Barcelona despierta pasada por agua. Mojada. Yo despierto, aún estoy en la cama intentado darle la orden a mi cerebro para que haga mover mis piernas y me lleven hasta el baño. Tengo 15 minutos, el tiempo justo, para lavarme la cara, peinarme, tomar el colacao, darle un beso a mi chica y salir por la puerta dirección el trabajo.El trabajo nos secuestra. Nos hace salir de la cama, un día de lluvia para ir a trabajar. Es algo que no entenderé. Los días de lluvia debería estar prohibido salir de la cama, de casa. Tendríamos que quedarnos todos en casa, dedicando nuestro tiempo a lo que más nos guste, refugiados en nuestros hogares, así quizá disfrutaríamos más de la lluvia, cayendo sobre los cristales. O podríamos decidir si queremos salir a la calle o no. Pero nosotros elegimos, elegimos nosotros porque sí, y no el trabajo, no nuestro jefe.
Me meto en el metro, como cada mañana. Un hombre, a pesar de que no cabe ni un alfiler dentro de nuestro vagón nos empuja a todos y consigue entrar, y tras el, sus dos hijos. El chico al que casi pisotea, le pregunta: ¿Pero hombre, que haces?. Y el hombre (de color) contesta: "Todos tenemos derecho a subir ¿no?". El chico y yo nos miramos, seguro que piensa lo que yo: "Sí, claro, todos tenemos derecho a subir aunque sea pisando, empujando y asfixiando a los demás, por supuesto caballero".
El metro daría para contar mil historias. La gente que sufre esto cada mañana me comprende.
He conseguido salir viva del metro, mientras subía las escaleras, dispuesta a coger como cada mañana mi periódico gratuito, miraba de reojo el cielo que amenazaba con lluvia. El chico sonriente, como cada mañana me da el periódico, pero otro chico, a su lado, me da una mini-bolsa de Schoko-bons.¿Y esto? -le pregunto-. Lo regala el periódico -me contesta, sonriente también-. Y me voy tan feliz con mi periódico y la bolsa de Schoko-bons.
Que suerte que te endulcen la mañana con este tipo de cosas. Que suerte que siempre exista alguien que te consiga arrancar una sonrisa entre "tanto ruido".......como dice Ismael Serrano:
Me meto en el metro, como cada mañana. Un hombre, a pesar de que no cabe ni un alfiler dentro de nuestro vagón nos empuja a todos y consigue entrar, y tras el, sus dos hijos. El chico al que casi pisotea, le pregunta: ¿Pero hombre, que haces?. Y el hombre (de color) contesta: "Todos tenemos derecho a subir ¿no?". El chico y yo nos miramos, seguro que piensa lo que yo: "Sí, claro, todos tenemos derecho a subir aunque sea pisando, empujando y asfixiando a los demás, por supuesto caballero".
El metro daría para contar mil historias. La gente que sufre esto cada mañana me comprende.
He conseguido salir viva del metro, mientras subía las escaleras, dispuesta a coger como cada mañana mi periódico gratuito, miraba de reojo el cielo que amenazaba con lluvia. El chico sonriente, como cada mañana me da el periódico, pero otro chico, a su lado, me da una mini-bolsa de Schoko-bons.¿Y esto? -le pregunto-. Lo regala el periódico -me contesta, sonriente también-. Y me voy tan feliz con mi periódico y la bolsa de Schoko-bons.
Que suerte que te endulcen la mañana con este tipo de cosas. Que suerte que siempre exista alguien que te consiga arrancar una sonrisa entre "tanto ruido".......como dice Ismael Serrano:
0 comentarios:
Publicar un comentario