Escribe sobre mi en tu blog -me dice M, mientras cruzamos la carretera-
Quiere que escriba sobre ella en mi blog.
Escribiré sobre ti -le digo-, pero no se porqué tienes tanto empeño en que lo haga. Sabes que no vas a leer lo que escriba, porque no te pienso facilitar la dirección. Ni siquiera sabes, ni podrás nunca averiguar el seudónimo con el que me identifico en él.
Me da igual, quiero que escribas sobre mi, aunque yo no lo pueda leer -me insiste-.
M tiene un novio que no es español. Yo no soy racista. No por que sea de otro color me coloco frente a ella y le doy sin más, una charla que dura 20 minutos ininterrumpidos.
¿Querías que hablase sobre ti? -pues lo haré-.
Tienes que dejar a tu novio -le digo-. No te das cuenta, tu no lo ves. Tienes 23 años: tienes una vida repleta de opciones. Deja de encerrarte en esa opción. No te compliques la vida con él. Tu no estás enamorada. Porque de estarlo no andarías follando con tus amigos. Porque de estarlo, no pensarías en futuros rollos. Deja a tu novio: y folla con quien quieras sin ataduras. Tampoco el merece más cuernos sobre su cabeza, que le debe pesar más de 200 kilos de cuernos.
Déjale. Huye. No cometas la locura que estás pensando. No lo hagas. Porque cuando quieras darte cuenta de tu error, estarás esperando un hijo, no podrás trabajar, porque a las embarazadas en las entrevistas las echan para atrás. Y no podrás ocultar tus embarazos, porque a ti se te notará mucho. El estará en su País, ya sabes como va el tema del visado que tiene. El, no digo que no te quiera, pero por lo que me cuentas no te cuida.
Y el hombre de tu vida tiene que cuidarte. Y no me refiero a que te compre ropa, que no, que no es eso. Me refiero a que el hombre de tu vida tiene que querer lo mejor para ti: tiene que labrarte un futuro, no llenarte el futuro de pinchos y piedras. No.
Tienes que dejarle. Busca otro hombre: hay miles. El amor se vuelve a encontrar. Déjale libre, porque ese hombre no es de nadie, ni será. Eres joven, te miro, y me das pena.
Porque te miro y te puedo ver con la vida echada a perder, y porque te quiero no puedo consentir que eso te ocurra. Pero como no puedo obligarte a hacer nada, te aconsejo: no me harás caso. Yo, cuando me aconsejaron tampoco hice caso, me tuve que dar la hostia para luego darme cuenta de los aciertos de los demás, y de lo ciega que estuve.
Pero mi deber es aconsejarte.
Se que dentro de unos años, te acordaras de estas palabras. Ojalá no hiciesen falta unos años para que te acordases. Ojalá lo hicieras ya. Pero así es la vida, a veces, nosotros mismos nos tenemos que caer para levantarnos. Para aprender.
Lo que ocurre es, que veo tu error, porque tu error fue parecido al mio una vez.
Entonces, dentro de mi, suena la alarma. Mi autodefensa, y actúa sobre ti.
Y ahora puedes olvidar esta charla, puedes decir que no le vas a dejar nunca. Y esperar a que os dejé él a ti, y a ese niño o niños que te fabricará.
Y recuerda, no te digo esto porque él no sea Español, te lo digo porque veo que no estás siendo feliz, y a su lado, no lo serás nunca.
Salimos de trabajar. Ya hemos cruzado la carretera.
Mira, vienen en concierto La Quinta Estación :
Me encantaría ir a verles. Pero paso de pagar más de 15 euros por ellos -digo-
Pues menos de 20 euros seguro que no vale el concierto, te puedes quedar fuera del Auditori a escucharles -me dice-.
No voy a ir... me pondré el Cd varias veces cuando llegue a casa.
Y eso he hecho.
porque a veces, lo que más nos gusta, no es lo que nos hace ser más felices....
Quisiera salvarte. Pero no puedo. Nadie puede. Ni Dios, si es que existe. Solo tu puedes hacerlo.
Hazlo ya.
4 comentarios:
Me ha hecho mucha ilusión que me contestaras.Gracias! La verdad es que he leido tu respuesta como un millón de veces! No se como expresarte lo que me haces sentir cuando te leo. Ayer me animé a escribirte porque cuando escribí eigual en google y vi que tu antiguo blog habia desaparecido me puse triste pero luego unas entradas más abajo vi que habias abierto este me alegré muchisimo y la verdad es que me lo leí todo entero de tirón. Me emocione tanto leyendote que reuní fuerzas para decirte algo; y ya me ves aqui otra vez dándote la paliza. Sólo decirte una vez más que seguiré leyendote, aunque no te diga nada; y que como yo seguro que hay mucha gente a la que animas día a día pero que nunca te dejan comentarios.
Eres muy buena escribiendo, no te desanimes por nada.
No cambies, sigue (e)igual.
Abrazos, Angela
Qué entrada más dura y descarnada... no obstante, espero que M tenga presente que lo dices por ella, ya sabes, por lo que me cuentas no te cuida.
Y el hombre de tu vida tiene que cuidarte. Y no me refiero a que te compre ropa, que no, que no es eso. Me refiero a que el hombre de tu vida tiene que querer lo mejor para ti: tiene que labrarte un futuro, no llenarte el futuro de pinchos y piedras. No.
Un saludete!
:]
bonita y triste historia, que si es real es aún más triste y aún más bonita también. es cierto que nunca hacemos caso cuando nos dan un consejo y lo peor es que quizá sabemos que tienen razón pero no queremos verla, no queremos dársela... como dices, solo el error propio es el que nos enseña.
esta m me ha recordado a la m con la que piratas titula una de sus canciones, preciosa canción por cierto. m.
Yo también te sigo. Y te leo con toda atención. Tus historias son...no sé, pero atrapan.Y me gustan
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