Aquellos días en el bar,
las miradas que se hacian sitio entre la gente.
Tu sonrisa y esas ganas de cambiar el mundo.
Aquella estela que dejabas,
cada vez que pasabas por mi lado,
y yo moría de ganas de darte un beso.
La de veces que me pediste un trago,
de aquella cerveza negra que decías, no te gustaba,
la de veces que te lo dí,
y quedaba mirando como un tonto,
el corazón de carmín que dibujaban tus labios,
en el cristal.
Cuantas veces buscabas mis palabras,
porque decías que solo yo sabía aconsejarte
sin esperar nada de tí.
Y cuando por las noches, borracha,
te ardían las ganas y el sexo,
y me pedías que abusara de tu cuerpo,
y yo te sacaba de aquel Bar,
y con cuídado te llevaba a mi casa, te quitaba la ropa,
y te metía en la cama.
Aquellas noches en las que te miraba,
durante toda la noche.
Cuando vigilaba tu sueño,
y tu cuerpo.
Y tus despertares,
en los que me hacías mil preguntas,
me dabas una bofetada y salías por la puerta.
Luego te veía en el Bar, y volvía a suspirar por tí,
y la gente te decía que yo, la noche anterior,
te llevé a casa: que te salvé.
Y me mirabas de reojo, mientras te quitabas el pelo de la cara,
y yo miraba mi cerveza, esperando que te acercaras como cada noche.
Esperando quedaba quieto, para jugar a querernos sin tocarnos.
Porque lo único que quiero es cogerte de la mano,
sacarte de este Bar y llevarte a ver el mar.
Pero sé que hay mujeres que no son de nadie,
y tu eres una de esas.
Por eso bebo mi cerveza y salgo del Bar.
Y tú quedas allí, encendiendo las ganas de otro hombre,
mientras se consumen los días,
y el carmín de tus labios,
va pintando corazones,
en otros vasos de cristal.
Escrito por mí y dedicado a una mujer que aún sigue bebiendo sorbos de cerveza en cierto Bar, sin saber qué o a quién busca, o lo que espera de la vida.
Aquella mujer
te contó
eigual
3 comentarios:
También necesito que me rescaten. Ojalá lo haga alguien como tú.
gracias Vértigo, me has dejado sin palabras...
Un abrazo
Retratos de barra.
Observando... y adivinando...
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