Una imágen vale más que mil palabras: y mil palabras como esas, no valen nada

Cada mañana cojo el periódico que el chico sonriente me ofrece desde que termino de subir las escaleras que me liberan, por fin, del metro. El chico sonriente, esta mañana, no estaba tan sonriente, ¿el porqué? esta portada:




Al verla me he quedado algo lela.Me he preguntado como es posible que una persona salga tan mal en una foto. Quizá es que su egocentrismo le hace tener esa cara. Pues me he leído todas las preguntas que los lectores del ADN le formulaban, y él de forma paciente ha ido contestando. Y vaya si ha contestado. En sus respuestas el : "YO HARÉ, YO HARÍA, YO PONDRÍA, YO CAMBIARÍA", abundaban. Eso y algunos ataques hacía ZP, que estaban totalmente fuera de lugar. Luego, de algunas preguntas se escaqueaba, como quien se cuela en la cola del supermercado poco a poco sin decir nada, y piensa que no te estás dando cuenta, sin embargo has calado sus intenciones desde que dió el primer paso. Es alucinante que le pregunten sobre como trataría el tema de las adopciones de los homosexuales, si consigue estar en el poder, y que este buen señor, responda con una evasiva, que podría compararse con : "el kilo de tomates está a 1,20 Euros". Venga, hombre, que todos sabemos que la homosexualidad no es un tema que especialmente os motive a usted y a los que son como usted. Que a estas alturas, me diga un señor como este, que dos personas homosexuales que se casan no forma un "matrimonio" que esa palabra no se puede usar para tal unión, me provoca risa, y espasmos inclusive.Porque no entiendo como puede decir tantas sandeces en tan poco tiempo. Y esto no es ni más ni menos que una opinión de tantas, de alguien, que entiende de política muy poco, pero que últimamente me voy interesando por las cosas que dice este señor, intentando ver algo bueno en sus palabras. Y lo único que siento es vergüenza ajena. Y que conste que no busco polémicas con este post, ni las cosquillas a nadie.
Aún tengo ardor de ver su foto y de sus palabras (contestaciones a base de evasivas).
Y pido perdón a sus mas fieles seguidores.

Sí, es bonito el amor..

Hoy le he preguntado, en nuestra charla telefónica de ni más ni menos que una hora y media de duración. Le he preguntado que cuanto tiempo hace que se conocen: 7 años, me ha contestado. En esos siete años se han conocido, se han enamorado, han estado juntas, lo han dejado, han vuelto, se han enamorado más aún, si es que a caso alguna vez dejaron de estarlo, se han casado, y en la actualidad viven juntas. El fin de semana pasado estuvieron en casa, haciéndonos una visita. Cada vez que las veo puedo ver como aún les brillan los ojos al mirarse. Como la una busca la mano de la otra, y podría decir, que como la primera vez que lo hacían. Me fijé en como caminan por la calle: van cogidas del brazo, y a veces lo intercambian con las manos. Es genial ver como hablan entre ellas, como se hablan: cuando una habla la otra calla mientras la escucha atentamente y luego le responde de una forma tan cariñosa que por más que quiera escribir aquí para que me entendáis no puedo, no sé. Las miras y las ves tan distintas la una de la otra: como la noche y el día. Pero es que, es quizá por eso que congenian tanto, que se llevan tan bien. Puede que sea ese el motivo de esa gran unión. Se complementan la una a la otra. Miré el anillo que lleva una de ellas en su mano, el anillo de casada, y juro que se me escapó una lagrima, una de esas lagrimas de felicidad, porque en realidad a ti te gustaría también estar al lado de la persona que amas 7 años de tu vida, porque a ti te gustaría casarte con esa persona: decir delante de todo el mundo ese "si quiero", compartir con toda tu familia y amigos vuestra unión, la de dos personas que en ese momento, desde que se casan se convierten, por decirlo de algún modo, en una sola. Recuerdo que su boda fue una de las mas bonitas en las que he estado. Las otras bodas me parecían aburridas, y poco emotivas. Sin embargo aquella boda se clavó dentro de mi, dejando en mi memoria aquellas imágenes, aquellas palabras, aquellas canciones: sus caras que radiaban felicidad.
Creo que tiene que ser precioso que la persona que amas decida casarse contigo. Que te lo pida, o que se lo pidas tú, y que te diga que sí. Creo que tiene que ser precioso que eso te pase a ti, que dejes de verlo desde fuera, para pasar a ser tú quien tenga semejante suerte. Pero lo más bonito de todo esto, no es la boda en si, no es el anillo que llevarás en la mano desde ese momento, ni tampoco que todo el mundo sepa que os amáis, lo más bonito es: que después de siete años te sigas mirando con los mismos ojos enamorados del primer día. Eso es lo bonito, lo demás, es adorno.

El mes de Abril

Mi habitación estaba oscura. Oscura como la noche tras los cristales. Abril, en la ciudad. No sé que a tenido siempre este mes, si al fin y al cabo resulta ser otro mes cualquiera, pero en Abril siempre me pasaba algo. Sin embargo, ya era día 25 y aún no había sucedido nada. Trabajaba para una famosa revista, estaba escribiendo mi artículo, y hasta la luz de la pantalla del ordenador portátil quemaba mis ojos. Me levanté, cogí a mi perro por el collar, y le até la correa para sacarlo a la calle.

Anduvimos un rato dando vueltas a un seto. Miraba a mi perro, y de vez en cuando la luna. En la calle no había ni un alma, claro, eran las 3 de la mañana. Solo se escuchó a lo lejos el camión de la basura. Y luego su voz. Esa voz. Me preguntó que hacía a esas horas en la calle, y yo le señalé a la bola peluda que sujetaba con la correa. Ella estaba fumando, me ofreció, y lo rechacé, nunca le rechazo nada a chicas como ella, pero en este caso si no he fumado antes, no iba a fumar ahora.
Yo la conocía. Era la chica con la que lo quería todo, y nada a la vez. Me la presentaron unas amigas de unas amigas. Una locura. La primera vez que la vi, pensé, que la belleza sí estaba inventada. Intenté ligar con ella en varias ocasiones, pero me rechazó en todas: que no quería por pareja alguien como yo de bohemia, de soñadora. Me retiré, porque a veces, una retirada a tiempo es lo mejor que te puede pasar. Sin embargo era ella, ahora la que intentaba llevarme a su terreno. Nos sentamos en un banco. Hacía frío, mi perro se quedó dormido debajo del banco. Ella me dijo que hacía demasiado frío aquí, que tenía su coche aparcado justo delante de nosotras. Y que la acompañase, que me quería enseñar su casa. Yo le puse varias excusas, una de ellas era, que tenía que escribir mi artículo para la revista, pues me pagaban por ello, y siempre he sido fiel a mi trabajo. Ella protesto: ¿cuando vas a dejar de escribir historias y vivir la tuya propia?. Quizá tenía razón. Pero me enfadó, me levanté del banco, desperté a mi perro y busqué en mi chaqueta las llaves de mi casa, para entrar. Pero no las encontré. Ella, detrás de mi, inmóvil en el banco, mirando la Luna. Cuando me acerqué a pedirle las llaves, ella ya se estaba riendo. Me dijo: anda, ven aquí, no tienes remedio. Y fui. Subimos a su coche, ella conduce con tanta precaución, tan segura de si misma, que entran ganas de irse al fin del mundo en su coche.
Le pregunté varias veces si su casa estaba lejos. Me contestó todas las veces con un: ya estamos llegando.
Yo no tenía ni idea de que iba a hacer en su casa, bueno sí, sí tenía idea por eso, desde que esa idea apareció en mi cabeza, le dije que detuviese el coche: ya era tarde. Estamos en mi casa, me dijo. Subimos a su casa. La casa era como ella, tan llena de misterios, que podías perderte por las paredes, como me perdía por su pelo o sus ojos, cuando conseguía retener la mirada en ellos, claro. Me llevó hasta su habitación, de la mano. Una vez allí, se quito la ropa, dejando únicamente cubiertos sus pechos y el tesoro que guardaba entre sus piernas. Solo alcancé a decirle lo mucho que me gustaban las bragas negras que usaba, y lo bien que le quedaba aquella camiseta interior que con solo mirarla hacía arder mi pecho. Me explicó que la casa era de su abuela, que su madre la heredó y la puso a su nombre: es el único regalo que mi abuela me ha hecho en toda mi vida -me dijo-. Bueno, el regalo te lo ha hecho tu madre, ¿no crees? -añadí-. Me miró fijamente, podría intuir en esos momentos una subida de tono, pero no, me contestó bien bajito: ¿Qué pasa, que aquí la única que puede inventar historias eres tú?. Quede muda frente a ella.

Se acercó a mi, me cogió de la mano. Se quejó varias veces porque decía que tenía que hacerlo todo ella. Me quitó la ropa, aún no sé como, pues no recuerdo cuantas camisetas llevaba ese día, como mínimo cuatro. Nos metimos en la cama, en ropa interior. Me preguntó porque no le quitaba lo que le quedaba de ropa: le dije que no se la quitaba porque si lo hacía se rompería el encantó. Protestó varias veces. Le callé la boca con varios besos. Arropadas hasta arriba, nos cogimos la mano, con fuerza, yo le iba dibujando pequeños círculos en el dorso de su mano, suavemente. Mientras, boca arriba, mirábamos el techo agrietado, gracias a la luz de la luna que entraba por la ventana sin cortinas. Le conté historias, inventadas, otras verídicas. La hice reír con algunas, con otras pude beberme alguna lagrima salada que le resbaló por la mejilla hasta caer en mi boca. Jugamos a mirarnos durante una hora seguida. Sin rozar nada más que nuestras manos. Intuíamos que era tarde, pero ninguna quisimos mirar el reloj. Quedamos dormidas, abrazadas, hasta que la luz de la mañana nos acarició. Jamás vi una mujer tan preciosa, al despertarme. Mire a ambos lados de la cama. A un lado la tenía a ella, al otro, una pared desconchada. Miré mi muñeca, buscando mi reloj, pero no lo vi. Cuando me ubiqué, y recordé todo lo que había pasado, supe que tenía que irme a la voz de ya de esa casa. Pero ella despertó, y resguardó su cara en mi cuello. Fue en ese momento, cuando quedé inmóvil. Escuchando su respiración, el latido de su corazón. Sentía un cosquilleo en el estómago cada vez que la miraba, cada vez que respiraba cerca de su pelo e invadía cada centímetro de mi ser con su perfume: con ella.
Estaba jodidamente enamorada de ella. Y me quedé despierta hasta que ella despertó y pude preguntarle que pensaba de todo esto, y ella, mirando al techo, repasando con la mirada la habitación me preguntó: ¿de que color pintarías nuestra habitación?, aquí también puedes escribir tu historias. Y yo quiero ver como lo haces. Me confesó que, mientras llenaba mi piel de besos, que era conmigo, y no con otra, con quien quería vivir mil y una fantasías. Que era conmigo, solo conmigo, con quien quería dormir cada noche. Y lo demás, lo que vino luego es culpable, única y exclusivamente el mes Abril, que cada año, gracias a Dios, vuelve.

Me echaran del trabajo

Desde la semana pasada estoy algo nerviosa. Cuando pienso en todo el dinero que he de devolverle a la gente que en su día me lo prestó, echo a temblar, porque yo sabía que este año se basaría solamente en devolver el dinero a toda esa gente que me ayudo. El problema es que no se lo puedo devolver a todo el mundo a la vez, y tengo que poner turnos. Y lo que me desespera es que la persona que mas tiempo hace que me lo prestó es la última que va a empezar a cobrar. Estoy encantada de pagar, dicen que "quien paga descansa", pues eso me pasa a mi. Cada mes que pago descanso un poco más. Pero eso no quita, que yo sufra nervios, y que estos nervios se estén notando en mi trabajo: me van a echar del trabajo. He tenido ya varios errores. Y explícale a tus jefes que te pasa esto, que pueden tacharte de todo, menos de inteligente. Y quiero pensar que solo quedan 10 meses de nada, y que dentro de esos 10 meses podré hacer una vida completamente normal, que podré llegar a fin de mes sin problemas, o al menos, que si no llego sea porque me he comprado una vivienda, un ordenador portátil (que tanta ilusión tengo de tener y necesito para escribir) o una moto. Pero que no sea porque estoy devolviendo un dinero cada mes, que me pone una soga al cuello. Es que en realidad todo ese dinero que estoy pagando no lo he disfrutado, lo que se dice "disfrutarlo".

Y me van a echar, no sé, mis jefes demasiado bien se están portando. Pero sé que me van a echar. Y hoy me ha dado el bajón, cuando no se como se me ha ido el santo al cielo y he metido la pata: me he vuelto a equivocar. Si pierdo este trabajo será mi ruina, porque un trabajo tan seguro como este dudo que pueda encontrarlo. Si me echan me sentiré el ser más patético e inservible de esta vida. Y quiero no pensar, quiero desde que llego al trabajo, centrarme en lo que estoy haciendo, pero es que no se como me las apaño, que siempre me equivoco en la cosa más tonta, en el detalle más imposible, y más importante de todos.
Que no me echen, le pido a Dios. Se lo pedía mientras salía por la puerta del trabajo, y me sentía tan fracasada. Que no me echen, prometo que a partir de mañana estaré donde debo de estar, en el trabajo, en lo que estoy haciendo.

Hoy miraba el trabajo que tenía entre las manos. Todo se me ha caído encima: las deudas, mi vida pasada, los únicos 50 céntimos que me quedan en el bolsillo. De repente me he dado cuenta que esta no es mi profesión, que no disfruto haciendo esto: que hacer lo que estoy haciendo cada día en este trabajo, es como una condena, como estar encarcelada. Pero es lo único que me ayuda a pagar,a vivir, y ahora es lo único que tengo. Me veía ahí, y rodeada de todos mis compañeros de trabajo, y me he sabido distinta a todos ellos: más especial. Yo iba leyendo sus mentes, iba escribiendo un pequeño relato de sus pensamientos, sin darme cuenta, iba escribiendo mentalmente una historia. Entonces ha sido cuando me he dado cuenta que yo para lo único que sirvo es para escribir, y a veces, ni para eso. Y ha sido en ese momento cuando me he equivocado, he puesto un número donde no correspondía y he cometido el error que hará que me echen del trabajo.

Y estoy cagada.

¿Qué queda?

Escrito hace casi 6 meses:

Voy a una entrevista de trabajo. Pierdo el papel donde tenía apuntada la dirección donde tenía lugar la entrevista, aún así encuentro las oficinas. Pierdo toda la tarde en la entrevista, que a pesar de ser larga, termina. Me pierdo, no se como encontrar el camino de regreso al metro. Pierdo la mirada entre la gente. Pierdo la ilusión por entrevistas de este tipo. Casi pierdo los papeles, cuando voy andando por la acera y una chica en vez de llamar con el brazo la atención del conductor del autobus, me da con todo el brazo un golpe en seco en las tetas, llamando en este caso, mi atención. Sigo andando, a pesar de dolerme el golpe y notar como los pezones se me erizan del dolor.

Sigo caminando. Le pregunto a la gente : ¿como se llega al metro?. Me indican mal, me pierdo 4 veces. Por 4 calles diferentes, pero que a simple vista parecen todas iguales.
Oscurece. Le pregunto a unos jóvenes, me vuelven a indicar mal.
Hasta que harta de dar vuelvas, le pregunto a un hombre trajeado. Este hombre no lo sabe ¡no coge el metro! pero una vieja trajeada también me escucha, me dice con la mano que me acerque, me indica como se va al metro y llego perfectamente, a pesar de mi plena desconfianza.

Llego al metro. Bajo escaleras. Muchas escaleras. Y luego ante mi, un largo pasillo, interminable pasillo. Camino detrás de la gente. Me imagino sus vidas desde que salen de este interminable pasillo. Me imagino mi vida si no saliese de este interminable pasillo. Cuanto más andas, más largo es.
Ves a la gente que viene de frente. En sus rostros puedes ver cansancio. Decepción.En otros, alegría, ilusión. ¿Qué hay al otro lado del pasillo?. ¿Está allá la felicidad?, ¿el placer? ¿la solución a nuestros problemas? ¿la respuestas a nuestras dudas?.
Camino detrás de un hombre. Sus pasos son rápidos, por eso me quedo tras el. El me conducirá al final de este camino interminable.
Me salvará de algún peligro si fuera necesario...

Por fin se ve algo más allá del largo pasillo de paredes blanquecinas. Por fin saldremos de aquí: esta luz nos hace más viejos, más cansados.
Deseo con todas mis fuerzas ver que hay tras tanto camino.
Alcanzo la luz. Una luz más blanca me ilumina, me envuelve.
Fin del trayecto.
Al final del largo pasillo no hay nada.Tan solo estamos Yo y mi destino.
Atrás queda la entrevista de mierda. La tarde pérdida. Y las caras de la gente a las que tantas preguntas les he hecho hoy.

Atrás queda lo que dejamos:
O lo que nos quedamos para siempre.


Escrito hoy:

He descubierto lo que hay tras ese largo pasillo. Lo que había, lo que hay, era mi futuro trabajo. Mi rutina. Por donde cada día paso, por donde cada día avanzo dormida y cansada. Por donde cada día voy escribiendo mentalmente cada escena. Es curiosa la vida, los humanos: nosotros. Cada día me quedo más sorprendida de cada una de las cosas que me pasan.

Y Madrid tembló

Se acerca el 11-M. El día que Madrid ardió y se rompieron tantos corazones y tantas vidas. Aquel día se quedó marcado en nuestros corazones. Y toda aquella gente que decía no llorar nunca, ese día, sus ojos se inundaron de lagrimas negras, negras como el metal carbonizado de aquellos vagones de tren. Ese día me hubiese gustado, a pesar de todo estar en Madrid, a pesar de tanto dolor, me hubiese gustado estar cerca de aquellas familias, haber podido ayudar en cualquier cosa, a pesar de que yo no soy más que una persona, un número más, en la ciudad. Pero ese día sentí que Madrid vibró y mi corazón, y yo, ese día sentí el dolor de esa ciudad en mi piel.

No, no quites la televisión -le dije a mi Madre-. Del dolor también se aprende. El dolor también nos enseña. El dolor, ese que nos abre el corazón y a la vez nos lo rompe.
Nunca he entendido a la gente que no puede ver según que tipo de cosas. Cuando a veces, la realidad se muestra en cosas que nos dan miedo ver, que no queremos ver.

Ayer noche, caminaba por Barcelona, miré al suelo y pude ver un corazón sobre la acera :



Inevitablemente aquello, hizo que recordase todos aquellos corazones que quedaron sobre el asfalto y que cada uno recogimos como pudimos y ahora guardamos muy dentro del nuestro.

Madrid tembló, sí, y nosotros con ella.

Es necesario estar solo

Te enamoras, el día que no lo esperas, que no lo buscas. El día que dejas de llorar porque no tienes a nadie cerca a quien abrazar, ese día, eso que llamamos destino, ese que llamamos Dios, esa fuerza sobrehumana que muchas veces nos deja sin aliento, sin habla, nos envía lo que con tantas ansias anhelábamos: el amor. Y llega una persona. Una persona a la que miras, y desde que tu mirada y la de ella se unen, sabes, que la has encontrado, o que te ha encontrado ella a ti, esto último nunca está claro. Desde ese momento tu vida cambia, no entiendes como alguien como ella te ha elegido a ti, ni llegas a comprender con exactitud como ha sido posible el volver a enamorarte. Tu que pensabas que nunca más lo harías: que odiabas a las mujeres y al amor. Que el amor, no estaba diseñado para ti, que tu y el amor eráis totalmente incompatibles. Y mírate, hoy la miras y podrías hacer que el tiempo se detuviese aunque fuese por unos instantes, los justos, para darte cuenta, que el amor todo lo puede.

Una vez me hablaron de la felicidad, y me describieron exactamente la vida que tengo hoy.Estar solo es eso que a nadie le gusta, (hay excepciones), pero descubrí que era necesario estar solo para darte cuenta de la importancia que tienen todas las cosas, que a veces aunque vayamos con los ojos muy abiertos no vemos. Que a veces tienes que pasarlo muy mal, para que cuando algo realmente bueno te pase darle la importancia necesaria para aprovecharlo y valorarlo.

Quizá por eso deba de alegrarme de todas aquellas tristezas. De las noches en la terraza maldiciendo a alguna mujer y deseando huir con otra. Donde nadie, pudiera volver a separarnos.
Siempre hay algo realmente bueno para ti: siempre. Descubrí una vez que se podía ser feliz dentro de la tristeza. Que aquella tristeza, en muchas ocasiones me había hecho escribirte demasiadas cosas bonitas. Cosas que no leerías nunca, pero que yo te había escrito. En aquellos días en que el frío ensuciaba los cristales y yo dibujaba la inicial de tu nombre con la punta de mi dedo índice. Cuando alguna gente no entendía esta insistencia e impaciencia mía de ser feliz, de encontrar a esa mujer que tantas veces había recreado en mi mente, o en mis historias. Esa mujer que pertenecía a veces a mis historias inventadas, esa mujer que piensas, que nunca, que jamás va a llegar. Que casi siempre pasa lo mismo, que pensamos que nunca nos va a pasar aquello tan maravilloso y cuando nos pasa, te dices a ti misma que tu impaciencia y sufrimiento era innecesario, que no hacía falta partirse el alma tantas veces, ni llorar tantas veces sola, con aquella canción de Isma (Amo tanto la vida), que tantas veces aplicaste a tu vida y a tus sentimientos. Pero nunca aprendemos de esto. Y siempre, siempre nos seguimos poniendo tristes por aquello que perdimos, por aquello que pensamos que nunca nos va a llegar.

El amor amigo/a, es tan necesario hoy en día, como dormir cada madrugada un mínimo de 6 horas. El amor nos proporciona esa dosis diaria de felicidad, para sonreír mientras trabajamos, para escribir cosas bonitas, o para pensar que no todo está perdido, que no estás tan sola ni tan perdida como pensabas.


Mi tesoro:



mis Cds de Ismael Serrano


El nuestro:



tu gata...Jazz.....

Amor sobrenatural: Dirigida y escrita por eZcritor

Pide criticas, y yo, para no ser menos voy a dar la mía. También quiero que veáis el capítulo, el primero, de la serie escrita y dirigida por Rafael Fernández, o eZcritor como todos lo conocemos. Tenéis que verlo para poder entender este post:





Sin duda alguna se nota que el guión de la serie es una eZcritoriada (vaya, invención pura y dura del eZcritor), y por eso, quizá me ha gustado tanto. El principio no está mal, aunque esperaba una cabecera diferente, con otra música, pero bueno, esta no está mal. Salva estupendo, creo que es el hombre idóneo para ese papel, me gusta su físico, como lo hace, aunque en ocasiones se nota que está demasiado pendiente de la cámara, pero bueno, esto supongo que cambiará conforme vayan rodando más capítulos. Porque sé que habrá más capítulos. Esta serie será sin duda todo un éxito. El eZcritor no solo a conseguido ser "escritor de éxito" ( y llegar cada vez más alto) sino que va a ser algo más que un escritor de éxito, el tiempo hablará.
Podría seguir hablando de la serie, pero creo que hay que verla, porque a veces vale más una imagen que mil palabras. Así que nada, eZcritor, te felicito por el primer capítulo y por los que están por llegar.

Estoy viviendo

Desde que llegué a Barcelona pienso que estoy viviendo un bonito sueño del que no quiero, por nada de este mundo, despertar. Encontré trabajos maravillosos, gente más maravillosa aún. Estoy encontrado poco a poco estabilidad económica, cosa que se agradece, cuando llevas cuatro años perdiendo y desperdiciando dinero a diestro y siniestro. Dejándote los riñones, las piernas, la vida, y tu tiempo, en un trabajo de mierda: sirviendo copas, comidas, a gente que no te valoran y que te miran por encima del hombro porque eres camarera y ellos están de Domingo, (porque no trabajan fines de semana), comiendo en el restaurante que trabajas, y son mejores que tu por ello. No como tú, que día que no trabajas en hostelería, día que no te pagan. Tu jefe si es solo tu jefe, genial, tu trabajas, te echa broncas y te paga, pero si trabajas para algún familiar piérdete, porque se mezclan sentimientos y terminas pasándolo mal.

Sin embargo, ahora, tengo un trabajo estupendo. La gente puede tacharme de repetida con el tema, pero es que el tema lo merece. A veces no me creo nada de esto. Otras no pienso en ello. Pero las veces que me termino parando a pensar en todas las cosas buenas que me están pasando, en lo que poco a poco estoy consiguiendo, puedo ir preparado pañuelos de papel, porque termino emocionada, llorando. Camino por la calles de Barcelona, unas calles que me parecían un mundo la primera vez que las pise. Y ahora las considero mías. Camino por ellas, alimentando mi alma, y llenando mis ojos y mis sentidos con todas las pequeñas cosas que nos rodean, porque cada una de esas cosas le dan sentido a esta vida.

Quizá en aquel momento en que estaba haciendo mi maleta todo esto fuese una locura. Mi Madre me decía que otra vez me estaba equivocando, mi tía quedo con los ojos bien abiertos: no me dijo no te vayas, creo que pensó que me iba a buscar algo mejor, y mira, lo encontré. Encontré algo mejor. Y todo esto se lo debo solamente a una persona que nada más conocerla me cambió la vida, nunca mejor dicho. No recuerdo haber sido tan feliz antes, con nadie. Dejé de creer en los sueños hace tiempo, pero cuando la conocí, cuando la vi por primera vez supe que los sueños existían y que había que luchar por ellos de algún modo.
Por eso, que no le hagas caso a nadie. Toma tus decisiones. Si quieres hacer eso, hazlo, si crees que eso te va a hacer feliz, si crees que te va a llevar por el buen camino, hazlo. Pero decide, decide tú, no dejes que nadie decida por ti, porque ellos no van a vivir tu vida.La vas a vivir tú, ellos seguirán viviendo sus vidas, en sus casas, con su familia. Tu vida, la tuya, es tuya, vívela tu, no dejes que nadie la viva por ti. Mira por ti, y los demás que miren por ellos mismos.

Hace unos días recibí un e-mail de una dirección que desconozco. Decía en el, por si me interesaba, que mi -ex, lee mi blog. Lo cual me viene a hacerme un replanteamiento: Si mi -ex, no quería saber nada de mi ¿a que viene que lea mi blog?. Quiere esto decir que podría ser mi -ex, la misma persona que me ha escrito el e-mail anónimo?.¿O a caso es que quiere captar mi atención con este tipo de cosas?.No lo sé. El caso es que me viene dando igual, cualquier cosa referente a mi -ex (ya que ella me echó de su vida como a las moscas).
Y yo si que sé la verdad, la gran verdad sobre algo, que nunca podré contar aquí, ya me gustaría a mi, más de uno quedaríais con al boca abierta.Como quedé yo.

Se llama : novelablog

Llevaba tiempo con la idea en la cabeza. La idea de escribir algo parecido a una novela, por capítulos, en este caso por POST. Quería hacerlo en este blog, pero llegué a la conclusión de que no podía llenar este blog, que al fin y al cabo es personal y cuento cosas del día a día, o a veces historias inventadas o reales, que no podía mezclar eso y la novela por capítulos-post.

Por eso, he creado un nuevo blog, que se llama Novelablog, en el cual empezaré relatando una historia, que espero pueda llegar a gustar y enganchar. Iré publicando cada día un capítulo-post, esa es mi intención. Haré eso paralelamente, al blog, y al libro que estoy escribiendo y que a primeros de mes me pondré por fin a terminar, y cuando lo terminé lo auto-publicaré, pero de forma física, saldrá a la venta y todo el que quiera podrá comprarlo. Mientras escribo esta novelablog, para ir entrando en calor, y porque necesito escribir cuanto más, mejor.

Así que nada, estáis todos invitados: pasen.... y lean......




Dulce mañana

Barcelona despierta pasada por agua. Mojada. Yo despierto, aún estoy en la cama intentado darle la orden a mi cerebro para que haga mover mis piernas y me lleven hasta el baño. Tengo 15 minutos, el tiempo justo, para lavarme la cara, peinarme, tomar el colacao, darle un beso a mi chica y salir por la puerta dirección el trabajo.El trabajo nos secuestra. Nos hace salir de la cama, un día de lluvia para ir a trabajar. Es algo que no entenderé. Los días de lluvia debería estar prohibido salir de la cama, de casa. Tendríamos que quedarnos todos en casa, dedicando nuestro tiempo a lo que más nos guste, refugiados en nuestros hogares, así quizá disfrutaríamos más de la lluvia, cayendo sobre los cristales. O podríamos decidir si queremos salir a la calle o no. Pero nosotros elegimos, elegimos nosotros porque sí, y no el trabajo, no nuestro jefe.

Me meto en el metro, como cada mañana. Un hombre, a pesar de que no cabe ni un alfiler dentro de nuestro vagón nos empuja a todos y consigue entrar, y tras el, sus dos hijos. El chico al que casi pisotea, le pregunta: ¿Pero hombre, que haces?. Y el hombre (de color) contesta: "Todos tenemos derecho a subir ¿no?". El chico y yo nos miramos, seguro que piensa lo que yo: "Sí, claro, todos tenemos derecho a subir aunque sea pisando, empujando y asfixiando a los demás, por supuesto caballero".
El metro daría para contar mil historias. La gente que sufre esto cada mañana me comprende.

He conseguido salir viva del metro, mientras subía las escaleras, dispuesta a coger como cada mañana mi periódico gratuito, miraba de reojo el cielo que amenazaba con lluvia. El chico sonriente, como cada mañana me da el periódico, pero otro chico, a su lado, me da una mini-bolsa de Schoko-bons.¿Y esto? -le pregunto-. Lo regala el periódico -me contesta, sonriente también-. Y me voy tan feliz con mi periódico y la bolsa de Schoko-bons.

Que suerte que te endulcen la mañana con este tipo de cosas. Que suerte que siempre exista alguien que te consiga arrancar una sonrisa entre "tanto ruido".......como dice Ismael Serrano:

Sabado sabadete.....

Estoy aquí, comiendo OREO, hacia tiempo que no comía estas galletas. Ya no me acordaba de lo buenas que estaban. Y estoy viendo la película: La carta esférica. Me la han recomendado, así que ya os diré lo que me ha parecido. Hoy el sábado se plantea así: ver varias películas, los capítulos subtitulados de L Word, y escribir algo para el blog.
También quiero preparar la cena y buscar recetas de algún dulce por Internet, pues me apetece hacer cocinitas también. A todo esto le sumamos que estoy viciada a la Nintendo Ds, al juego Cooking Mama 2 Dinner With Friends.

Ya tengo billete para ir a Granada, iré en tren, así que posiblemente me ocurran muchas cosas para contar algunas divertidas y seguro que algunas otras no tan divertidas.
Yo sigo con la película que como se ponga pesada la quito y me pongo los capítulos de la nueva temporada de L Word, más que nada para no dormirme, porque ahora mismo una siesta a las 16:31 de la tarde sentaría demasiado bien al cuerpo.

El dinero no da la felicidad (ACTUALIZADO)

Ayer fue el día de de los enamorados. Mi novia me regaló una cartera para llevar el dinero (dinero que no tengo, je je). Me hacía falta una y mira, tuvo ese gran detalle:

Yo no le regalé nada, no hay regalo en este mundo lo suficientemente especial, grande, valioso, para regalarle. No se lo he dicho, pero, le debo tantos regalos, que el día que se los entregué tendremos que alquilar otro piso para meterlos todos.
Le he dicho que la quiero, y sus ojos cada vez que se lo digo, se encienden.
Que se pare el mundo, coño, quiero atraparla en un beso para siempre.

Porque empecé a odiar la hosteleria y a todos los conocidos "jefes" de mi Padre

Entré a trabajar en aquella oficina gracias a mi Padre, que por su trabajo conoce mucha gente. Conocía a un hombre con una empresa demasiado importante en la ciudad. Yo había terminado de estudiar Administrativo. Y mi Padre me dijo que ya me estaba buscando un trabajo, que tuviese paciencia. Le dije que no hacía falta que me buscase un trabajo, que no se preocupase. Que yo mi misma lo haría. Pero insistió, me decía que tenía un conocido con una empresa importante y que mejor que trabajar en un sitio donde conocen a tu Padre, y claro, el jefe es amigo de tu Padre. Acepté. A la semana ya estaba trabajando allí. La empresa bastante bien organizada. Era un departamento, del que no puedo hablar mucho (por cortesía) pero si puedo decir que manejaba mucho dinero a diario (todo legal, demasiado diría yo). Yo entré como Administrativa, me pusieron un ordenador para mi sola (con Internet) y unos documentos que tenía que ir revisando e introduciendo en el ordenador. El trabajo era pesado, para que mentir, pero cada mes ganaba 1000 euros, con dos pagas extras al año, y claro, con otro trato al ser la hija de mi Padre, famoso y conocido por el trabajo que tiene. Tenía 6 compañeros más. Todos mayores que yo. El que menos me sacaba 5 años. Los demás rozaban ya los 40. El trabajo como digo, era pesado. Por eso, cuando el jefe se iba yo abría el word y me ponía a escribir como una loca. Luego me enviaba el documento word a mi correo y listo, nadie se enteraría de nada. Pero ese día detrás de mi había un compañero. Era gordo, muy gordo, con gafas y bastante osito. Lo miré. Con cara de "me has pillado". El me sonrió, la verdad es que tenía aspecto de bonachón pero era mala persona. Se lo diré al jefe, me dijo. Y al jefe no le hace gracia este tipo de cosas, además, te hará que le enseñes lo que has escrito -me dijo-. Por un momento pensé que lo que me dijese este tipo me daba igual, pero luego pensé en mi Padre, en que el jefe se lo diría a mi Padre, y mi Padre me diría que vaya vergüenza dar la cara por mi para entrar en ese trabajo y yo escribir, que para eso no me pagan, que me pagan para hacer las tareas que me mandan, no para escribir. Por eso miré a mi compañero a los ojos y le dije: no se lo digas. Haré lo que quieras, menos sexo, claro.
Vale, me dijo mirándome fijamente. Seguidamente llamó a sus compañeros, se agruparon todos formando un círculo. Yo alucinaba al verlos. Luego se acercaron a mi, y el que me había pillado escribiendo me dijo: "Mira, tu lo que veas aquí, a partir de las 4 de la tarde, bien callada, ¿vale?, no se lo dirás al jefe, ni a ningún otro trabajador de la empresa, ni a tu Padre tampoco le podrás contar nada, pues sabemos que tu Padre es amigo del jefe". Dije que sí, dije que sí sin saber lo que esta gente se disponía a hacer.
Entraron a la habitación donde el jefe entraba dos veces al día. El jefe casi nunca estaba por allí, como cada uno sabíamos el trabajo que teníamos que hacer no hacía falta. Tan solo venía a esa habitación a las 9 de la mañana y a las 3 de la tarde, hora en que se iba para no volver hasta el día siguiente. Salieron de la habitación, cargados de billetes, de todas clases, de todos los colores. Me quedé sin voz. La boca me quedó entre abierta durante un rato. Joder, estos cabrones estaban robando dinero. Se lo repartieron. Uno de ellos se acercó. Y me dijo. Mira, venimos haciendo esto desde hace 3 días, cuando nos hemos dado cuenta de que nadie, absolutamente nadie lleva las cuentas de el dinero que entra en esta habitación, ni tan siquiera lo cuentan, por eso, como el sueldo se queda corto, nosotros mismos nos servimos. Pero poco, unos 500 cada uno. Y echaron a reír. Cuando se repartieron el dinero. Se sentaron en sus asientos, esta vez más sonrientes. El gordo se dio la vuelta, y me recordó: Tu de esto ni una sola palabra eh?. Tu escribes de 3 a 6, y nadie se enterará, y nosotros paga extra, y comenzó a reír con una risa nerviosa, que parecía hasta ridícula.
Al día siguiente nada fue igual en ese trabajo. Yo no me encontraba bien haciendo eso, me sentía mal. Saber que esta gente se estaba forrando a costa de la empresa y de mi. Me hacía sentir mal, hasta tal punto que de 3 a 6 no escribía, me comía las uñas y contaba los minutos que quedaban para salir del trabajo.El jefe venía cada día, a la misma hora y se metía en la habitación. Dejaba el dinero y se iba. Esos tres días después de haber dicho que sí a semejante proposición fueron un infierno.

Pero lo peor, llegó el cuarto día. Ese día mis compañeros tuvieron la genial idea de robar, cada uno 1000 euros, un total de 6000 euros. Y no se les ocurrió otra cosa que meter el dinero en mi mochila, aprovechando que yo fui al aseo. Ese día todo estaba en contra de mi. El jefe llegó de casualidad a las 4, porque según dijo un imprevisto le había sacudido. Fue a la habitación, donde deja el dinero, y solo se escuchó un grito. Salio y muy serio preguntó si alguien había entrado en la habitación. Todos dijeron que no. Menos yo. Yo no dije nada, porque solo yo sabía lo que verdaderamente estaba ocurriendo. Sentí miedo. Y más miedo cuando un compañero mio se levantó y anunció que yo estaba robando dinero. Me asusté demasiado porque todos me señalaban. Yo empecé a decir que no tenía nada que ver, que eran ellos los que robaban. Ellos se reían, se acoplaban a la situación. Claro, llevaban años y años en la empresa, cobrando sueldazos ¿para que robar?, el jefe les creía. Cuando se acerco a mi y me dijo que abriese la mochila temblé. Pero como yo pensaba que no había nada la abrí tranquila. Y nada más abrirla, billetes de 500 euros y 200 euros relucían. Yo quedé con la boca tan abierta o más que la de mi jefe. Mi jefe se dio la vuelta, respiró. Dio un zapatazo contra el suelo, y cuando se giró me dijo que por favor pusiera ese dinero en la mesa. Lo puse todo, mientras miraba a mis compañeros que hacían sus trabajos como si nada sucediera, como si ellos no hubiesen hecho nada, y yo fuese una choriza. Hijos de puta, pensaba, cada vez que sacaba un billete de mi mochila. 6000 euros había en total, mi jefe los cogió, dijo que se iba a arreglar unos asuntos, y que conmigo ya hablaría mañana.

A la mañana siguiente allí estaba yo, mal, muy mal. Toda la noche sin pegar ojo. Rogando porque me creyese. Pero no me creyó. Se lo conté todo tal cual había pasado, le conté que iba a mantenerme callada para que mis compañeros no le dijesen que yo había estado escribiendo, que para mi era vital y en ese momento me llegó la inspiración y tuve que hacerlo. El no me creyó me dijo que esa excusa era demasiado infantil, que no se esperaba esto de mi. Que ahora, o devolvía 5800 euros que faltaban, de días anteriores, o se lo contaría todo a mi Padre. El jefe había estado echando en falta dinero días atrás, pero pensaba que sería algún error suyo. Hasta que al descubrir ese dinero en mi mochila, las culpas de la desaparición del dinero que faltaba en días anteriores eran mías. Dije una y mil veces que yo no había hecho nada. Pero claro, mi jefe era abogado, y además inteligente. Por tu bien, busca ese dinero, o échate a temblar -me dijo-.
Y ya te digo si temblé. Esperé a mis compañeros a la salida del trabajo, una tarde. Salían todos juntos, riendo y demás. Les pregunté que por que me hicieron eso. Y me lo contaron todo: había sido un error, metieron el dinero ahí porque era el único lugar seguro para guardar tanto dinero, que era la primera vez que cogían tanto y tenían miedo de guardarlo ellos. Y mira, me tocó a mi guardarlo, que pensaban que de mi nunca sospecharía el jefe.Les dije que me devolvieran el dinero que habían estado robando días atrás, que el jefe me lo exigía a mi. Se echaron a reír. Que ese dinero ya estaba más que invertido me dijeron. Y riendo se fueron. Les grité ladrones en mitad de la calle.

Así que tuve que pedir un préstamo de 6000 euros para pagar un dinero que yo no gasté ni robé, al gilipollas de mi jefe que está forrado. Llevo pagando ese préstamo dos años y este año es el último. Por eso estoy deseando que llegue el año 2009, a todo el mundo se lo digo, y casi nadie me entiende, que como puedo estar deseando que pase el tiempo. Mi Padre nunca se enteró. Mi jefe nunca le dijo nada, creo que por quedar bien delante de mi Padre porque habría sido triste decirle que me ha cobrado 5800 euros, que no sabe a ciencia cierta que robé yo. Y tampoco mi Padre sabe de la necesidad que paso cada mes por culpa de pagar 200 euros de cuota mensual. Sé que si le hubiese dicho a mi padre todo lo ocurrido me habría creído pero preferí pedir el préstamo y pagarlo yo sin que nada de esto saliese a la luz.

¿Porqué te has ido de ese trabajo, con lo genial que era? -me preguntó mi padre una tarde-.
Pues porque prefiero la hostelería aunque se cobre una mierda y se trabajen fines de semana y festivos. Y así fue como, encima de todo, tuve que trabajar para mi Padre durante casi un año ganando una mierda, y trabajando más que una negra.

¿Verdad o Mentira?

Que una mentira puede llegar a convertirse en verdad, todos sabemos que es mentira. Es prácticamente imposible, porque si es mentira es mentira, no hay más. No se si recordaréis, o mejor dicho: si conocisteis a Marta de Esparta, tenía un blog, que podéis ver pinchando sobre el nombre. Un blog, para mi gusto demasiado bonito, respecto a diseño, y bueno, se lo curraba, los post eran una verdadera delicia, era como leer una novela en formato cómic, pero sin dibujos, todo dividido por apartados. Formidable.
Yo era asidua. Entraba cada día, a ver si nuestra Marta había escrito algo, siempre sorprendía con algo, porque como podéis ver acompañaba sus post con fotos que ella misma personalizaba y quedaba muy bien con el diseño, todo colorido, te sentías bien, rodeada de tantos colores mientras leías en su página. Pero un día, Marta murió. Sí, como leéis, Marta murió. O más bien, Marta nunca existió. Nunca existió esa Marta que nos contaba sus historias, ya fuesen verdad o mentira, pero sus historias. Hubo gente que se atrevió a decir que ese blog lo abrió un tío que se le da bien esto de escribir y que lo hizo solamente para ganar el concurso de 20 minutos. Le salió mal, no ganó nada. Pero si ganó mi voto, al menos, cada día. Pues si mal no recuerdo era a ella, a quien votaba cada día para que ganase, en cuanto a diseño y también a contenido.
Era un blog que tenía una media de 100 comentarios diarios, más seguramente más de 1000 visitas diarias. A la gente les llegó de verdad a gustar Marta de Esparta. A mi me gustaba.

Pero un día anunció su muerte. Marta nunca había existido. Es que Marta ni era Marta ni era mujer, ni llevaba esa vida que decía contar y compartir, ni nada. Con lo cual, el blog recibió algunas visitas más de incrédulos/as que pensaban que todo era una siniestra broma. Yo misma, entré cada día durante un mes, porque no podía creerme que una persona se lo pueda currar tanto para ganar un concurso y luego........¿luego qué? ¿llevaría a su hermana a recoger el premio?.

Son mentiras y mentiras. Es como si un día anuncio mi muerte en este blog. Y os digo que yo nunca existí.

La gota que colma el vaso

Llegaba a casa, y solo pensaba en ponerme delante de mi ordenador, después de haberme pasado 8 horas seguidas sin quitarle ojo a la pantalla del ordenador en mi curro. Sin parar de teclear. Y sin embargo llegaba a casa y tenía ganas e ilusión de coger y ponerme con la plantilla del blog con el que estaba colaborando e intentando diseñar, porque aunque no lo creamos el diseño cuenta. Creo que es una baza demasiado importante, pues a los lectores les gustan los diseños bonitos y para relajar la vista, mientras leen , tonos claros. Sin embargo en esta comunidad en la que intentaba ayudar y encajar creo que no ha servido la pena mi empeño, mis fuerzas y mis ganas.
Sí, no soy un hacha con el HTML, de hecho no entiendo de HTML, pero poco a poco, haciendo, probando (ensayo y error) he ido descubriendo cosas, trucos, que te ayudan y te enseñan, a la hora de diseñar una plantilla.

Yo solo quería ayudar en la comunidad. Me incomoda escribir sobre una plantilla que no está bien diseñada. Y más si alguna gente se queja de que no se lee bien. Creo que antes se deben de solucionar todos esos problemas y luego ponerse a escribir de lleno. Pero al parecer eso no era bien entendido en la comunidad. Y yo me empeñaba y llegaba a casa y dejaba de lado a mi novia, y a las partidas a la Wii, y todas las historias que quería escribir para este blog, y pasaba un huevo de seguir escribiendo mi libro, ese que un día de estos publicaré y me encantará que leáis. Dejaba todo eso atrás para seguir pensando, para seguir indagando en como crear una plantilla única y genial para la comunidad eZcultura. Pues el día que entré casi monto una fiesta en casa. Y emocionada le dije a mi chica: ¿Sabes? ¡Voy a pertenecer a Comunidad eZcultura! ¡yupi!. Le dije toda emocionada y realmente ilusionada.

Hoy dejo la comunidad. Dejo de romperme la cabeza tocando el html y dejo de hacer más la tonta pues al parecer, ahora, la plantilla no importaba tanto. Lo que me jode de todo esto es que pueda perder la amistad con toda esa gente. Pero bueno, espero que todo pase y volvamos a ser los de antes.

Adiós Comunidad eZcultura.

¿No me echas de menos?

El había cerrado la puerta aquella misma tarde. Aquella puerta que una vez abrió para que ella saliese, con todas sus pertenencias. Fuera la esperaba un taxi. El habría matado, sí matado, asesinado, a aquel hombre del taxi con tal de que no la separase de su lado, pero eso nada hubiese cambiado el presente que ella había elegido.


No puedo seguir contigo -le dijo ella-. No puedo, estar contigo es un rollo, llegas de trabajar, y solo piensas en conectarte a Internet a ver esa mierda de foros de tecnología que parecen ser más importantes que todo lo demás. Luego, no te acuerdas de desconectar, pasas horas y horas delante de esa pantalla. Que para hablar contigo, tengo que conectar mi portátil para hablarte por el MSN. Pero es que a veces ni por esas hablo contigo, porque contigo no se puede hablar. Te hablo de como me ha ido el día y parece que mientras te hablo, estás pensando tú en lo que vas a decirme. Creo que nunca te enteras de lo que te cuento. Es más, creo que ya no te importa ni mi vida, ni esta relación. A ti solo te importa que la conexión de banda ancha no te falle, que haya comida en el frigorífico, y de vez en cuando echar un polvo. Y no, esto no es ninguna relación. Esto es una conveniencia. Si quieres esto, vete a compartir piso con dos o tres tíos que sean como tú. Seguro que así estarías más satisfecho, y yo seguro que más feliz. Lo siento nene, no, no me vengas con lagrimas, a mi eso no me ablanda. Me hubieses ablandado antes, cuando te esperaba metida en la cama, a la espera de escuchar el ruido de tu ordenador cuando deja de estar encendido. A la espera de verte aparecer en nuestra habitación, solo para que me abraces. Solo para sentir tus brazos rodeándome. Brazos que nunca llegaban. Brazos que dejé de sentir desde hace, mucho, mucho tiempo.

El recordaba esas palabras. Que le martilleaban la cabeza, su corazón, sus sentimientos. La primera noche que ella ya no estaba en casa, ya la echaba de menos. Porque antes el sabía que ella estaba allí, se sentía seguro, pero ella ya no estaba. Estaba solo en casa. Y por eso sentía un vacío profundo, que le quitaba las ganas de conectarse a Internet. De comer. E incluso de vivir.

Vuelve conmigo -le dice el, dejando un mensaje en su contestador-. Vuelve por favor. Te echo de menos. No te imaginas cuanto. He sido un tonto. No debí de haberte abandonado de esa manera. Siento, siento no haber visto antes mi error, no haberme dado cuenta antes. No te puedes imaginar cuan arrepentido esto de todo lo que no he hecho contigo. De todo lo que me perdido por mirar un pantalla durante horas.Vuelve, cariño, vuelve a casa.

Ella nunca escuchó ese mensaje. Ella nunca utilizaba el contestador de su teléfono móvil. Nunca escuchó esa mensaje lleno de sinceridad y de arrepentimiento.
El esperó durante una semana alguna contestación de ella. Pero no obtuvo más que silencio. Su casa se empezaba a convertir en una cárcel. Dejó de navegar por Internet, le cogió odio, manía. Dejó de comer, adelgazó 10 kg de golpe. Tenía mala cara. Y tenía muy pocas ganas de seguir viviendo. Se había dado cuenta de que ella era lo que más le importaba. Se había dado cuenta de su error. De que no hacían nada juntos. De que casi no se veían. Y de que ella, le había dado demasiado tiempo para que cambiase, y le había avisado muchas veces ya. Pero el quedaba sordo cuando escuchaba esas palabras, que ella le decía desde el marco de la puerta, apoyada. Recordaba esos: "te espero en la cama, cariño". El nunca acudía. Pasaba las noches encerrado en la misma habitación en la que ahora no quería entrar. Pero ya era tarde. Ella se había ido y no volvía.

Pasaron varios meses. Una tarde se encontraron acudiendo al cine, a ver una de las películas de un famoso Director, al que ambos admiraban. Era una de las pequeñas cosas que tenían en común, pero que nunca compartían. Nunca. Sin embargo esa tarde, en el cine, ninguno de los dos esperaba encontrarse. Y se encontraron:

Ella: Ey, pero si eres..... ¿qué tal?
El: Marta, mujer, dame dos besos.... ¿cómo estás?.
Ella: Yo, (baja la cabeza, siente algo de vergüenza), bien, bien...
El: al cine? no?.....la de...Taran??..
Ella: ¡Si......exacto...la de Quentin Tarantino!
El: Genial.....y vienes, estas.. sol..?
Ella: Sola, sí, sola, así nadie me quita las palomitas.....ni me interrumpe en mitad de la película para hacer preguntas.
Los dos rieron.

Caminaron hasta entrar en la sala de cine. Se sentaron juntos. Rieron, compartieron palomitas y cocacola. El la miraba en la oscuridad de la sala. Ella, sin que el se diese cuenta, lo miraba también. Lo notaba muy cambiado, aparte de demasiado delgado. Coincidieron en varias miradas, a las cuales solo pudieron sonreír. A la salida del cine, ella no sabía que decirle. El tampoco. Ella no quería ir a casa. El no quería ir a ningún sitio más sin ella. Ambos quedaron el la puerta del cine, mirándose sin saber que decir, hasta que el rompió el silencio y dijo: Hace frío, ¿te apetece tomar algo conmigo?. Ella aceptó encantada. Tomaron algo y terminaron cenando, en una cervecería, donde pasaron 5 horas, sentados, hablando y compartiendo miradas. Cosa que hacía tiempo, mucho tiempo, no hacían. Ella le contó como le iba la vida, el trabajo, como estaba su familia. El le contó más de lo mismo. Los dos mostraban un interés mutuo, el uno por el otro. Sintiendo cada palabra. Reviviendo cada frase. Y deseando que ese momento no se escapase nunca.

Pero todo se termina. Salieron de la cervecería. La hora de la despedida se acercaba.
¿Te coges el metro? -preguntó el-. Sí, supongo que tu llegas bien caminando -dijo ella-.
Se despedían, se separaban. Pero justo antes de decirse ese hasta luego, ese adiós.. el le dijo: Marta, tengo una pregunta que hacerte, puedes no contestar si quieres. Adelante, hazla -dijo ella-. El le preguntó : ¿Porque nunca contestaste al mensaje que te dejé en tu contestador?. Ella quedó muda. No sabía de que mensaje le hablaba. Ella le dijo que si no recordaba que nunca usaba el contestador. Claro, como el nunca le prestaba atención............
Yo también tengo algo que decirte -dijo ella-.
El abrió los ojos, como si así la fuese a escuchar mejor.
Y ella habló: Los primeros días de estar separados comencé a escribirte, en el foro al que eres asiduo, tu foro de tecnología, nunca me respondiste a ningún mensaje de los que dejé, por eso pensé que no me echabas de menos, es más, pensé que no querías saber nada de mi.Me retiré.
El quedó mudo. Ahora si que sobraban las palabras.
El quizá la abrazó, no lo sé. Ella quizá le besó. No lo sé tampoco.

Lo que pasó lo dejo a cargo de vuestra imaginación.

Mujer fatal

La vi al filo del anden, vestía botas negras, falda roja, medias negras, chaqueta negra de cuero muy ajustada, un bolso rojo bastante original. El pelo recogido, los labios muy rojos, los ojos muy negros.Escuchaba música, y se contoneaba al ritmo de la música que escuchaba. Siempre he dicho que no tengo tipo de chica. Ni tipo, ni prototipo. Quizá eso fue lo que hizo que la mirase, y la mirase una y otra vez. La gente que pasa por su lado la miran pensando: "menuda furcia". Yo sin embargo la miro y me adentro en sus ojos. Quedan dos minutos para que el metro llegue y nos separe. Pero yo quedo allí, cada vez más cerca de ella.Paso a paso me voy acercando. Sus labios rojos parecen un dulce, una golosina muy dulce. La boca se me hace agua, hasta el punto de que termino mordiéndome el labio inferior. Yo pensaba que la belleza imperfecta aún no estaba inventada. Sin embargo ella ha roto todos mis esquemas. Me mira un par de veces y yo le aguanto la mirada, con lo que me cuesta a mi mantener la mirada fija en los ojos de alguien.

Pero ella, con ese aire de dura, de atrevida, y a la vez de soñadora... consigue que me intrigue por todo lo que en estos momentos la rodea. El metro se convierte en una sala, donde la música suena por todas partes, esa música que ella escucha, que ella canta de forma bajita, abriendo esos labios rojos, como fresas. Esos labios chispeantes e inevitablemente tentadores. Y en esa enorme sala, toda la gente baila su canción, sus canciones. Y yo me acerco a ella, lentamente, por su espalda, colocando mis manos sobres su cintura. Y le susurro al oído que si quiere bailar conmigo.

Busca mis ojos. A cada momento. El tren está apunto de llegar. Pronto nuestros caminos se separaran por culpa de dos puertas que se abrirán y por las cuales nos adentraremos. Hasta que no llega el tren y se coloca justo frente a mi, no me doy cuenta, no soy consciente de que me coloco tras ella, para entrar por la misma puerta. Y me ves a mi, con los ojos cerrados: "Que esté lleno, que esté lleno, que el tren esté lleno, que esté a tope..que esté a tope". Y los abro. El tren está a tope. Entro detrás de ella, y quedo pegada a su cuerpo. Mis pechos pegados a su espalda. Puedo olerla. Puedo tocar su pelo. Cierro los ojos. Y en ese momento, alguien me coge de la mano. Tiene un tacto suave. Muy suave. Y esa mano, que ha cogido la mía, juega a buscar mis dedos hasta encontrarlos. Cuando abro los ojos, y miro hacia abajo. Veo que su mano sujeta la mía. Y entonces ardo por dentro, mis labios se humedecen pidiendo un beso de su boca, me arde el pecho, me arde todo. El tren arde, arde por mi culpa, por la suya. Cuando se da la vuelta y me mira, nos hablamos con la mirada. Me empuja contra la puerta, puerta que si se abre me hará caer en algún anden, pues mi parada, hace tres, creo, que la pasé. Pero me da igual. Hoy no tengo prisa por llegar a casa. Hoy solo quiero probar sus labios. Que se detenga este metro que me ha llevado a la locura de su mano. Esa mujer tiene poderes sobre mi. Me tiene acorralada entre la puerta y ella. Quizá cuando su boca este cerca de la mía creeré todo esto un poco más.
Se coge a mi cinturón, me lleva cerca de ella, clava sus pechos en los míos. Me mira, me mira fijamente. Entreabre la boca, me va a besar, me va a besar -pienso-. Y solo lo pienso. Porque aún está demasiado lejos. Quiero que se acerque. Ella cierra los ojos. Yo también los cierro. Se escucha un ruido, noto como la puerta del tren se abre detrás de mi espalda, pierdo el equilibrio. Y quedo fuera del tren. El pi pi pi de la puerta antes de cerrar se escucha. Mientras recupero el equilibrio ella me mira desde dentro, me tira un beso con su mano. Las puertas del metro se cierran. Y quedo en una estación que desconozco. Sin el beso. Sin saber quién es. Sin saber si la volveré a ver. Ahora solo puedo volver a casa. Volver a la realidad.



Entrad en esta pagina , y escuchad unas canciones que se llaman: "Antes de Marchar" y "Me la estoy jugando" que están geniales. Ella es una chica que tiene una voz preciosa, y que va a sacar un Cd dentro de poco. Conocerla merece la pena.

Verdades infinitas

Cuando mi chica me dice que soy más rara (a veces) que un perro verde, tiene razón. Y no soy solo rara, que ojalá. Sino que soy insegura, cabezona, celosa, aburrida, sosa, narcisista y un poco autista. Todo eso soy yo. No tengo inteligencia. Nunca hice una carrera, aunque no fue porque yo no quisiera, o nadie me animase. Mi tía me machacaba, es más, de pequeña, con 8 años me hizo firmar un papel, diciendo que de mayor, iría a la Universidad. Incumplí ese papel, y se que mi tía debe de pensar que no cumplo lo que digo, cosa que a veces, es verdad, es que también soy un poco mentirosa, pero no compulsiva, sino que a veces miento sin querer hacerlo. Más que mentiras, se podría decir que adelanto los acontecimientos y luego no los llevo a cabo porque me da miedo. Me da miedo el fracaso. Me da miedo casi todo en esta vida. Me doy miedo hasta yo, cada vez que me miro en el espejo cada mañana, y a veces, no me gusta lo que veo. Porque me veo más vieja. Más fea. Estar conmigo es aburrimiento total, no entiendo todavía, como mi novia está conmigo. No entiendo como me aguanta. Un día me dejará por aburrimiento total. Porque no tengo, nunca, una conversación interesante que ofrecerle. Porque mi vocabulario, no va más allá de lo que leéis en este blog, y bueno, en este blog hablo, en persona, soy tímida, reservada, y a veces demasiado fría. No me abro a la gente, me cuesta mucho hacer amigos, pero bueno, esto último me viene desde pequeña.

Hoy, me he detenido en un cartel, que venía a ofrecer una terapia, de Crecimiento personal y relacional, una terapia donde te enseñan a vivir el presente, y a valorarte a ti mismo, y bueno, entre otra cosas. Sin darme cuenta, he arrancado un número de teléfono:



por un momento he estado tentada en llamar. Tengo un problema, tengo que afrontarlo, tengo que aceptarlo. Voy a llamar: al tercer tono he colgado. Pues, hasta para llamar y preguntar como puedo acceder a la terapia tengo perjuicios.
En realidad yo, no quiero ir a esa terapia. En realidad, me gusta ser como soy, y me gusto, dentro de todas las cosas malas, y defectos mil que tengo. Después de todo me encanto a mi misma.
Pero como se que hay gente que le gusta que me restriegue en mi miseria, pues aquí queda este post, porque ellos, las personas que no me aguantan, que me insultan, y que odian lo que escribo (pero que cada día entran a este blog para ver si he escrito) y se esconden tras un "anónimo" se merecen un post como este.

Y mira, que mejor que escribirlo hoy, que estoy de capa caída.

Preguntále a la gente

Si le preguntas a la gente que si les gusta su trabajo, el 70% te dirán que no. Que lo odian. El 30% que si, que les encanta, pero la mitad de ese 30% que dicen gustarles, cuando lleguen a su casa, cuando se duerman y despierten odiarán levantarse por la mañana para ir a la mierda de trabajo que tienen. Pero hay que ganarse el pan, por eso, nos levantamos y vamos a nuestro trabajo aunque sea una mierda.
Yo pienso que el trabajo perfecto no existe. Que es una mentira inventada. Que trabajamos por dinero, simplemente, porque sin dinero es difícil vivir, porque no es imposible, pero bastante difícil. Porque hoy sin dinero no tienes nada, pero con dinero lo tienes todo, o al menos tendrás aquello que elijas o puedas comprar.

Es curioso, hoy me he acordado de ella. Aquella mujer que lo compraba todo con dinero, una vez me dijo: "Si te quedas conmigo nunca tendrás que trabajar, solo te quedarás aquí, en mi casa, que será tuya, con la nevera llena de comida, e Internet con banda ancha para ti sola". Eso me dijo, y se quedo tan ancha. La verdad es que el ofrecimiento llamaba la atención, si no fuera porque detrás de aquel ofrecimiento había un "pero", casi siempre suele haber un pero tras ese tipo de cosas. Así que nada, le dije que me lo tenía que pensar. El día en que le tenía que decir un sí, o un no, me presenté en su casa. Le dije que no. Y se enfadó. Que ninguna mujer, nunca le había dicho que no. Y yo le pregunté ¿y entonces porqué estás sola, si ninguna mujer te ha dicho que no?. Me lanzó un zapato, me hizo daño. Bajé por el ascensor riéndome con mi reflejo en el espejo. Menos mal que no acepté aquello. Aquella mujer quería cada noche abusar de mi un poquito. Por eso estaba sola, a veces nadie elije el camino fácil, porque lo fácil conlleva, en muchas ocasiones a pasar por algo que no nos gusta. Es que no todo es perfecto.

Por eso amigos, me quedo con mi mierda de trabajo. Mi sueldo de mierda. Como todos ustedes que me leen, y nada, que ya vendrán tiempos mejores. Quizá acertemos una primitiva, que eso si que quita penas. O quien sabe, quizá siempre sigamos siendo pobres, pero quizá tengamos una persona al lado que nos quiere, que nos ama, y eso, valga más que todo el dinero del mundo.

Las rosas rojas

Va en el metro, con un ramo de rosas entre los brazos. Su marido le ha regalado unas rosas rojas, una por cada año de los que llevan juntos. El le regala cada año rosas rojas, pero hace dos años que ha dejado de amarla, de desearla. Ella sujeta con fuerza las rosas, se siente observada,porque toda la gente del metro la mira, toda la gente que sube, la mira, piensan que es afortunada y que alguien la debe de querer mucho para regalarle esas rosas. Pero ella no siente nada por esas rosas. Piensa en las margaritas que ha dejado sobre su mesa, en la oficina, esas margaritas que su compañero de trabajo, ese con el que mantiene una relación secreta desde hace 1 año, le ha regalado.

Al llegar a casa el le preguntará si le gustaron las rosas, ella le besará, le dirá que le han encantado, las meterá en agua. Pero esas rosas no guardarán amor alguno, por ninguna de las partes, terminaran marchitándose, muriendo. Y quedaran muertas como su relación, como su amor.
En la mesa, mientras cenan, el la mira de reojo, le pregunta por su día de trabajo, mientras sorbe la sopa, despacio, y casi sin hacer ruido. Ella le contesta que muy bien. Y esa pregunta la lleva a pensar en su amado, en su compañero de trabajo, aquel que convierte que ir al trabajo sea felicidad, que sea lo que más desee cada mañana. Muy bien, ha sido un día estupendo -contesta ella, al fin-.
El no para de mirarla, no sabe como decirle que hace tiempo dejó de amarla, dejó de sentirla y dejó de encontrar especial el llegar a casa y pasar tiempo juntos. La mira, y tiene miedo de decirle lo que le ocurre, y hacerle daño, piensa que ella querrá morirse, que le odiará, que no querrá verle más, que le echará de casa. Tiene miedo, por eso no abre la boca más que para comer.
Ella lo mira. Se siente sucia, porque le está haciendo daño, porque en realidad es un hombre adorable y guapo, que la ama. Se siente mal, y no sabe como explicarle lo que pasa por su cabeza. Ella no se atreve a decirle que se a enamorado de otro, que ya no siente por el, mas que un cariño infinito, pero nada más. Que ya no le desea en la cama. Por eso, desde hace un año y pocos meses, solo hacen el amor, cada tres meses, y de forma rápida y compulsiva, quizá por aburrimiento, quizá por aparentar, quizá por costumbre.
Ni una sola pelea, han tenido, a lo largo de su relación. Pero desde que les viene ocurriendo todo esto, a ambos, es que ni siquiera tienen opiniones contrarias. El hace todo lo posible para para que ella se encuentre bien (bastante tiene con que ya no la quiera piensa él), quiere al menos, hacer que ella esté bien con el, que no sufra.Ella por su parte, lo trata muy bien, lo cuida, y aunque no lo ama, le tiene y le guarda ese cariño que los años y el amor que se tuvieron durante mucho tiempo, le han proporcionado.
Y así llevan ya dos años. Dentro de una relación que es mentira.
Y así, el uno y el otro, guardan su secreto cada día.

Ella va a la cocina, mira el ramo de rosas rojas.. Dos de ellas están marchitas. Encogidas y ennegrecidas. Ella lo llama a la cocina, le dice que mire el ramo, el lo mira: Si, cariño 6 rosas, una por cada año que llevamos juntos. Ella le responde: Sí, pero mira, dos de ellas se han puesto así nada más llegar a casa.....
Y en ese momento ambos miran el ramo. Callados. Con el corazón en la garganta. Se miran:
piensan que ha llegado la hora de hablar.

Me gusta caminar por la calle y hablar sola


Camino por la calle, con las manos en los bolsillos de los pantalones vaqueros. Con la vista al frente. Me gusta mirar al frente, así doy los tropezones que suelo dar, pero es que me gusta perderme en las caras, en las miradas, de la gente. La gente son instantes, desde que los ves, desde que tu mirada y la de alguien se cruza se crea un vinculo que dura lo que dura un suspiro. Porque no volverás a verle mas, y su cara, se olvidará con otra cara, en tu memoria.
Me gusta esta ciudad, por lo grande que es, y porque mires a donde mires hay gente diferente. Y entre tanta gente puedes pasar totalmente desapercibida. Y hoy me ha ocurrido algo: una mujer ha querido pegarme, en mita de la calle. Y todo eso me pasa por ir hablando en voz alta. Por ir inventado historias. Todo ha transcurrido muy deprisa, esa mujer y yo nos hemos cruzado en la acera, la mujer no parecía estar demasiado bien, o al menos esa impresión me ha dado cuando nos hemos cruzado, y la he mirado inmersa en mis pensamientos. Casi nos chocamos. Pero yo la he esquivado, he seguido andando y hablando conmigo misma, con tan mala suerte de que he hablado en voz alta, y claro, la mujer (extranjera, por cierto) ha pensado que le estaba murmurando o algo así, maldiciéndola, vete tú a saber. Y en mitad de la calle me ha gritado. Yo he seguido caminando, sin pensar que la mujer sabía correr. Ha corrido, corría tras de mi, con sus tacones, y esas pintas que mas bien daban a pensar que esa mujer no andaba demasiado bien de la cabeza. Claro, yo he echado a correr también, cuando llevaba un rato corriendo me he preguntado a mi misma, y en voz alta ¿porqué estoy corriendo, si yo no he hecho nada?. Ya ha sido entonces cuando he parado en seco, he mirado atrás y he visto que ya no me seguía nadie.

Con esta "no grata" experiencia he descubierto que solo hay algo que nunca debes hacer en la calle, y es murmurar en voz baja cuando te cruzas con alguien de pintas "raras".
Eso sí, le agradezco a la buena señora toda la aventura que me ha proporcionado, porque gracias a ello he tenido algo para contar en el blog, pues hoy de forma curiosa no sabía exactamente que escribir.

Prisa por vivir

Ellas eran mis amigas, o eso decían. Cuando nos preguntábamos por nuestros sueños todas decían: que ser millonarias y guapas. Yo solo las miraba, pensaba en el dinero, en aquellos momentos no teníamos dinero, no teníamos nada, y éramos completamente felices. Hacíamos lo que queríamos y no necesitábamos ser más guapas, o tener más dinero; con la paga que nos daban nuestros padres o el dinero que nos daban por nuestros cumpleaños nuestros familiares éramos felices.
Teníamos 15 años, imaginaos donde podían llegar nuestras fiestas en aquellos tiempos: nada más allá de ir a comer una hamburguesa o sentarnos en unas escaleras, o en un banco de algún parque a comernos una enorme bolsa de golosinas. Para mi eso era felicidad, para ellas, en esos momentos al parecer no lo era.
Se pasaban el día llevándome la contraría, cuando yo les decía, que teníamos que aprovechar estos días de felicidad, porque en esos momentos lo teníamos todo sin saberlo. Ellas se reían de mi, y yo en esos momentos tan solo me sentía mal por ellas, sin importarme que me tacharan de trascendental o de incrédula. Tenían un ansía por crecer, todo el día pensando en el futuro: "Cuando tenga 18 años me voy de casa, conoceré a un tío bueno con mucho dinero, y me iré de casa"-decía una-. "pues yo desde que cumpla los 18 me quito de estudiar, me busco un trabajo para ganar dinero e irme a compartir piso, donde podré tirarme a todos los tíos que quiera, sin tener cuidado de que mi madre me pille en casa con alguno"-decía otra-. ¿Y tú, que quieres tú?-me preguntaban-. Pues yo solo quiero vivir estos años como únicos, y no quisiera irme de casa tan pronto, ¿porque donde voy a estar mejor que en casa?. Ese día me insultaron. Esas, las que decían que eran mis amigas. No lo eran. Dejé de salir con ellas. No compartían mi opinión ni tan siquiera un ápice de ella.
Mi vida, a lo largo de esos años, hasta llegar a la edad que actualmente tengo hoy, no ha sido ni mejor, ni peor. Tan solo he vivido esos años como únicos. Cada cosa en su momento. No exigiendo que las cosas pasen porque sí, tan solo esperando, viviendo, sintiendo, y eligiendo.
Ellas por su impaciencia terminaron demasiado mal.
A una me la encontré una tarde en un supermercado. No hará más de 1 año y medio. Se acercó a mi, me reconoció al momento, y es que mi cara poco a cambiado, se acercó con miedo al rechazo. Pero se quedó estupefacta cuando le cogí de la cintura para darle dos besos, uno en cada mejilla. Me preguntó que como estaba, que donde vivía, lo típico. Ella me dijo que la vida no le iba nada bien. Que se fue de casa con 19 años, que conoció a un chico que resultó manejar asuntos de droga, que la dejó embarazada y que al año de nacer el niño, comenzó a sufrir maltratos, tanto físicos, como psicológicos. Y todo eso me lo contó con la compra entre los brazos, y su niño metido en un carro demasiado estropeado y sucio.
Se le saltaron las lágrimas, la abrace. Me confesó que se acordó mucho de su prisa por vivir, que yo tenía razón en todo lo que les decía, en aquellos año.Que se equivocaron. Sí, porque ella había mantenido el contacto con su amiga, a la cual la vida tampoco le había deparado demasiada suerte.
Soltó la compra sobre la cinta. Miró en su monedero, el cual, pude ver semi-vacío. Justo en ese momento, junté su compra con la mía. Ella me miró con los ojos llenos de lágrimas y desesperación. Le pagué la compra. La acompañé, mientras charlábamos hasta su casa. Aquí vivo yo-me dijo-, en el barrio más cutre de toda la ciudad. No le dije lo bien que me iba a mi, porque por ese entonces, tampoco mi vida iba perfecta, y aunque me hubiese ido a las mil maravillas tampoco lo hubiese hecho, para no hacerla sentir peor. Pero había una diferencia, entre su vida y la mía, un pequeño abismo:

Su prisa por vivir.

Que no queden en el olvido

Hoy, he visto, el nuevo videoclip de mi admirado y querido Ismael Serrano, el videclip de Si se callase el ruido. Ni que decir de lo que me ha producido el verlo, un escalofrío, de esos que me provocan muy pocas personas. Y el con su voz, con esa canción tan bonita, y el videoclip, lleno de escenas, preciosas, que te escalofrían verdaderamente, al menos en mi, lo consigue.
Como no colgar el videoclip, es imposible no hacerlo:



Y también me gustaría hablar de aquellos cantantes, que hicieron historia, de aquellos a los que íbamos a los conciertos, y nos sabíamos todas las letras de sus canciones. Porque de repente, un cantante puede ser el mejor, puede estar en lo mas alto, pueden que lo escuchen un público muy variado, y pueden ser los números uno en ventas, pero de repente, si algo cambia, si se da un paso en falso, la gente te olvida. O te recuerda, quizá algún día como hoy. Nunca se sabe.

Este es el caso de Ella baila sola. ¿Quién no ha cantado alguna vez alguna canción de estas dos chicas, "la rubia y la morena", ¿quien no se ha visto reflejado alguna vez en alguna de sus canciones, quien no ha ido alguna vez a alguno de sus conciertos?.
Sin embargo un día se separan, y no me preguntéis porqué, pues no lo se, tampoco nunca me molesté en saberlo, y hoy, sin embargo, me he acordado de ellas y me he preguntado donde andarán, lo poco que sé, es por medio de esta página:

Marta Botía sacó un disco que pasó sin pena ni gloria (bueno, no estuvo tan mal, vendió alrededor de 100.000 copias), y luego desapareció. Y de Marilia creo que tiene un disco grabado que se llama Esencias y que nunca ha salido a la venta)

Y no sé más. Solo sé que sus canciones nos emocionaban, y que nunca, cada una por su lado nos podrían hacer sentir, lo que nos producían ellas dos, cantando a la par, sus voces juntas, eran lo que nos producía aquel escalofrío. Si no se hubiesen separado, hoy, tendrían 3 discos más, y estarían de gira. Pero al parecer, a veces, ganan otras cosas.



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Abuelo

¿Abuelo?, ¿porqué esa niña tiene una bicicleta tan bonita y yo no?. Mi abuelo me subía a sus brazos, me señalaba la bicicleta, me decía: "Mira...la bicicleta es muy bonita, pero esa niña no tiene Madre, solo tiene Padre, en la vida no se puede tener todo, tu no tienes bicicleta pero tienes a tu Papá y a tu Mamá". Y a ti abuelo, y a ti -le decía yo entusiasmada-. El reía mientras me decía: sí, también tienes un abuelo, un viejo abuelo, que te quiere.
Desde entonces, no sentía envidia cuando veía a niños comerse enormes bolsas de golosinas, o con juguetes mejores que los míos, siempre pensaba: yo no tengo eso, pero tengo Papá y Mamá y un abuelo que me quieren.
Luego, cuando veía a mi Abuelo se lo contaba. Y mi Abuelo parecía feliz, como orgulloso de haberme enseñado una gran lección de la vida. Mi abuelo bebía vino me decía: "esto es lo que tu nunca debes de beber, bueno, solo un poco, lo justo, como para probarlo, en esta vida hay que probarlo todo, un sorbito de vida y otro de muerte, que es eso al fin y al cabo lo que nos sujetan los hilos que nos mueven". Yo quedaba con la boca entreabierta mirando a mi Abuelo, me podía colar dentro de su sabiduría, el me contaba cosas que yo por mi corta edad no sabía o no llegaba a entender, sin embargo cuando el me lo contaba podía entender hasta sus gestos mientras me hablaba. Una vez mis Padres hablaban entre ellos, muy bajo, mis oídos no alcanzaban a escucharles, mi abuelo y yo desde la puerta les mirábamos, me dijo: "Están hablando de sus cosas, los mayores hablan a veces así, y tu solo tienes que respetar ese momento: vamos a preparar unas almendras fritas...". Yo sonreía, las almendras fritas eran eran mis favoritas, y mi abuelo me las preparaba muy buenas.

Creo que pasó más o menos 5 meses, cuando dejé de ver a mi Abuelo. Le preguntaba a mi Madre, a mi Padre, nadie me decía la verdad. La verdad la tuve que descubrir yo sola: descubrir que mi Abuelo había muerto, que me había dejado sola en un mundo que no entendía, y que el poco a poco iba haciéndome entender. Lloraba a escondidas, buscaba a mi abuelo en las estrellas.
A veces parecía que le escuchase en el patio partiendo almendras para freír. Nunca nadie me hizo unas almendras tan buenas, como el me hacía.
Crecí sin el, y si hay algo que el me enseñó, y que no se me olvida, es que en esta vida, tenemos que luchar nosotros mismos por las cosas, porque nadie nos regala nada. Que solo tenemos una vida para sufrir y para encontrar la felicidad. El una vez me dijo que la verdadera felicidad era estar bien con uno mismo, estar contento con las cosas ya hechas, con la vida que uno ha elegido.Creo que hoy estaría orgullo de verme.

Cuanta razón tenía.

eigual

Empecé a escribir este blog en una época bastante importante de mi vida. Aquí he escrito poemas y relatos. De la única forma que se. Hace poco me mude a www.escriboaqui.es con las mimas ganas de escribir que nunca. Con nuevos proyectos y sueños. Disfruta de todas las palabras que se quedaron aquí.