Llegué a tu casa. Llame a tu puerta. Pero no estabas. Me dijeron que te habías mudado. Que ya no vivías allí. Pregunté si habías dejado alguna nota para mi, pero me dijeron que lo único que habías dejado era la luz y el agua impagada. Triste, salí de aquel frío portal, que parecía una cárcel sin rejas. No sabía por donde comenzar a buscarte, sin embargo, sabía que tenía que encontrarte.
Mientras caminaba iba recordando nuestros días, tiradas sobre la hierba verde. Tu me tomaste una foto en blanco y negro y me decías una y otra vez lo guapa que estaba. Y yo te miraba, cogía tu mano, planeaba una huida contigo.
Y fue sobre aquel trozo de cemento, rodeadas de música y una noche estrellada, que nos dimos cuenta que nuestros sueños no eran los mismos. Nos vimos varias veces más. Tu lloraste las dos últimas citas, y me rogabas que me quedase a tu lado. Yo trituraba las palabras para poder tragarlas, envueltas en mis lagrimas, porque no entendía el presente ni el futuro.
Y sin entender me despedí de ti. Nos veremos, te dije, y te mentí.
Años mas tarde voy a buscarte. Y tú no estás.
Fui a buscarte al parque de hierba verde, al trozo de cemento de piedra, por si habías pensado como yo, y me esperabas allí. Pero no estabas. Nuestros sueños seguían siendo diferentes. Y tú aunque nunca me habías esperado, dejaste de esperarme para siempre, o no. Me apoyé sobre el frío cemento, y me pareció verte, desde lejos, leyendo el periódico, con tus gafas de sol sobre la hierba verde.
No te dije nada, y me alejé de allí una vez más. Para siempre.
Mientras caminaba iba recordando nuestros días, tiradas sobre la hierba verde. Tu me tomaste una foto en blanco y negro y me decías una y otra vez lo guapa que estaba. Y yo te miraba, cogía tu mano, planeaba una huida contigo.
Y fue sobre aquel trozo de cemento, rodeadas de música y una noche estrellada, que nos dimos cuenta que nuestros sueños no eran los mismos. Nos vimos varias veces más. Tu lloraste las dos últimas citas, y me rogabas que me quedase a tu lado. Yo trituraba las palabras para poder tragarlas, envueltas en mis lagrimas, porque no entendía el presente ni el futuro.
Y sin entender me despedí de ti. Nos veremos, te dije, y te mentí.
Años mas tarde voy a buscarte. Y tú no estás.
Fui a buscarte al parque de hierba verde, al trozo de cemento de piedra, por si habías pensado como yo, y me esperabas allí. Pero no estabas. Nuestros sueños seguían siendo diferentes. Y tú aunque nunca me habías esperado, dejaste de esperarme para siempre, o no. Me apoyé sobre el frío cemento, y me pareció verte, desde lejos, leyendo el periódico, con tus gafas de sol sobre la hierba verde.
No te dije nada, y me alejé de allí una vez más. Para siempre.
2 comentarios:
¿Realidad o Ficción? Sinceramente esa es la pregunta que me hago la mayoría de las veces que te leo, y muy pocas veces encuentro respuesta, ni yo mismo sé que quiero creer...
Tú te separaste cuando ella te pidió que quedaras a su lado, piénsalo... ¿Cuántas veces habrá ido ella al parque? ¿Cuántas veces, tras tu marcha, tras tu huida, ella acabaría con lágrimas en los ojos? ¿Cuántas...? Y, todas antes que tú...
Por eso, no está mal que ella no estuviera allí, pero, ¿porque no te acercaste? Nunca está de más un saludo... un reencuentro... pero, siempre se echan de menos...
Bss
Vidas cruzadas! Yo también recuerdo momentos sobre la hierba verde!
Bss
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