Cocinar recuerdos

¿Por qué tienes esa alfombra tan fea, y sucia en el lavabo? - me dices con cara de asco -.
Primero: no es una alfombra fea. Es una alfombrilla de baño, sí, eso que usan las personas normales y corrientes, para apoyar los pies cuando salen de la bañera. Y no esta sucia. Es de color gris y está mojada, quizá eso de sensación de sucia. Pero te equivocas, a ver si vamos mirando mejor, antes de abrir la boca.

Me haces preguntas extrañas. Preguntas sobre como coloco los libros en la estantería. ¿Por qué no pones los libros grandes, con los grandes, y los pequeños, con los pequeños, por qué los mezclas?. No los mezclo. Me gustan así. Me gusta tenerlos como están. Así colocaba mi madre las enciclopedias en casa, pero esta no es la casa de mi madre, es la mía. Y los tengo así porque es como me gusta tenerlos.

Tú siempre, con ese aire de saberlo todo. Eres la perfección imperfecta. Tú. Que has sostenido mi mano, tantas veces, y la has soltado otras tantas. Tú. Que dabas consejos que luego nunca te aplicabas. Que me mirabas y me decías, seriamente: que tenía que dejar de echarte de menos. Y me llamabas, me llamabas por las mañanas, por las tardes, y por las noches. Cuando el miedo y la soledad, decías, asaltaban tu casa. Y querías bajar al portal a esperar mi llegada, ligera de ropa. Que no. Que tú no estás aquí, en las paredes de mi casa. Ni en las paredes del corazón que dejaste tan quebrado y tan solo. Que ya no te echo de menos, pequeña. Y dejé de mirar tus fotos. Esas fotos, por las que me preguntas, mientras repasas con la mirada cada una de mis estanterías, preguntado por los posters que tengo colgados en las paredes.

Que te creías la única entre todas las mujeres. Que pensabas que solo tu mano podía hacer estremecer mi cuerpo. Y no eras la única. Y te has dado cuenta, mientras cruzabas las piernas, sentada en mi sofá : Sofá gris. Vaya, veo que te gustan los tonos grises - me dices, sin apartar tus ojos de los míos-. Sí. Así dejaste mi vida cuando te fuiste, aquel día, que hoy ya forma parte del pasado. La dejaste gris. Tan gris que tuve que colorearla entera. A base de darme hostias en la pared, a base de gritar tu nombre, y atropellar tus recuerdos en la cocina, en mi cama, en el baño, en todas partes. Y hoy, estás ahí sentada, y me preguntas que por qué me gusta tanto el coloro gris ¿tú que crees, princesa?.

Venga. Ha llegado la hora de que te vayas. Mi vida continua cuando salgas por esa puerta.
Esta noche vienen a cenar unos amigos. Sí, esos amigos que te caían tan mal, porque me robaban el tiempo que podría haber pasado contigo. Egoísta. Eso te dije, aquella noche, justo antes de sudar, juntos, en la cama. Te pedí perdón, no quería decirte lo que pensaba de verdad y lo dije. Y te hice daño. Me castigabas, con tus ausencias, con las llamadas que nunca hacías, con ir solo al cine, con citas a las que nunca acudías, con las tardes y noches, cuando te llamaba y no contestabas.

En fin.

Y hoy estás aquí. Y parece que quieres quedarte. Pero en esta casa, no hay sitio para ti. Sí, perdona: pero ella llama a la puerta. ¿Ella? -preguntas-. Sí, ¿pensabas que estaba solo?. No. Hace mucho que dejé de cocinar tus recuerdos en la cocina. Ella es... Bueno, espera. Te la presento.
Ah ¿qué ya te vas?. Muy pronto, ¿no?. Lo siento. No quería hacerte daño - le digo, mientras la despido en la puerta-.
No, no me haces daño, tranquilo. Solo que aún te quiero - tartamudeas-.
Vuelve cuando quieras -te digo sonriendo tímidamente-.
No creo que lo haga - me dices-.

Y el ruido del ascensor revienta el espacio que dejas, cuando te marchas. Te has ido. Y es curioso, me siento algo vacío.
Una voz. Desde el salón. Me llama. Es ella. Mi amor, mi nuevo amor: mi futuro.
Ya voy cariño.
Ya voy.

1 comentarios:

Anónimo 29 de agosto de 2008, 9:35  

cómo me gustan tus relatos ...

saludotes!!!!

eigual

Empecé a escribir este blog en una época bastante importante de mi vida. Aquí he escrito poemas y relatos. De la única forma que se. Hace poco me mude a www.escriboaqui.es con las mimas ganas de escribir que nunca. Con nuevos proyectos y sueños. Disfruta de todas las palabras que se quedaron aquí.