¿Qué he hecho yo para merecer esto?

Imagínate que desde que naces ya empiezan a pasarte cosas raras, pero imagínate que cuantos más años pasan, la cosa crece, y ese, señores/as es mi caso:

Nada más nacer mis Padres ya dudaban con mi nombre. Cosa que no me extraña, pues creo que haciéndome ya dudaban de si querían niño o niña, y por eso nací como nací.
Los bebés normales duermen con chupete en la boca ¿no? (o sin el) pues bien yo tenía que dormir con el chupete en la mano todo el rato, y si me lo quitaban o lo perdía por la cuna lloraba, hasta que alguien me lo devolvía a la mano, y ya me dormía. De ahí, que con 6 años tuviese que dormir con un muñeco pequeño (el más viejo y feo) de goma blanda en la mano, toda la noche, y si lo perdía lo mismo: lloraba y lloraba hasta que mi Madre o Padre (éste último en pocas ocasiones) venía y me buscaba el muñeco que casi siempre estaba debajo de la cama o enredado en las sábanas.

Cosas extrañas como no caerme nunca y para una vez que lo hago, tener la mala suerte de resbalarme con una alfombra horrorosa que mi madre tenía debajo de una mesa hortera, entera de cristal, con sus correspondientes cuatro picos: uno de ellos me lo hinqué en toda la ceja. Me partió la ceja al muy [....].
Mi Madre, cuando cuenta esto, dice que lloraba mucho y sangraba mucho, que pensaba que me había sacado un ojo. Tardó un segundo en quitar la mesa y la alfombra, y yo siempre me pregunto ¿porqué no la quitó antes?.

No se si donde llego yo provoco la revolución o si voy a caer siempre en sitios ya revolucionados.
Me explico:
En el departamento donde yo trabajaba antes más que trabajar: comíamos, reíamos y cotilleábamos de unos y otros. Pero según tengo entendido nunca antes sucedió allí nada de eso.
Así pues, todo señala que allá donde voy revoluciono. Hace un día que ya no trabajo en ese departamento, ahora estoy en otro, el primer día fue ayer: todo parece tranquilo. Pero intuyo que seguiré en mi linea y pronto estaremos haciendo aviones de papel con los documentos y riendo estilo "pulgoso". Y no es que lo intuya es que ya lo veo. Y a esto le sumamos las cosas tan raras que suceden: como por ejemplo que desde que yo llegué a ese sitio hará cosa así de dos meses ya, la gente se comporta de una manera extraña: incluso llegando al punto de irse del trabajo sin despedirse y no volver, peleas sin sentido, gente que te abraza sin conocerte. Sí, la gente alucina y yo más. Y más aún cuando me río bajito porque creo que la culpable de cosas tan raras y peculiares como esta soy yo.

Sigo contando:
Imaginad que necesitáis otro trabajo. Que os entrevistan para un puesto de "grabadora de datos". Que os cogen. Que firmáis contrato, y empezáis en dos días.
Imagina que llegas toda feliz a ese nuevo trabajo, porque lo de grabar datos te encanta, es más, te relaja. Imagina que nada más llegar te cambian los papeles, o el contrato, o yo que sé. Porque el puesto es de "teleoperadora" y yo odio realizar las tareas de teleoperadora. Porque yo quería algo tranquilo y no pelear con la gente mediante un auricular y un micrófono.
Y allí me ves. Más blanca que una pared, más fría que un cubito de hielo. Más decepcionada que "cuando murió Chanquete". Y allí estaba yo intentando entender lo que la chica, con mucho interés, pero de manera un tanto extraña y peculiar (no me enteraba de nada y sigo sin enterarme), estaba explicando.
Y mientras explica y explica dice: "Los clientes, no miran la letra pequeña en los contratos, por eso luego llaman tan enfadados": entonces miro a la chica con mirada asesina y pienso: "claro, eso me pasó a mi que no miré la letra pequeña de mi contrato, me han vendido gato por liebre, ahora comprendo porque ni tengo copia de mi contrato de 24 horas". Ahora entiendo porqué tanta rapidez para comenzar.

Si es que lo que no me pase a mi.

A mi niña y a mi, a veces, nos da por jugar a las peleas, y eso consiste en: una pelea cuerpo con cuerpo, a base de cosquillas, besos, pequeños tortazos en la cara (pero pequeños), mordiscos, y un sin fin de posturas variadas todas bastantes peligrosas, sobre todo porque se realizan en la cama con riesgo de caernos y casi siempre está el gato por ahí, con el riesgo que conlleva aplastarlo o que se una a la lucha y terminemos las tres arañadas.
Pues bien, después de la pelea, hemos caído rendidas en la cama. Creerme, muy rendidas. Y justo nos jugábamos a piedra, papel o tijera quien se duchaba antes, mi niña ha levantado la cabeza después de hacer "cierta broma" que incluso inventé yo, y se ha golpeado en la frente con mi labio (el de la boca, justo el de abajo), aplastando mi labio contra mis dientes, lo que me ha provocado una raja, de la que salía mucha sangre.
Mi niña me pedía disculpas, y yo le decía que no pasaba nada. Y es que realmente no pasa nada.
Pero solo hay algo que no termino de entender: ¿Como con la lucha que nos hemos metido, que ya teníamos hasta calor de la risa y del movimiento, no nos hemos hecho ni un rasguño (exceptuando algunos arañazos en la espalda, ji ji ji), y luego, en reposo, liamos semejante escena de terror?.

Si es que ya lo decía mi Abuela: "Mírala, en lo más llano va y se cae".
Es verdad: todo me pasa a mi. Y ahora a mi pequeña.

Jejejeje....

Ah, cariño, y te lo digo a ti porque se que me lees:
Cuando digo esa frase de: "Es igual que un gato negro en una mecedora" me refiero a esto:

Si, hay que fijarse en lo que tiene entre las piernas.

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eigual

Empecé a escribir este blog en una época bastante importante de mi vida. Aquí he escrito poemas y relatos. De la única forma que se. Hace poco me mude a www.escriboaqui.es con las mimas ganas de escribir que nunca. Con nuevos proyectos y sueños. Disfruta de todas las palabras que se quedaron aquí.