Y un día te miras al espejo,
y ves que ese reflejo eres tú.
Que tus canas y tus arrugas
no son más que recuerdos.
Y un día te miras las manos,
y vuelven a ti caricias pasadas.
Te asalta el silencio por la mañana:
silencio quebrado,
silencio sordo,
silencio vacío.
Y le echas de menos,
y te preguntas ¿por qué se fue primero?
si me prometió que me cuidaría toda la vida.
Pero toda la vida era ahora,
y ahora.... ahora él no está.
Y tampoco están ellos:
el ruido que hacía botar la casa,
la portería improvisada,
aquellos goles que rompían cristales.
Y la soledad.
Dónde quedaron mis ganas,
cuando la sangre de nuestra sangre,
dijo adiós.
Y abandonaron sus camas,
y sus habitaciones quedaron mudas,
y a mi me deja sorda cada día,
él no escuchar su ruido.
Mis niños, mi amor.
Si supierais cuanto os echo de menos.
Qué me siento al borde de la cama,
y que me falta tu abrazo inesperado.
Tu taza de café en la mesa de la terraza,
los niños cogiendo tu mano, y yo..
eternamente yo, amándote,
con la mirada, en silencio.
Como ahora, al borde de esta cama,
que me trae el recuerdo de tus labios.
Un día sé que despertaré junto a ti,
lejos de esta cama,
de este silencio.
Espérame, mi amor,
lo justo y necesario.
Tienes un nieto que dice: ¿Abuela, donde está el Abuelo?
y señalando mi pecho, le digo:
aquí, el Abuelo está aquí.
Un día
te contó
eigual
5 comentarios:
Te he ido leyendo poco a poco, empapándome de ti... y al llegar al final, "aquí, el Abuelo está aquí", un escalofrío ha recorrido mi cuerpo... me has dejado paralizado...
Aunque quiera estar junto a él... no ves bueno tener prisa, él la esperará por siempre, y él será su estrella en la distancia...
Es una forma muy poética y sorprendente de expresarlo.
Salu2
Un bellísimo poema. Perfecto
Llego a casa, después de un día duro de trabajo y me encuentro con vuestros comentarios, y os aseguro que sirven de abrazos, sonrisas: que me ilusionan. Mil gracias.
Que lindo escribes...
:o)
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