Adiós Granada

Granada. No os imaginais lo bonita que está Granada. Pero hoy la vuelvo a dejar atrás. Y regreso a mi hogar. Mi hogar no está aquí. No encuentro mi hogar en ninguno de los rincones de esta preciosa ciudad: una ciudad que me ha visto crecer, enamorarme, derrumbarme por primera vez, y también levantarme, y curar mis heridas. Sin embargo no me siento en casa. Quedo con una amiga, con Ana, y le digo que me muero de ganas de regresar a Barcelona, que aún estas calles están llenas de desolación y recuerdos. Que aún si camino por las calles puedo verme subida dentro de aquel Seat azul, y que me sigue dando vértigo encontrarme el pasado y la verdad en la calle.

Escribo este post desde la que hace tiempo, bastante tiempo, fue mi habitación, en el ordenador de mi hermana. Que lejos quedó todo aquello. Pensaba que me estremecería al pisar la terraza, aquella de la que una vez os hablé, y sin embargo, no he tenido ganas ni de asomarme y mirar las vistas, que una vez me cautivarón, y que tantas veces, en la lejanía he deseado tener. Sin embargo, una vez aquí todo cambía. Ahora solo quiero coger un avión e irme. Quiero que sea Lunes, quiero volver a madrugar para ir a mi trabajo, quiero volver a casa y encontrarme con el tazón de cereales, contigo. Quiero coger ese avión, malditasea, estar a tu lado y cogerme fuerte de tu mano. Y una vez que me haya ido, quiero regresar a Granada, pero quiero regresar contigo. Y darte un beso en cada esquina. Inventar contigo nuevos recuerdos, de esta ciudad, que aún guarda tanta agonia y tanta tristeza. Sin embargo, me lo he pasado bién.

Y ahora, que escucho el sonido de las espadas de mi hermano.
Y ahora, que llega hasta aquí el olor a colonia de coco de mi hermana.
Y que escucho los platos y vasos chillando en la cocina (mi madre fregando).

Ahora, se que tan sólo me queda una hora y media para alejarme de aquí. Para perder este olor, el de ahora, para perder este momento, este preciso momento en que escribo esto en el mismo lugar: exacto lugar, donde una vez descubrí que Internet revolucionaría mi vida.
Ahora, entre tanto ruído y tantas cosas me despido de una Granada extraña pero bonita.
Y regresaré. Siempre lo haré. Pero espero, la próxima vez hacerlo cogida de tu mano.
Me da miedo volar, me dan miedo los aviones.
Y decir adiós, aunque mi hogar esté en otro lugar, también. También me da miedo eso.

Adiós familia. Adiós amigos. Adiós Granada.


4 comentarios:

Anónimo 5 de septiembre de 2008, 19:51  

un besito "granaína" ;)

Inés 6 de septiembre de 2008, 21:01  

estás de vuelta!! me alegro! (egoísta, lo sé...:D)

un beso maja

Josemy 7 de septiembre de 2008, 14:19  

Tú lo has dicho... tú hogar no está ahí... ya no. Ahora está a su lado, al lado de ella, con la que, algún día "crearás nuevos recuerdos" (una frase preciosa...)

Muchos besos guapa, y re-bienvenida a tu "hogar"

Anónimo 8 de septiembre de 2008, 22:54  

Guarda todos los recuerdos, guárdalos en ese coche azul, y mándalos lejos, y vuelve a Granada pensando en los tiempos que eras feliz, pero no con esa persona, sino con tantas tantas personas. De los malos momentos se renace, y tú, deberías haber aprendido que siempre hay vida después del amor y amor después del amor... pero Granada, es demasiado Granada, y no se puede estar triste allí. Cuando vuelvas, con ella, a crear recuerdos, avisame...

eigual

Empecé a escribir este blog en una época bastante importante de mi vida. Aquí he escrito poemas y relatos. De la única forma que se. Hace poco me mude a www.escriboaqui.es con las mimas ganas de escribir que nunca. Con nuevos proyectos y sueños. Disfruta de todas las palabras que se quedaron aquí.