A veces, cuando estoy trabajando:
mi cabeza viaja en el tiempo. Viaja a aquellos días, cuando yo estaba tras la barra, haciendo cafés sin parar, sirviendo Cervezas.
Hubo un tiempo en el que estuve realmente enamorada de mi trabajo. Era la época en la que mi Madre y yo trabajábamos juntas. Nos peleábamos muchísimo, pero nos lo pasábamos muy bien. Trabajar en esa Cafetería, servir a aquellos clientes que eran nuestros amigos, fue para mi: aprendizaje. Y os juro que si pudiese volver, un día, solo uno, tras la barra de aquella Cafetería, volvería. Sólo por estar tras la barra, con mi madre, y sirviendo a aquellos "amigos", que tantas veces me han ayudado y apoyado.
Mi calidad de vida, sin duda alguna ha mejorado. Si dejé aquello, es porque no era mi sitio. Porque ese no era mi destino.
Porque, después de dejar la Cafetería, la mayor parte de los acontecimientos fueron malas experiencias, de las que por supuesto se aprende. Pero toqué fondo, pasaba los días en la cama, con los ojos abiertos mirando a la pared:
No quería comer. No quería ver a nadie. No quería luchar por nada. No escribía, y eso fue lo que me hizo pensar que mi final estaba cerca. Ya me imaginaba a todo el mundo, en mi entierro, llorando por mi, cuando tenían que haber llorado por mi cuando aún estaba viva y quedaba alguna esperanza.
Supe que en algún momento tendría que volver a ser YO. A revivir.
Y sí, un día, y no sabes exactamente en que momento, ni porqué. Sales a la calle: y te pones a perseguir a chicas desconocidas que te gustan:
Es entonces, cuando llegas a tu casa, que te das cuenta de que tienes que cambiar. De que no puede ser que esta vida te esté tocando a ti. Que tiene que existir algo bueno para ti, una vida, donde puedas salir con la chica que te gusta, donde sentirte querida y deseada, donde poder ir al cine, a cenar fuera de casa, escribir de amor y cosas que hagan reír.
Así fue como un buen día dejé la soledad de la cama. Dejé atrás unos años en los que solo hice que perder dinero y hacer daño a una persona que sé que me quería. Dejé aquello y me propuse algo: mi vida tiene que cambiar.
Y cambió. Ha cambiado. Hoy me puedo sentir orgullosa. Porque todo aquel sufrimiento. Aquellos días de soledad infinita, ya no solo hablo de la soledad física.
Lo bueno de estas cosas es el aprendizaje que recibes. Aprendes a corregir errores que pensabas eran aciertos.
Creo que es lo único bueno que se le saca a las malas experiencias: lo que te enseñan y te aportan a tu vida como persona a cualquier nivel.
Cambio de vida
te contó
eigual
4 comentarios:
Precisamente para eso están.
Es bueno saber que hay salida.
Todo en la vida, bien mirado, nos enseña algo!
Besitos
yO RECUERDO AQUELLOS DIAS...FUE CUANDO TE CONOCI...
aun recuerdo tus post de extrma tristeza...algunos me asustaban...me hacian temer por ti..
me siento muy orgullosa de que hayas reconducido tu vida de este modo..
no podia ser de otra forma..
cuando se tienen las mochilas llenas..solo cabe tirar palante..
y tu las tienes.....
yo en cambio sigo mas o menos anclada en el mismo punto..
bueno...para ser sincera estoy un puntito mas "palante"...algo mejor....
el tiempo va haciendo su funcion...pero muy despacio...
mi edad no es la tuya...ni mis ilusiones...ni mis esperanzas...ni mis limitaciones, etc....
pero aqui seguimos niña..
cuidate tesoro...
siempre me acuerdo de ti..
en cuanto vi el video nuevo de hanna pensé enviartelo por email...pero te me adelantastes...
;-)
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