ocurre es, que ellos pasan el tiempo libre en el Bar, y a mi el Bar me abruma. Necesito respirar el aire frío, ver el sol y ver, como no, a mi amiga: la vieja podrida (como le gusta que le llame de forma cariñosa).


Me acerco a ella, desde lejos, le tomo esta foto:





Me acerco a ella: ¿Y este paraguas?.
Me contesta:

"Siéntate aquí hija, mira, este paraguas me lo regaló una mujer una mañana en la que estaba lloviendo a mares, esta calle estaba toda llena de agua: el mar, creo que se parecería a la calle, ese día. Nunca he visto el mar, por eso te lo digo. La mujer me vio sentada aquí, tapada con bolsas, se acercó a mi, y me dio su paraguas. Desde entonces, este paraguas y yo somos inseparables, en verano me tapa del sol, y en invierno me tapa de la lluvia y del aire. Hoy me tapa el aire, hija, mira que aire hace, ven, refúgiate aquí tu también, si quieres....."

Por un momento esa vieja deja de ser una vieja. Ahora es mi amiga, es la amiga a la que cada día voy a ver y encuentro. ¿Quieres que te invite a comer?, ahí enfrente. Si quieres te invito a comer. La vieja me mira de forma extraña y me dice:
"hija yo no puedo entrar ahí, a mi no me dejan entrar en ese sitio, ni en ninguno, porque donde entro yo, entran mis carros y mis bolsas, y con ellos me es más imposible entrar todavía.
La verdad es que me quedo varios segundos pensativa, pero la comprendo. Por eso le digo que le voy a traer la comida al banco. Me sonríe, la idea le parece genial.
Le llevo la comida, y le digo: mientras comes tú, yo comeré dentro, porque he visto que hay unos menús interesantes. La vieja me dice que perfecto.
Pido mi menú, me siento en una mesa.
Por 6,75 euros comes genial:



He comido mirando por las cristaleras del sitio este donde he comido: veía a la vieja, sentada, comiendo también la comida que le he comprado.
Ha sido bonito verla comer.

Hoy tengo la cena con mi antigua empresa: una cena que ya estaba firmada y pagada. Y es inevitable decir, ahora, que no voy. Aunque he de reconocer que hace frío, y que a mi me apetecería quedarme en casa, hacer crepes salados y dulces para cenar. Estar en plan tranquilo. Pero he de ir a esa cena, porque aparte de estar ya firmada, tengo ganas de ver a mis antiguos compañeros, por eso, que sé que lo pasaremos bien y nos reiremos mucho.

Mmmmmmm, y creo que han cogido mi psp, cosa que odio que hagan: porque si cogen mi psp es como si me cogen mi cepillo de dientes (AGGGGGGGG) solo dejo que coja la psp mi novia.

La vieja "podrida"

El metro, nos come, cada mañana, con su enorme boca. Entramos, como podemos, en el vagón, y un hombre cruza de milagro las puertas: nos empuja. Como si su vida dependiera de entrar, o no, en el vagón.
Bostezamos para no dormirnos en nuestra rutina diaria.Con música para mantenernos despiertos.
Gente, que como tú, cada mañana se tira de la cama para ir al trabajo: para enfrentarse con la vida, con los ojos bien abiertos.

Cada mañana, desde hace tres mañanas solamente, acudo a mi cita diaria, a una pequeña plaza, que creo no tiene ni nombre, hay tres bancos, uno de ellos está roto.
Me siento en uno que está al lado de otro banco, en el mientras me como el bocadillo y miro a la gente pasar. Y el sol me cubre por completo y me calienta el cuerpo y el alma.
Hoy, la he conocido a ella. Una mujer mayor, a la que llamo: vieja. Porque ella misma me a dicho que es una vieja: una vieja podrida (según ella).
Me he sentado junto a ella. Nadie se quiere sentar a su lado, de echo, hay dos bancos juntos, y ella ocupaba todo un banco, el otro estaba libre, y en el me he sentado yo.
La mujer llevaba como pertenencias únicas y exclusivas: dos carros de la compra, con las ruedas medio rotas, y repletos de bolsas.
Al sentarme a su lado me ha mirado, y yo he hecho lo mismo: la he mirado, porque es imposible no mirar a esa mujer, porque aunque en Barcelona haya millones de personas como ella: esta era especial.

Y ha comenzado a hablar conmigo, sin yo decirle nada:

"....el frío no nos mata niña, el frío nos hace sentirnos vivos. Mira...mírame, yo vivo algunas noches en los portales, de los que no me echan, porque soy una vieja podrida, una vieja jorobada y podrida. Esto.. ( y señala sus dos carros) ..esto...forma parte de mi casa. La gente piensa que no se hablar, que soy tonta, o loca a parte de estar podrida, pero no se me escapa una. Creo que por eso sigo viva. Mi casa es la calle, este banco de madera es a veces, mi cama, en verano. En invierno tenemos albergues, tenemos portales, e incluso contenedores, pero ahí es muy peligroso, aunque te tapan muy bien del frío.
Esto... (y saca mantas de dos bolsas) esto son las fundas de mi cama, mira... mira que bonitas, me dan calor cada noche, esto es un tesoro, por eso no puedo dejarlo en el albergue, porque me lo quitan, me lo quitan, ya me lo han quitado alguna que otra vez.Y he tenido que dormir casi muriendo de frío. Pero sigo viva, soy mas dura que el acero. Que ésta joroba, niña, esta joroba es de trabajar y de tener que bajar muchas veces la cabeza y el cuerpo para sobrevivir. Niña, que te voy a contar, seguro que tienes abuelos. ¿No tienes? pues ya tienes una abuela. Una vieja podrida, que tiene la casa más grande, nadie tiene una casa tan grande como yo: mira ( y señala las calles, los coches, el cielo) mira que grande es mi casa...."

Tengo que dejar de mirar a la vieja. De escuchar a la vieja, porque estoy llorando. Me pongo las gafas de sol. Pienso: maldita vieja que me ha hecho llorar y todo. Ojalá tuviese dinero para poder ir y comprarle algo a la vieja. Darle dinero a la vieja para que se lo gaste en lo que quiera. Para que se compre otro carro, que a uno de ellos se le ha roto una rueda y le cuesta trabajo hacerlo andar. Pero no tengo un céntimo: cruzo la carretera. Voy al banco a pasar la cartilla, si he cobrado le daré a esa vieja algo de dinero: será su regalo de Navidad. Pero no he cobrado.
Cuando vuelvo, una mujer que estaba sentada delante mía, mirando a la vieja, ha escuchado toda la historia, y creo que emocionada se ha acercado a ella. Le va a comprar comida (o eso veo y algo escucho) : me alegro que lo haga, yo habría hecho igual de tener dinero.

La vieja espera, a la mujer, que ha ido a comprarle comida a una cafetería que hay enfrente.
¿Te puedo grabar en vídeo? -le pregunto a la vieja-.
No niña, no me grabes, no me gusta la televisión.Me hace más podrida de lo que soy.
Sonreímos. La vieja a pesar de todo sonríe. Que gran ejemplo para toda la gente que en ese momento nos rodea, incluida yo.

Por eso, cuando no mira, me alejo un poco y la grabo, para enseñaros a la vieja que esta mañana me ha enseñado una gran lección: "Que no por mucho tener se es más feliz". Y me he sentido como una estúpida, porque estoy todo el día pensando en comprar cosas, en el dinero, en que no puedo hacerle regalos a nadie, con lo que a mi me gusta hacer regalos: porque ahora mismo el dinero me viene muy justo. Y la vieja me ha enseñado hoy, una gran lección: que lo importante es seguir vivo: seguir sintiendo, respirando el aire cada mañana, aunque no tengas esa cosa material, o ese dinero en el banco, que tanto te gustaría.

Aquí os dejo el vídeo que he preparado para compartir con vosotros:


Soy un desastre

Imagínate que descubres que eres GILIPOLLAS, y que por GILIPOLLAS y no preguntar las cosas en su debido momento, descubres a su vez: que en la entrevista te dijo tu jefe que "percibirías 900" y ahora, cuando llevo dos días trabajando en la empresa, me doy cuenta, haciendo cálculos por Internet, que si tengo 14 pagas, mi sueldo mensual no llegará ni a 700 euros.
Entonces, ahora, digo yo: ¿me corto las venas, o me las dejo largas para que me hagan de soga y ahorcarme luego?

¿Qué hago? ¿Se lo cuento a mi novia, para que me recuerde que SOY GILIPOLLAS? ¿O espero a que lea este post y me lo diga igualmente?
¿Espero a principios del mes que viene a ver que cobro, porque ahora me da un palo enorme preguntarle a mi jefe que voy a cobrar, pues cuando me tomó los datos (ayer) me dijo: quedamos en que cobrarás 900 euros, - apuntó en un papel haciéndole una pequeña raya por debajo a la cantidad-.

Vaya pedazo de mierda, y yo que pensaba que había encontrado OTRO TRABAJO DE MIERDA, pero con mejores condiciones. Y yo que pensaba que había mejor vida después de la ETT, y no, voy para atrás comos los cangrejos.
Lo que pasa que yo no voy al mar, como ellos. Yo voy directa a: hundirme en la miseria.

Que desastre soy.

...

Todos los trabajos son una mierda

¿Alguna vez has conocido a alguien que diga gustarle su trabajo?.
Mentira. Esa persona no existe. Y ese trabajo tampoco.Yo una vez dije que mi trabajo me encantaba: mentí.
Mentimos para hacernos creer a nosotros mismos lo que nos gustaría que en realidad ocurriese.
Pero en realidad, cada mañana, vamos a nuestra mierda de trabajo, a intentar pasar las horas lo mejor que se puede.
Mi anterior trabajo era un chollo, en cuanto a sueldo/trabajo/compañeros se refería.
Mi nuevo trabajo es, por ahora, un suplicio. Empezando por el programa con el que trabajo, que me pierdo por el como por las calles de Barcelona. Luego mi jefa, que no se porqué pero creo que debe pensar que soy una negada total. Los compañeros, que van cada uno a su rollo. Por lo que yo, he optado por lo mismo: a mi rollo.

Eso sí, este trabajo, es si cabe más entretenido que el anterior. Se aprende y se mete la pata, también, si te descuidas, y la reprimenda puede ser terrible.
Me van a pagar más, o eso espero, que luego no mire mi nomina y me quede con cara de incauta total. Ya veremos.
A nadie nos gusta nuestro trabajo. Porque salir a la calle a trabajar es monotonía, es luchar contra la gente para bajar por las escaleras mecánicas. Es una lucha interna: luchando por no dormirte, por no llegar tarde, por no cagarla y que el jefe te mire con cara de pocos amigos.
Yo quiero ser escritora. Quiero encerrarme en casa y escribir. Escribir hasta darme de calamones contra la pared. No quiero compañeros, no quiero jefes, no quiero coger el metro.
Pero desgraciadamente esto no lo tendré en la vida. A no ser que:

-Me convierta en escritora alguna vez (y aún así, en cierto sentido, seguiré teniendo "jefes", y tendré que seguir saliendo a la calle a por nuevas ideas y sensaciones).

-Me toque la lotería.

-Me apadrine algún ser que, por ejemplo ahora, me esté leyendo.

Y aún así, para sobrevivir tenemos que mentirnos, tenemos que decir: Hoy ha sido un día estupendo, el trabajo en sencillo, mis jefes me caen bien, mi sueldo a partir de ahora será una pizca más alto que el anterior, tendré un puesto "medio fijo" hasta nueva orden, un horario chulo (9 a 18), y los mejores compañeros. Tan buenos, que hoy, a la salida, he ido hasta el metro con uno de ellos, me ha dicho: que la empresa parece muy bonita y bla, bla, bla, pero que luego es una mierda. Que no pagan en su día. Que si no le caes bien a la jefa te putea, te regaña cada dos por tres, o directamente te echa a la calle.
Y por ir con el, que tenía casi la misma dirección que yo, me he equivocado de linea de metro. Y he tardado más en llegar a casa.

Y cuando he llegado a casa, me he dado cuenta de que el TRABAJO PERFECTO no existe.
Porque nada que contenga la palabra: TRABAJO es perfecto.

La primera vez que me enamoré detrás de la barra de un Bar

Yo trabajaba en el Bar. Venías a verme cada día. Te escapabas de tu trabajo, en tu coche azul, y venías con la vana excusa de tomarte un café sólo caliente, que dejabas enfriar. Cuando te veía entrar por la puerta se detenía el tiempo. Y daba igual toda la gente.
Desde que te veía mi cuerpo temblaba, y me sostenía de los brazos de la cafetera, para no caerme.
Te encantaba hacerme temblar.
Te cambia la cara cuando la ves, tiemblas, y te vuelves torpe haciendo las cosas -no me dice mi Madre, que me mira desde la otra punta de la barra-.

Venías y no me atrevía más que a hacer cuatro tonterías seguidas. Te hacía reír con mis cosas, con mis bromas, y los comentarios que tenía con los clientes.
Eran incontables las horas que te pasabas allí sentada en el frío taburete, esperando a que terminase mi jornada, para escaparnos en tu coche a cualquier sitio, por ejemplo: a ver el mar.
No eras la mujer más hermosa, pero tenías algo, y ese algo te hacía ser única. Tenías el don de palabra perfecto para enamorar a alguien, y creo que fue con eso, y aquella mirada que tenías y aquella forma tan tuya de ponerme nerviosa, con la que me enamoraste.
No se en qué momento exacto me enamoré de ti.
Aún conservo aquella carta que me escribiste contándome todo lo que te hacía sentir. Aún la conservo en mi cartera. Me la diste una tarde que apareciste por el Bar, cuando tu y yo se suponía que estábamos saliendo, y digo "estábamos" porque ninguna le pidió de salir a la otra. O si lo hicimos no lo recuerdo. Aquella carta la leí sentada en el váter. Me emocionaste.
Tus citas en el Bar se multiplicaban. Me vendiste 3 móviles y creo que tu corazón iba incluido en el pack sin yo saberlo.
Como olvidar aquel día, ( antes de que tu y yo nos declaráramos la una a la otra), en el que apareciste, y yo me moría de ganas de explicarte mis sentimientos y no sabía como. Y en la Televisión, en los 40 principales (aquel canal de música) sonó aquella canción:





Nuestra relación crecía, con tu cita diaria en la Cafetería, tu café, ese que decías hacía buenísimo, tu corazón lleno de ternura, tras la barra. Tus manos buscando las mías debajo del periódico, que cada mañana leía contigo. Nuestro amor, medio escondido, sobre la barra de mármol.
Recuerdo lo que te costó que te diera el primer beso. No es que te costase, es que al final, tuviste que dármelo tu a mi. Yo nunca te lo hubiese dado. No habría sido capaz de hallar el momento idóneo para acercarme a tu boca, y besarte.
Me llevaste a la playa. Una playa que desde aquel día comenzó a formar parte de nuestras vidas: empezó a ser nuestra playa. Allí, con las estrellas sobre nosotras, dos toallas, un montón de piedras hincándose por nuestro cuerpo, y aquel frío, me besaste. Y recuerdo lo hermoso que fue aquel momento, y lo jodido que fue después cuando me dejaste en la puerta de mi casa, y te despediste: esa noche, hubiese dormido contigo.

Después de ese día, venías a la Cafetería, y ya no solo te llevabas el sabor del café, que dejabas enfriar, en la boca, sino también mis besos: esos besos que me robabas y que yo en realidad te regalaba, a escondidas, en aquello que llamábamos cocina.
Era increíble. Aparecías en el momento oportuno, cuando más te necesitaba. Me leías el pensamiento, y a cada momento, me enamoraba más de ti.

Recuerdo aquel día. Cuando te dije: "eres lo más real que me ha pasado nunca".
Todo aquello tenía un significado.
Pero ocurrió que habías entrado en mi vida sin avisar. Y yo me había dejado llevar demasiado rápido por todo ese huracán de sentimientos. Y nunca me arrepentí.
Yo aún pensaba en aquella persona que me dejó (acababa de salir de una relación). La seguía queriendo a ella. Seguía pensando en ella. No en estar con ella, que era muy diferente, pues con ella, nunca hubiese vuelto: sino que la mayor parte de mi corazón aún le pertenecía a ella. Y aquello fue quizá la herida que nunca cicatrizó en nuestra relación.
Yo la olvidé. Me dediqué a ti. Pero luego, me pediste un tiempo. Apareció alguien en mi vida. Y creo que fue la gota que colmó ese vaso que tu y yo compartíamos. Porque cuando tuve que elegir entre tu y ella, a sangre fría y a corazón abierto: te elegí a ti.
"Te volvería a elegir a ti" -te dije un día, cuando ya tenía tomada aquella decisión-.

Y nunca me arrepentí de mi elección.
Pero la relación cojeaba. Desde un principio cojeaba.
A veces es que da igual cuanto quieras a una persona, que si no lo demuestras con echos da igual.
Yo a ti te quería. Pero seguía hablando con "la otra". De la manera que fuera. Pero seguía hablando. Y eso a ti te partía en dos. Y no te das cuenta de tus errores hasta que sales de la relación y la miras desde fuera. Y cuando haces eso, es porque la relación ya no da más de si: es porque ya se ha roto.


Aprendí de aquello: mucho además. Aprendí a no emprender ninguna relación con nadie más hasta tener mi corazón libre de dudas.
Y me aseguré a mi misma que nunca más volvería a hacerle el mismo daño a ninguna otra persona que eligiese estar a mi lado. Porque aunque nadie lo crea, de los errores aprendí mucho. Mis errores fueron mi aprendizaje. Y gracias a eso, hoy se amar de la mejor manera que sé. Y entrego mi corazón, mi amor y mi pensamiento 100% solamente a la persona con la que comparto mi vida y cama cada noche.

Y es que de mi relación contigo aprendí un montón de cosas buenas. Y muchas veces me jode que tú aprendieras conmigo muchas cosas malas.
Nunca te lo dije, pero me salvaste de una personilla, pero esto solamente lo entenderías tu si me leyeses. Tu sabrías quien es esa personilla o mejor dicho: personaje. Y sabrías de todo lo que me salvaste.
Una vez me dijiste que nunca te había querido: y yo te dije que el tiempo alguna vez te sabría responder a eso.
Y de no haberte querido nunca, este post no hubiera existido. Y aquellos años, tampoco.

La primera vez que me veo dentro del cuerpo de una niña

Vaya Domingo....

No se en que momento ocurrirá, pero pronto bajaré a la calle, compraré gominolas, gusanitos, patatas, y todo tipo de marranadas, subiré a casa y me las comeré contigo en la cama, mientras vemos, quizá una película de esas que nunca quiero ver, y luego la veo y me termina gustando.

O eso, o me comeré todas las uñas.
Porque estoy al borde de todo y de nada:

Al borde de un ataque de nervios,
al borde de tirarme por la ventana,
al borde de la risa,
al borde del llanto,
al borde de la silla,
al borde de rozar la locura.
Al borde de asesinar este Domingo tan extraño.

No sé. Solo se que es un Domingo muy extraño y que no me está gustando nada.

1 año en 1 post

¿No te ha pasado nunca? ¿No has pensado?: ¿Cómo en un año pueden caber tantas cosas?:

Tantas despedidas: tantas lagrimas y sonrisas. Tantas soledades.
Tantos "te quiero".Gente que enamorada nunca olvidará este año: gente que este año, ha encontrado el amor de su vida. Y hacen un círculo rojo a algún número, en el calendario.
Gente que tacha un número: que deshoja su corazón y llora por el vacío que le has dejado.
Madres que llevan flores a algún cementerio, que lloran por sus hijos: nosotros, tampoco les olvidaremos.
Pequeñas criaturas que nacen llorando en hospitales. Nuevas vidas en busca de su primer año de vida.
Tu familia despidiéndote en el aeropuerto. Y tu volando: buscando una vida mejor. Un cambio.
Nuevos teléfonos en tu agenda: nuevas sonrisas para regalar.
Nuevas canciones en este año: banda sonora de tu vida.
Has sumado un año más: ¿o aún no?. Tranquilo, todavía no ha terminado el año.

Sueños cumplidos. Otros por cumplir.Estamos todos, o no: pero nos llevamos en el corazón. En la memoria, y esta no falla, o sí.
Y olvidemos a los políticos, ellos ya hablan por nosotros: nos mienten. Hablan mucho y hacen poco.
Arreglemos entre todos el mundo en vez de destrozarlo más. No nos matemos. No ignoremos el hambre y las guerras. Los desastres naturales.Las enfermedades que este año han destrozado mil familias.

Ahora te mirarás en el espejo: quizá una arruga más, más canas, la mirada más cansada.
Pero al fin y al cabo lo importante de este año es:
Hemos crecido por dentro y fuera.
Y seguimos vivos, que no es poco.



¿Quieres concursar tu también?

Puedes ganar un viaje a NUEVA YORK para dos personas (7 días y 5 noches) que incluye vuelo y régimen de alojamiento y desayuno en Hotel de categoría Turista superior.

Tan sólo tienes que escribir lo que para ti ha sido este año 2007 en 365 palabras.
Tienes que atrapar a la web atrapalo.com , a la escuela de escritores, y a vosotros, los fieles lectores.
Yo voy a participar, en breve colgaré mi post para este concurso, así pues, espero que si os gusta me deis vuestro voto, que agradeceré infinitamente.

Si queréis participar, visitar la web tenéis hasta el 31 de Diciembre para escribir el vuestro:

1 año en 1 post.

¡Suerte!

A veces recibo e-mails

A veces pasa que recibo e-mails de este tipo:

Hola:
¿has desaparecido?
¿o sigues escribiendo en otros lugares?

Son las 5 de la mañana, bueno las 5 y media y he ido siguiendo tu blog
hasta el anuncio de cierre.
El vicio de escribir uno no se lo quita fácilmente, tampoco lo de leer
las palabras que te hacen sentir vivo, que merecen estas horas.
Si has abierto otro blog me gustaría encontrarlo.
Y si no, me gustaría que lo abrieras :-))



Un saludo
Roberto



Entonces mis ganas y mi lucha por seguir escribiendo se vuelven a incendiar: y es que a veces a una, le gustan que le digan cosas de este tipo.

Gracias Roberto y bienvenido ; )




Cuando duele el amor: en la piel y en el corazón.

Me quería.
Si yo me movía, él se movía, seguía mis pasos y yo los suyos. Él decía , y yo decía no, y nos reíamos, como dos tontos enamorados. Si yo lloraba él me daba su hombro y me ofrecía sus palabras: siempre sabias y oportunas.
Yo le escuchaba: después de mi Padre, era el único hombre al que amaba.
Se lo decía: que le amaba. Se lo decía por las noches antes de dormir, se lo decía en notas que le metía dentro del bocadillo cada mañana. Y el me respondía. Me llamaba: que me quería, me decía, y yo me desbordaba de amor.

Siempre me escuchaba. Incluso dejaba de mirar la Televisión, su programa favorito para mirarme a mi y yo me sentía su princesa. Sentía que había encontrado la felicidad, el amor de mi vida, mi príncipe, ese del que me hablaban en los cuentos cuando era pequeña y no alcanza a entender, aún, el significado de la palabra amor. Con él aprendí a amar, a decir mis primeros te quiero bajo un cielo lleno de estrellas. Con el mi primera cita. Mi primer enamoramiento. Mi primer orgasmo.

Al cuarto año de novios nos casamos. Fue una boda espectacular. Familiares y amigos reunidos. El tan atractivo como siempre. Yo radiante. Vestida de blanco. Mis Padres llorando : se nos casa la hija -le decía mi Madre entre lagrimas a mi Padre, que era la primera vez que le veía llorar-.

La convivencia bien. Cada mañana despertar junto al hombre de mi vida: mi sueño. Y creo que el es feliz, porque cada noche me busca en la oscuridad con sus manos y su boca; me dice que me quiere: me hace suya.
Llevamos un año viviendo juntos. Se ha vuelto algo distante. Cada mañana se deja el bocadillo que con ternura y amor le preparo. El otro día me dijo: "no me vuelas a hace un puto bocadillo más, parece que solo sepas hacer bocadillos".
Y yo me quedé preocupada. Porque me quedo pensando qué comerá durante la mañana. El es jefe de obra, y me preocupa, porque su trabajo a veces resulta demasiado cansado.
Últimamente lo noto raro. Se comporta de una manera extraña. Protesta por todo. Ya no es cariñoso conmigo. No me da un beso cuando me ve. Ni me busca en la cama: me da la espalda.
Preparo la comida con cariño, se la sirvo en la mesa. Se sienta a comer conmigo: yo le miro enamorada, con ganas de sentirle cerca.
El me grita: "mierda, ¿no sabes hacer nada bien? esta comida está salada."
Me quedo mirando su cara, me mira con odio. Lo siento -le digo-. La próxima vez lo haré mejor.

Se levanta de la mesa dando un gran golpe con la silla. Ese golpe me golpea a mi por dentro.
Y así cada día, protesta, se queja, da golpes. Ayer estaba en la cocina, y llegó él. Abrió el frigorífico, gritó: "Joder, no sabes hacer nada bien, nunca hay agua fría dentro".
Me acerco a él. Tengo que pararle los pies: no quiero que me grite, no lo merezco.
Me acerco: ¿Qué te pasa?, tranquilo.....
Me golpea el brazo, luego el hombro, me grita: "quita de en medio imbécil".
La vena que tiene en la frente se le hincha y yo siento miedo, porque no le reconozco, siento que hay un extraño en casa y quiero huir.
Me voy a ir de casa -le digo-. No aguanto más esta situación, tu comportamiento.
Vete a la mierda -me grita-. Vete donde quieras pedazo de inútil, no sabes hacer nada bien.

Lloro por las noches, duermo en el sofá. Duermo en el sofá, siendo él quien debiera de hacerlo, pero le dejo a el en la cama, porque en el fondo me preocupa su descanso. A el le da igual todo, como si me muero sola de pena en el sofá por las noches, sufriendo esta situación, su ausencia, todo.
Llevo así una semana, durmiendo en el sofá aguantando sus gritos, sus malas formas, sus portazos. Ayer me lanzó un vaso cuyos cristales me rajaron la pierna. Y sigo aquí, esperando a ver si reacciona, pero no lo hace.
He adelgazado 10 kilos. En el trabajo me preguntan que me pasa. He faltado varias veces por culpa de la depresión que estoy cogiendo; como siga así me quedaré sin trabajo, me echarán. No lo puedo permitir.

Tengo que coger fuerzas de donde sea.

Y las he cogido. He ido al abogado: quiero separarme de mi marido -le digo-.
Si hablo con él, si se lo cuento corro peligro -le digo al abogado-.
Ponle una denuncia por malos tratos -me dice él-.
Pero no se la pongo, porque no quiero que tenga problemas. Yo solamente quiero separarme de él.
Por eso le cojo por banda y le digo que quiero hablarle de algo. Y se lo digo: me quiero separar de ti.
El se pone nervioso ¿quééééééé? -exclama-.
Golpea la mesa, tira la silla al suelo. No lo intentes -no me quiero separar-.
Esa noche me da una paliza; pero antes me humilla, me hace hacer y decir cosas que ni quiero ni siento.
Despierto dolorida, llorando. Me miro en el espejo. No puedo ir a trabajar con esta cara, con estos morados. Salgo a la calle, con las gafas de sol, llorando. Le pongo una denuncia.
Voy al abogado: me quiero separar, por favor, haga lo necesario para que sea lo más rápido posible -le digo al abogado-.
Voy a mi casa, hago mis maletas. Cojo lo justo y necesario. Llego a casa de mis Padres.
Me quito las gafas de sol, delante de ellos, mis Padres me miran, lo entienden todo sin palabras. Tranquila, hija, ya estás en casa. Me abrazan.


Ahora el vive en el piso que yo estoy pagando. El tiene otro piso, propio. Nos casamos con separación de bienes, pero él vive en mi piso, porque es donde acordamos vivir hasta vender su piso y el mio y comprar la casa de nuestro sueños. Pero ya no habrá casa. No habrá sueños.
Los sueños se han ido rompiendo, en cada paliza, en cada humillación. Ya no quiero cumplir nada a su lado.
El cada día me llama por teléfono. Me amenaza con que vuelva a su lado. Me llora por teléfono. Me intenta ablandar. En la terapia a la que voy "de mujeres maltratadas" me han dicho que no me debe de dar pena, que ahora, la "mala" por decirlo de algún modo tengo que ser yo. Que aunque le note arrepentido no he de rendirme a sus pies de nuevo, porque luego, la paliza será más fuerte.
Y yo me hago la dura. Aunque me duela que todo, de la noche a la mañana haya cambiado de forma tan repentina: aún me pregunto porque todo se ha jodido de esta manera, porqué hemos llegado a este punto, queriéndonos como nos queríamos.
Aún lloro por las noches, cuando me despierto en una cama que no es la mía: cuando no le encuentro a el a mi lado.

Pero sé, que nunca más volveré con ese hombre. Solo espero que la justicia actúe, que no lo haga demasiado tarde porque no me gustaría ser una más , un 1 más, en esa larga lista de mujeres que mueren a manos de sus maridos.
Solo quiero vivir. Y vivir tranquila.
Se me caen los pantalones (de lo delgada que estoy) y las lágrimas de lo triste que es todo esto.





Nota: historia basada en echos reales. Una compañera de trabajo: hoy, me lo ha contado todo. La abrazaba y sus lágrimas me han estremecido.
¿Te tomarás un café conmigo un día de estos? -me ha dicho-.
Claro que sí -le he dicho-. Uno y los que hagan falta.
Hoy ha sido mi último día en ese trabajo, y no se que me ha puesto más triste, si irme o si verla a ella tan triste, con su historia sobre los hombros: esos brazos tan frágiles, esas piernas tan cansadas y esas lágrimas que aunque le he secado con mis manos, se le han quedado pegadas en el rostro.
Y me he dicho: le voy a dedicar hoy este post. A ella, por valiente.

REW

Te escribí un trozo de aquella canción tan bonita de Alex Ubago detrás de un ticket de compra, del Mercadona.
Te lo escribí y te lo dí: te compraría todo este supermercado -pensé-, se que así serías feliz.
A mi me gustaba que le quitases el papel de envoltura a las magdalena, que me la mojases en la leche con colacao y me la dieras.
Te veía ahí, pensaba que nunca te irías, que te quedarías siempre pelando magdalenas para mi.
¿Porqué las cosas bellas duran tan poco tiempo vivas? ¿Porqué? Me repetía una y otra vez, sentada en el pasillo donde tantas veces me deshojé el pecho por ti. Donde tantas veces me sequé las lagrimas, cada vez que reconocía el sonido que hacías con las llaves antes de entrar en casa: me secaba las lagrimas y te recibía con sonrisas. Te preparaba la cena y te ponía en la Televisión tu serie favorita. Y tú, tu nunca supiste nada.

Cuantas veces viví haciendo realidad tus sueños. Y tú, cuantas veces los lanzaste por la ventana.
Tanta preocupación por donde colocar muebles, que cuadros colgar, ¿para qué, para luego quitarlo todo y dejar solamente el recuerdo de una mentira allí colgando de las paredes de aquel piso?.
Nuestra relación -te dije- se está rebobinando hacia delante de forma demasiado rápida.
Te asaltaron una noche mil fantasmas, y hasta el diablo te visitó, te dijo que tenías que huir pero que antes tenías que romperme el corazón y tu le hiciste caso.
Te imaginé follando en la cama con aquel tío que me caía tan mal y no sé que me dolió mas: si que fuese verdad o no.
Ojalá hubieses follado con él.
Quería odiarte sin instrucciones.
Si hubieses follado con él, te habría puesto una medalla.

La última vez que pasé por debajo de aquel piso miré hacia arriba. Y me vi a mi, me vi asomada a la ventana, esperándote: me pasaba los días esperándote: fracasando.
Y luego aquellos días previos al adiós, donde daban ganas de coger el coche y matarse por ahí.
Y tu me decías que encontraría la felicidad y yo me empeñaba en seguir encontrando aquella sonrisa detrás de la taza de café sólo. Esa sonrisa que no existía ni existiría nunca más.

Solo en nuestro recuerdo. Ahora, creo, solo en el mío.

eigual

Empecé a escribir este blog en una época bastante importante de mi vida. Aquí he escrito poemas y relatos. De la única forma que se. Hace poco me mude a www.escriboaqui.es con las mimas ganas de escribir que nunca. Con nuevos proyectos y sueños. Disfruta de todas las palabras que se quedaron aquí.