La primera vez que me enamoré detrás de la barra de un Bar

Yo trabajaba en el Bar. Venías a verme cada día. Te escapabas de tu trabajo, en tu coche azul, y venías con la vana excusa de tomarte un café sólo caliente, que dejabas enfriar. Cuando te veía entrar por la puerta se detenía el tiempo. Y daba igual toda la gente.
Desde que te veía mi cuerpo temblaba, y me sostenía de los brazos de la cafetera, para no caerme.
Te encantaba hacerme temblar.
Te cambia la cara cuando la ves, tiemblas, y te vuelves torpe haciendo las cosas -no me dice mi Madre, que me mira desde la otra punta de la barra-.

Venías y no me atrevía más que a hacer cuatro tonterías seguidas. Te hacía reír con mis cosas, con mis bromas, y los comentarios que tenía con los clientes.
Eran incontables las horas que te pasabas allí sentada en el frío taburete, esperando a que terminase mi jornada, para escaparnos en tu coche a cualquier sitio, por ejemplo: a ver el mar.
No eras la mujer más hermosa, pero tenías algo, y ese algo te hacía ser única. Tenías el don de palabra perfecto para enamorar a alguien, y creo que fue con eso, y aquella mirada que tenías y aquella forma tan tuya de ponerme nerviosa, con la que me enamoraste.
No se en qué momento exacto me enamoré de ti.
Aún conservo aquella carta que me escribiste contándome todo lo que te hacía sentir. Aún la conservo en mi cartera. Me la diste una tarde que apareciste por el Bar, cuando tu y yo se suponía que estábamos saliendo, y digo "estábamos" porque ninguna le pidió de salir a la otra. O si lo hicimos no lo recuerdo. Aquella carta la leí sentada en el váter. Me emocionaste.
Tus citas en el Bar se multiplicaban. Me vendiste 3 móviles y creo que tu corazón iba incluido en el pack sin yo saberlo.
Como olvidar aquel día, ( antes de que tu y yo nos declaráramos la una a la otra), en el que apareciste, y yo me moría de ganas de explicarte mis sentimientos y no sabía como. Y en la Televisión, en los 40 principales (aquel canal de música) sonó aquella canción:





Nuestra relación crecía, con tu cita diaria en la Cafetería, tu café, ese que decías hacía buenísimo, tu corazón lleno de ternura, tras la barra. Tus manos buscando las mías debajo del periódico, que cada mañana leía contigo. Nuestro amor, medio escondido, sobre la barra de mármol.
Recuerdo lo que te costó que te diera el primer beso. No es que te costase, es que al final, tuviste que dármelo tu a mi. Yo nunca te lo hubiese dado. No habría sido capaz de hallar el momento idóneo para acercarme a tu boca, y besarte.
Me llevaste a la playa. Una playa que desde aquel día comenzó a formar parte de nuestras vidas: empezó a ser nuestra playa. Allí, con las estrellas sobre nosotras, dos toallas, un montón de piedras hincándose por nuestro cuerpo, y aquel frío, me besaste. Y recuerdo lo hermoso que fue aquel momento, y lo jodido que fue después cuando me dejaste en la puerta de mi casa, y te despediste: esa noche, hubiese dormido contigo.

Después de ese día, venías a la Cafetería, y ya no solo te llevabas el sabor del café, que dejabas enfriar, en la boca, sino también mis besos: esos besos que me robabas y que yo en realidad te regalaba, a escondidas, en aquello que llamábamos cocina.
Era increíble. Aparecías en el momento oportuno, cuando más te necesitaba. Me leías el pensamiento, y a cada momento, me enamoraba más de ti.

Recuerdo aquel día. Cuando te dije: "eres lo más real que me ha pasado nunca".
Todo aquello tenía un significado.
Pero ocurrió que habías entrado en mi vida sin avisar. Y yo me había dejado llevar demasiado rápido por todo ese huracán de sentimientos. Y nunca me arrepentí.
Yo aún pensaba en aquella persona que me dejó (acababa de salir de una relación). La seguía queriendo a ella. Seguía pensando en ella. No en estar con ella, que era muy diferente, pues con ella, nunca hubiese vuelto: sino que la mayor parte de mi corazón aún le pertenecía a ella. Y aquello fue quizá la herida que nunca cicatrizó en nuestra relación.
Yo la olvidé. Me dediqué a ti. Pero luego, me pediste un tiempo. Apareció alguien en mi vida. Y creo que fue la gota que colmó ese vaso que tu y yo compartíamos. Porque cuando tuve que elegir entre tu y ella, a sangre fría y a corazón abierto: te elegí a ti.
"Te volvería a elegir a ti" -te dije un día, cuando ya tenía tomada aquella decisión-.

Y nunca me arrepentí de mi elección.
Pero la relación cojeaba. Desde un principio cojeaba.
A veces es que da igual cuanto quieras a una persona, que si no lo demuestras con echos da igual.
Yo a ti te quería. Pero seguía hablando con "la otra". De la manera que fuera. Pero seguía hablando. Y eso a ti te partía en dos. Y no te das cuenta de tus errores hasta que sales de la relación y la miras desde fuera. Y cuando haces eso, es porque la relación ya no da más de si: es porque ya se ha roto.


Aprendí de aquello: mucho además. Aprendí a no emprender ninguna relación con nadie más hasta tener mi corazón libre de dudas.
Y me aseguré a mi misma que nunca más volvería a hacerle el mismo daño a ninguna otra persona que eligiese estar a mi lado. Porque aunque nadie lo crea, de los errores aprendí mucho. Mis errores fueron mi aprendizaje. Y gracias a eso, hoy se amar de la mejor manera que sé. Y entrego mi corazón, mi amor y mi pensamiento 100% solamente a la persona con la que comparto mi vida y cama cada noche.

Y es que de mi relación contigo aprendí un montón de cosas buenas. Y muchas veces me jode que tú aprendieras conmigo muchas cosas malas.
Nunca te lo dije, pero me salvaste de una personilla, pero esto solamente lo entenderías tu si me leyeses. Tu sabrías quien es esa personilla o mejor dicho: personaje. Y sabrías de todo lo que me salvaste.
Una vez me dijiste que nunca te había querido: y yo te dije que el tiempo alguna vez te sabría responder a eso.
Y de no haberte querido nunca, este post no hubiera existido. Y aquellos años, tampoco.

0 comentarios:

eigual

Empecé a escribir este blog en una época bastante importante de mi vida. Aquí he escrito poemas y relatos. De la única forma que se. Hace poco me mude a www.escriboaqui.es con las mimas ganas de escribir que nunca. Con nuevos proyectos y sueños. Disfruta de todas las palabras que se quedaron aquí.