Algo más

Ocurrió un día de esos en los que te aburres. Yo tenía 18 años recién cumplidos. Muchas incertidumbres sobre mis sentimientos respecto a mujeres y hombres. Mucho lío en mi cabeza. Muchas sensaciones aún por descubrir, cosas nuevas y sentimientos nuevos en los que indagar.

Y la conocí a ella. Una chica de Zaragoza. Bella, muy bella. Comenzamos a hablar por un chat que poca gente frecuentaba. Yo no recuerdo que nombre me puse, pero era uno muy raro, que no daba a entender mi sexo; ni masculino, ni femenino.
Comenzamos a hablar. Creo que ella dio por supuesto que yo era un chico. Yo de sobras sabía que era una chica. Ese día, el día en el que nos conocimos nos pasamos 7 horas chateando, palabra tras palabra, sin poder separarnos la una de la otra. Ella tenía 19 años: su madre la maltrataba, y su novio un chico Italiano, se le acababa de morir de una terrible enfermedad, no hacía más de un año. Estaba muy metida dentro de su casa, cuando la conocí. No salía a la calle, no se relacionaba con gente, solamente con gente virtual: "Así me olvido un poco de todo, aquí, en mi habitación" -me contaba-. Yo solamente la escuchaba, le daba consejos. Casi nunca le hablaba de mi. Pero sí conseguía cada día sacarle una sonrisa, demostrarle que el mundo era bonito, y que los problemas se podían solucionar con amor y paciencia. Ella me leía, en su habitación, a veces a oscuras a veces a plena luz del día, con las ventanas abiertas. Poco a poco iba abriendo las ventanas de su pequeña cueva, iba rompiendo poco a poco su coraza. Y yo me sentía bien solo con eso. Una noche su madre le propinó una buena paliza, le dejó un ojo morado y el brazo fracturado. Como no podía escribir, me dijo de llamarme por teléfono. Le dije que no. Pero es que después de nuestras charlas sabía que ella esperaba la voz de un chico al otro lado. No se porqué lo hice, podría haberle dicho que yo era una chica, y no hubiese pasado nada, pero en realidad ella nunca lo preguntó, en esos momentos pensé que de haberle dicho que era una chica no me habría dejado ayudarla de la forma en que lo hice. Porque de aquella manera conseguí que dejase volar su imaginación, conseguí que se olvidase un poco de los palos que le daba su madre, de su novio muerto, de sus problemas laborales, de todo aquello que le producía una enorme presión en el pecho, y que casi no la dejaba respirar.

Le dije, que por ahora, prefería mantener el contacto por chat, que otro día hablaríamos.
Los meses pasaban. Yo seguía ahí, cada día acudía a nuestra cita, donde yo la escuchaba y aconsejaba, donde ella me leía y me veía como su hombro, como la mano a la que sujetarse para no caerse y yo era feliz solo con eso.
Pero una noche, me dijo, que se había enamorado de mi, que no sabía como, pero había ocurrido.
Yo quedé asustada. Recuerdo que abandoné la conversación, que le dije que ahora venía. Y me fui, sola, a maldecirme por no haber sido honesta con ella, y conmigo desde el primer momento. Me castigué moralmente, porque me sentía culpable en cierto. Y es que no me consolaba ya el hecho de haber estado tanto tiempo escuchándola, siendo su tabla de salvación, sin nombre, sin cara, sin nada más.

Llegó su cumpleaños, y le envié a su casa un regalo, un muñeco que llevaba tiempo que quería y andaba buscando, y otro muñeco para su hermana pequeña. Recuerdo que me gasté todo mi sueldo semanal en los regalos. Ella, al recibir los regalos, no dudó en llamarme, pues yo le había dado mi número de móvil por si le ocurría algo de madrugada, que me lo hiciese saber vía mensaje: ella me preocupaba demasiado.El día que me llamó yo estaba trabajando en el bar de mi Padre, salí fuera, y hablé con ella. Nada más descolgar notó que yo era una chica. Y yo, casi sin voz, le dije: "lo siento, debí decirte antes que era una chica, me enredé en tu historia, y en escucharte...y...", ella me interrumpió, me dijo que me callase, que no entendía muy bien porque había hecho eso, pero que no estaba enfadada, y que no pasaba nada, pero que le tenía que dar tiempo, para que ella pensase y aclarase sus sentimientos, porque no le gustaban las chicas, pero por mi, sentía algo, que iba más allá de una amistad.

Estuvimos días sin hablar. Recibí un mail suyo, me decía que me quería y quería verme en foto, y conocerme: que me quería. Pero yo, en ese momento me sentía tan mal que no podía seguir con la historia. Le pedí perdón. A ella realmente le gustan los hombres: "no te confundas, yo estoy en tu imaginación con un cuerpo de chico, y desde que me veas todo cambiará, a ti te gustan los chicos, y yo no quiero alterar tu sexualidad, ni traerte problemas". Más o menos le dije eso en un mail, de respuesta por mi parte, de más de 2 hojas.

Ella me respondió, me insistió en que quería conocerme más. Que estaba muy enamorada de mi. Pero desde aquel día nada volvió a ser como antes. Le dejé espacio y fui dejando las conversaciones, poco a poco. Le pedí a Dios que conociese a un chico, o algo, que le hiciese ver que yo era una invención suya, que solo existía en su cabeza, y que conmigo no sería feliz, porque a ella solo podía hacerla feliz un hombre.

Pasaron varios meses. Los cuales estuvimos sin saber nada la una de la otra. Y al cabo de esos meses llegó a mi casa un paquete que venía desde Zaragoza. Nada más leer el remite supe que era ella. Abrí impaciente el paquete, que venía muy bien envuelto. Luego, dentro de una caja de zapatos había un objeto cuadrado, muy bien envuelto en papel de regalo, y la lado un sobre, que contenía una carta. No sabía que abrir primero, si el sobre, o el regalo. Abrí el regalo: era una bola trasparente, llena de agua, de esas que si agitas parece que esté nevando, dentro había dos muñecos cogidos de la mano. La mire varias veces entusiasmada. Luego abrí el sobre, saqué la carta y la leí:

"No se como agradecerte todo lo que me has ayudado en este tiempo. Todo el frío que había dentro de mi corazón y en mi vida, hiciste que desapareciese, lo he metido en el regalo que te mando. Aunque tu decisión de alejarte, en su día no la vi clara, ahora si la comprendo y la entiendo: fue lo mejor. He conocido a alguien, es un chico y estoy muy enamorada de el. Le he hablado de ti, le he dicho que conocí a alguien muy especial qu
e me salvo de hacer una locura, aquella noche, que gracias a ti hoy, puedo estar con el, también le he dicho que parte de mi corazón te pertenece, y que lo tiene que respetar. Tu también encontrarás el amor, no mereces menos. Siempre te llevaré dentro de mi, cuando mires la bola de cristal que te he mandado, te acordarás de mi, porque esos muñecos somos tu y yo. Un abrazo sincero, de alguien que te quiere y querrá siempre." P.




Me sequé las lágrimas y coloqué la bola de cristal al lado de mi ordenador.
Y en mi mi cara se dibujó una sonrisa.


Dedicado a P. que un día me enseñó que la vida era algo más

6 comentarios:

Rodolfo Serrano 31 de enero de 2008, 9:37  

Me has emocionado. Emocionado. Es una de las historias de amor más hermosas que he leido. Gracias.

Mariam 31 de enero de 2008, 10:01  

Siento que la loca del motivan vaya a por ti ahora, espero que consigas de buenas tus propósitos. A mi me acosa dia y noche, aunque ya lo llevamos mejor estamos acostumbrados y ni le contestamos.

Josemy 31 de enero de 2008, 19:43  

Sinceramente, no suelo visitar tu blog, te suelo leer en Comunidad Ezcultura... pero hoy al anunciar que te ibas de allí, no sé he sentido que tenía que venir a tu blog.

Y... me has dejado sin palabras!!

Esta historia me ha apasionado, no sé que comentar... aunque doliera actuaste como debías hacerlo, y luego por suerte, todo salió bien...

Anónimo 6 de febrero de 2008, 17:31  

Jamás había sentido algo así al leer un texto. Se palpa cada sentimiento, cada duda... Inigualable.
Por cierto, yo también soy de Granada.
Un saludo

eigual 6 de febrero de 2008, 19:20  

anónimo, yo soy de granada pero actualmente, vivo en Barcelona, echo de menos mi cuidad, pero he de decir, que aquí, soy infinitamente feliz.

Un saludo, y gracias por comentar.

Anónimo 7 de febrero de 2008, 0:52  

Me lo imagino. Es fácil que te enamore Barcelona. Mi pareja también vive en Barcelona y por nuestros estudios tenemos que vivir separadas. Me alegra que tú pudieses dar ese paso.
Enhorabuena.
No dejes nunca de escribir.

eigual

Empecé a escribir este blog en una época bastante importante de mi vida. Aquí he escrito poemas y relatos. De la única forma que se. Hace poco me mude a www.escriboaqui.es con las mimas ganas de escribir que nunca. Con nuevos proyectos y sueños. Disfruta de todas las palabras que se quedaron aquí.