Te enamoras, el día que no lo esperas, que no lo buscas. El día que dejas de llorar porque no tienes a nadie cerca a quien abrazar, ese día, eso que llamamos destino, ese que llamamos Dios, esa fuerza sobrehumana que muchas veces nos deja sin aliento, sin habla, nos envía lo que con tantas ansias anhelábamos: el amor. Y llega una persona. Una persona a la que miras, y desde que tu mirada y la de ella se unen, sabes, que la has encontrado, o que te ha encontrado ella a ti, esto último nunca está claro. Desde ese momento tu vida cambia, no entiendes como alguien como ella te ha elegido a ti, ni llegas a comprender con exactitud como ha sido posible el volver a enamorarte. Tu que pensabas que nunca más lo harías: que odiabas a las mujeres y al amor. Que el amor, no estaba diseñado para ti, que tu y el amor eráis totalmente incompatibles. Y mírate, hoy la miras y podrías hacer que el tiempo se detuviese aunque fuese por unos instantes, los justos, para darte cuenta, que el amor todo lo puede.
Una vez me hablaron de la felicidad, y me describieron exactamente la vida que tengo hoy.Estar solo es eso que a nadie le gusta, (hay excepciones), pero descubrí que era necesario estar solo para darte cuenta de la importancia que tienen todas las cosas, que a veces aunque vayamos con los ojos muy abiertos no vemos. Que a veces tienes que pasarlo muy mal, para que cuando algo realmente bueno te pase darle la importancia necesaria para aprovecharlo y valorarlo.
Quizá por eso deba de alegrarme de todas aquellas tristezas. De las noches en la terraza maldiciendo a alguna mujer y deseando huir con otra. Donde nadie, pudiera volver a separarnos.
Siempre hay algo realmente bueno para ti: siempre. Descubrí una vez que se podía ser feliz dentro de la tristeza. Que aquella tristeza, en muchas ocasiones me había hecho escribirte demasiadas cosas bonitas. Cosas que no leerías nunca, pero que yo te había escrito. En aquellos días en que el frío ensuciaba los cristales y yo dibujaba la inicial de tu nombre con la punta de mi dedo índice. Cuando alguna gente no entendía esta insistencia e impaciencia mía de ser feliz, de encontrar a esa mujer que tantas veces había recreado en mi mente, o en mis historias. Esa mujer que pertenecía a veces a mis historias inventadas, esa mujer que piensas, que nunca, que jamás va a llegar. Que casi siempre pasa lo mismo, que pensamos que nunca nos va a pasar aquello tan maravilloso y cuando nos pasa, te dices a ti misma que tu impaciencia y sufrimiento era innecesario, que no hacía falta partirse el alma tantas veces, ni llorar tantas veces sola, con aquella canción de Isma (Amo tanto la vida), que tantas veces aplicaste a tu vida y a tus sentimientos. Pero nunca aprendemos de esto. Y siempre, siempre nos seguimos poniendo tristes por aquello que perdimos, por aquello que pensamos que nunca nos va a llegar.
El amor amigo/a, es tan necesario hoy en día, como dormir cada madrugada un mínimo de 6 horas. El amor nos proporciona esa dosis diaria de felicidad, para sonreír mientras trabajamos, para escribir cosas bonitas, o para pensar que no todo está perdido, que no estás tan sola ni tan perdida como pensabas.
Una vez me hablaron de la felicidad, y me describieron exactamente la vida que tengo hoy.Estar solo es eso que a nadie le gusta, (hay excepciones), pero descubrí que era necesario estar solo para darte cuenta de la importancia que tienen todas las cosas, que a veces aunque vayamos con los ojos muy abiertos no vemos. Que a veces tienes que pasarlo muy mal, para que cuando algo realmente bueno te pase darle la importancia necesaria para aprovecharlo y valorarlo.
Quizá por eso deba de alegrarme de todas aquellas tristezas. De las noches en la terraza maldiciendo a alguna mujer y deseando huir con otra. Donde nadie, pudiera volver a separarnos.
Siempre hay algo realmente bueno para ti: siempre. Descubrí una vez que se podía ser feliz dentro de la tristeza. Que aquella tristeza, en muchas ocasiones me había hecho escribirte demasiadas cosas bonitas. Cosas que no leerías nunca, pero que yo te había escrito. En aquellos días en que el frío ensuciaba los cristales y yo dibujaba la inicial de tu nombre con la punta de mi dedo índice. Cuando alguna gente no entendía esta insistencia e impaciencia mía de ser feliz, de encontrar a esa mujer que tantas veces había recreado en mi mente, o en mis historias. Esa mujer que pertenecía a veces a mis historias inventadas, esa mujer que piensas, que nunca, que jamás va a llegar. Que casi siempre pasa lo mismo, que pensamos que nunca nos va a pasar aquello tan maravilloso y cuando nos pasa, te dices a ti misma que tu impaciencia y sufrimiento era innecesario, que no hacía falta partirse el alma tantas veces, ni llorar tantas veces sola, con aquella canción de Isma (Amo tanto la vida), que tantas veces aplicaste a tu vida y a tus sentimientos. Pero nunca aprendemos de esto. Y siempre, siempre nos seguimos poniendo tristes por aquello que perdimos, por aquello que pensamos que nunca nos va a llegar.
El amor amigo/a, es tan necesario hoy en día, como dormir cada madrugada un mínimo de 6 horas. El amor nos proporciona esa dosis diaria de felicidad, para sonreír mientras trabajamos, para escribir cosas bonitas, o para pensar que no todo está perdido, que no estás tan sola ni tan perdida como pensabas.
Mi tesoro:
El nuestro:
1 comentarios:
A veces estar bien es la definicion correcta de la felicidad.
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