Hacía una noche como la de hoy. Había llovido mucho durante toda la tarde. Me encontraba en la cama y no podía dormir, la lluvia había dejado mucha humedad, y la humedad se había convertido en un calor impresionante: las sábanas quedaban pegadas a mi cuerpo y me molestaban.
Como no podía dormir me levanté, encendí el ordenador y entré en un chat. Conocí a una chica y estuvimos charlando durante toda la noche. Vimos amanecer. Quedamos para la tarde siguiente. Ella vino a recogerme en coche, un ibiza rojo. Al vernos nos dimos dos besos, y me metí en el coche con ella. Habría podido secuestrarme y violarme si hubiese querido. Pero no di con una psicópata: tuve suerte. Me llevó a cenar a un sitio raro, en el que no me dejó pagar nada. No me sentía cómoda a su lado, y como pienso y creo en que estas sensaciones suelen ser reciprocas, ella tampoco.
Simulé una llamada para poder escapar, ya que era ella quien me tenía que devolver a mi casa en coche. O eso, o cogía un taxi. Pero tampoco me dejaría cogerlo. Le dije que mi Madre no se encontraba bien y tenía que ir a casa. Podía haberle dicho la verdad. Haberle dicho que la cita no era lo que me esperaba, aunque en realidad yo no esperaba nada de esa cita. Pero creo que ella sí. Antes de ir a cenar estuvimos en su casa, me enseñó su habitación y me dedicó una bonita canción. Creo que esperaba que me lanzase a su cuello, pero no lo hice. No porque no me gustase, o no lo desease, sino porque quizá esperaba lo mismo que ella. Y ahí quedo: no sucedió nada. Cuando me dejó en la puerta de mi casa nos despedimos para siempre. A los 3 minutos de irse me envía un mensaje al móvil demasiado escueto, que decía: "qué?".
No recuerdo muy bien que le conteste. Lo único que sé es que nunca más nos volvimos a ver. Nunca supe que es lo que buscaba de mi, ni yo lo que en realidad buscaba de ella. Y es que esa noche, nos cruzamos por caminos iguales, pero con destinos diferentes. Le puse un nombre: "cruce de vidas ajenas". Que significa: Dos personas quedan sin saber muy bien porque. Y entre ellas no queda nada, ni amistad, ni una noche de sexo, ni tan siquiera un recuerdo que se pueda ver y tocar.
Por eso, desde aquel día me prohibí entrar en el chat. Porque no quiero volver a sufrir ese "cruce de vidas ajenas". Días después conocí a la que hoy es mi pareja. Ella no sabe esto. Espero que no me deje por ello.
Como no podía dormir me levanté, encendí el ordenador y entré en un chat. Conocí a una chica y estuvimos charlando durante toda la noche. Vimos amanecer. Quedamos para la tarde siguiente. Ella vino a recogerme en coche, un ibiza rojo. Al vernos nos dimos dos besos, y me metí en el coche con ella. Habría podido secuestrarme y violarme si hubiese querido. Pero no di con una psicópata: tuve suerte. Me llevó a cenar a un sitio raro, en el que no me dejó pagar nada. No me sentía cómoda a su lado, y como pienso y creo en que estas sensaciones suelen ser reciprocas, ella tampoco.
Simulé una llamada para poder escapar, ya que era ella quien me tenía que devolver a mi casa en coche. O eso, o cogía un taxi. Pero tampoco me dejaría cogerlo. Le dije que mi Madre no se encontraba bien y tenía que ir a casa. Podía haberle dicho la verdad. Haberle dicho que la cita no era lo que me esperaba, aunque en realidad yo no esperaba nada de esa cita. Pero creo que ella sí. Antes de ir a cenar estuvimos en su casa, me enseñó su habitación y me dedicó una bonita canción. Creo que esperaba que me lanzase a su cuello, pero no lo hice. No porque no me gustase, o no lo desease, sino porque quizá esperaba lo mismo que ella. Y ahí quedo: no sucedió nada. Cuando me dejó en la puerta de mi casa nos despedimos para siempre. A los 3 minutos de irse me envía un mensaje al móvil demasiado escueto, que decía: "qué?".
No recuerdo muy bien que le conteste. Lo único que sé es que nunca más nos volvimos a ver. Nunca supe que es lo que buscaba de mi, ni yo lo que en realidad buscaba de ella. Y es que esa noche, nos cruzamos por caminos iguales, pero con destinos diferentes. Le puse un nombre: "cruce de vidas ajenas". Que significa: Dos personas quedan sin saber muy bien porque. Y entre ellas no queda nada, ni amistad, ni una noche de sexo, ni tan siquiera un recuerdo que se pueda ver y tocar.
Por eso, desde aquel día me prohibí entrar en el chat. Porque no quiero volver a sufrir ese "cruce de vidas ajenas". Días después conocí a la que hoy es mi pareja. Ella no sabe esto. Espero que no me deje por ello.
2 comentarios:
Del chat podría hablar yo mucho porque lo conozco desde el boom que tuvo aquí en España, hará más de 10 años. Puede envejecer, cambiar de gente y de ambiente pero siempre, SIEMPRE se mantiene ese axioma según el cual entras un día y encuentras a alguien que por alguna extraña conjunción psicotrópico-astral serías capaz de tirarte el resto de tus días hablando con esa persona. Es casi milagroso.
Rollos aparte me gusta el nuevo diseño del blog. Le da un aire periodista-reportera, en este caso no de noticias sino de lírica. Si hacen falta poetas ni qué decir tiene que más necesarias son las poetisas (por muy prosaicas que sean, como en tu caso).
No sé si reir, o no hacer nada.... la verdad es que la historia es rara cuanto menos, quizás no fue el momento, ni las personas adecuadas para que ese "cruce" llegara a más...
Al menos, hiciste lo que quisiste hacer, y no lo que quiso que hicieras...
PD: No creo que ella te deje por eso...
Bss guapa
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