Mucho tiempo sin vernos. Parece que el tiempo no pasa, pero es mentira, el tiempo corre, pasa por nuestras vidas, por nuestra piel. Nuestra mirada se vuelve cansada. Nuestros pasos mas lentos. Nuestra mirada más nublada.
Te miro y estás igual. Alguna arruga asoma por tu rostro para saludarme. Estás igual de hermosa, no te lo digo, pero me miras como antes: cuando conocías mis pensamientos y hablabas por mi. No te cansabas de investigarme, decías. A veces tenías miedo de conocer tan bien mis pensamientos, porque temías averiguar que ya no te quería.
Y no lo averiguaste. No te dio tiempo. Llegué un día, y al entrar en nuestra casa me di cuenta que esa casa era más tuya que mía. Ni tan siquiera yo había elegido el color de las paredes, los cuadros colgados, los muebles. Me senté en ese sofá que escogieron tus Padres por ti, y mirando la Televisión que te regaló tu hermana por Navidad, me quedé pensando como salir de esa casa sin ti.
Esa noche llegaste pronto, con la cena en una bolsa. Habías comprado comida para sorprenderme. Esa noche fue especial. Hicimos el amor como jamás lo hicimos. Yo lloré porque me estaba despidiendo de ti sin que tu lo supieras: no adivinaste mis pensamientos, porque los oculté con orgasmos que más tardé te devolví. Me preguntaste: ¿Porqué lloras?. Te dije que lloraba de alegría: te mentí.
Por la mañana te fuiste a trabajar, y como cada mañana me besaste en la mejilla. Fue el último beso que me entregarías antes de irte a trabajar. Desde que saliste de casa, recogí mi ropa y poca cosa más y cerré la puerta de aquella casa para siempre.
Te dejé una nota. Una nota en tu almohada. Se que cuando la leíste me llamaste por teléfono, pero no te lo cogí. Nunca quise explicarte el porqué de mi partida. En la nota ponía: "YA NO TE QUIERO. ME VOY PARA NO HACERTE DAÑO".
Te amaba aún. Y sufrí mucho sin ti. Lloré sobre la almohada de un frío hostal. Donde tuve tentación de cortarme las venas con una oxidada cuchilla que alguien se había dejado en el lavabo. Pero no lo hice, y no lo hice, porque la vida volvería a recobrar su sentido.
Desde que te dejé tome el rumbo de mi vida. Ya no estabas a mi lado. Y sí, te echaba infinitamente de menos, pero ahora quien tenía el timón ( el rumbo de mi vida ) cogido con las dos manos era yo.
Follé con chicas por puro y simple placer. Pero siempre te amaba a ti en silencio. Tu me llamabas, dejabas mensajes en mi buzón de voz. Y yo pensaba que ya te cansarías de hacerlo. Que me olvidarías sin más. Que el silencio y el paso del tiempo harían que el amor que sentías por mi se desvaneciese por completo.
Vendiste tu piso. Cambiaste de trabajo. De vida. No se si tuviste sexo con alguien más, de lo que si estaba segura era: que no tenías pareja estable. Y yo que pensaba que pronto alguien ocuparía mi lugar. Y no fue así.
Ahora te tengo frente a mi. Me dices que aquel piso dejó de tener importancia sin mi. Que aquel sofá no te gustaba y que pronto hubiésemos ido juntas a elegir uno. Que aquella decoración era insoportable, pero que estabas tan mal en tu trabajo que llegabas cansada y solo con ganas de abrazarme, y nada más.
Que te habías dado cuenta, que habías sido una egoísta, y que sabes que me fui por eso, no por porque ya no te quisiera.
Me miras. Me interrogas con la mirada. Conmigo habrías sido una infeliz, una desgraciada. Sin mi has conseguido cambiar tu vida: ahora tienes otro trabajo, otra casa, otras metas.
Y yo, sin ti, conseguí darme cuenta de lo que quería realmente: y eras tú.
Ahora nos hemos encontrado.
Pero somos dos desconocidas. Al verte, me doy cuenta de que ya no te amo.
Yo estaba enamorada de tu recuerdo, pero ahora, te miro y sé que no estoy enamorada de ti, sino de tu recuerdo.
Me miras, intentas cogerme la mano. Te aparto mi mano. La apoyo en tu hombro, te miro despacio, y sin decirte nada más me doy la vuelta y me marcho.
Me nombras. Será la última vez que te escuche nombrarme. Será la última vez que tenga que despedirme de ti, y tu de mi.
El amor entre tu y yo era muy complicado. Aunque pareciese tan perfecto.
Pero solo nos terminamos dando cuenta cuando cerramos por fin la puerta.
Cerrando puertas
te contó
eigual
0 comentarios:
Publicar un comentario