Aquella tarde


Hace un par de meses yo era Camarera. Me pasaba horas y horas de pié, sirviendo alcohol y cafés.
Los días me los pasaban discutiendo con la que era mi novia. Echándonos cosas en cara, tramitando poco a poco, sin darnos cuenta, nuestra separación.
Yo pensaba que la felicidad no estaba diseñada para mi. Que todo el mundo era feliz a mi alrededor y yo solamente una espectadora más.

Un día encuentras la felicidad y te tienes que despertar muchas mañanas para creerte que todo es cierto: que eres feliz.
¿Como una persona puede cambiar tanto la vida, el rumbo de otra?.
Es sencillo:

Ella apareció en un momento de mi vida algo difícil. En una época de cambios.
Al principio me pareció todo una locura, pero me dejé llevar por mi corazón.
Desde que te dejas llevar por tu corazón, por tus sentimientos: cuando crees en tus sueños, es cuando realmente las cosas comienzan a irte bien.
Y ya no eres un espectador más. Ahora eres la protagonista de tu propia vida. Ya no ves la felicidad de los demás, ahora la vives. Y descubres que nada era imposible. Que lo imposible hubiese sido seguir siendo una espectadora, quedarme inmóvil sin hacer nada.
Sí, hay cosas que no pueden pasar.

Haber venido hasta Barcelona es, a día de hoy, lo mejor que he hecho en mi vida. La mejor opción que pude elegir.
Las gracias se las debo a ella. Ella me insistió. Y yo tomé la decisión.
Gracias a ella estoy aquí. Hoy, mi cambio de vida. Esta felicidad tan grande: se la debo a ella.
Echo de menos a mi familia, a mis amigos, mi tierra. Pero soy feliz sin ellos, porque verdaderamente ellos, estando cerca, me aportaban, en cierto sentido, lo mismo que estando lejos (solo que no les veo).
Sin embargo, sin ella...... sin ella no podía estar. Desde que la conocí empezó a formar parte de mi vida.
Creo que de haber tenido un mapa para llegar hasta a ella , no la hubiese encontrado: tengo muy mala orientación.
Sin embargo, sin mapas, sin nada, un día todo comenzó. Y me aterra pensar que hubiese pasado de no haberle dicho nada. Supongo que hubiese perdido eso que llaman TREN. Supongo que otros acontecimientos nos hubiesen sucedido. Supongo que ella, sería igualmente feliz sin mi. Quizás más.Quizás no. No lo sé.

Solo sé que esto es cierto. Aunque a veces tenga que pellizcarme mientras camino por las calles de Barcelona para confirmar que todo esto no es un sueño. Solo sé que a veces lloro, cuando estoy llegando a casa, porque no me creo que en esa casa me esté esperando ella, a mi.
Que rebusco las llaves para abrir la puerta, y tiemblo....

Anoche cenamos en un sitio muy bonito. Hacía frío dentro, porque la gente, cada vez que entraban ( y no paraban de hacerlo) se dejaban la puerta abierta. Sentía frió por fuera y por dentro un calor agradable cada vez que sus ojos y los míos se encontraban.
Yo estaba nerviosa: la miraba.
Mirarla es como subir al cielo, siento como me elevo, desde que la miro. Como, el cosquilleo en el estómago se apodera de mi, y me acelera el corazón.
Ella es preciosa, la mire por donde la mire: la mujer más bonita que he podido ver jamás.
Ella puede sacarte una sonrisa el día más triste de tu vida. Y puede hacer que llores con un te quiero (de emoción).
Ella me quiere y me lo demuestra, aunque a veces me guste escucharlo 100 veces al día.
Ella, es ahora, la luz de mis días, es el regalo que me ofrece la vida cada día, desde que despierto, es con quien sueño una vida repleta de ilusiones y sueños.

Y todo esto, aunque sea cursi , es verdad.
No se explicar todo lo que siento: lo que vivo. Porque aunque a veces me crea la mejor escritora, aunque a veces me crea capaz de escribir cualquier cosa: no lo soy.No sé.
No soy capaz de contar con palabras todo lo que estoy sintiendo en estos últimos 3 meses.

Solo espero poder encontrar esas palabras mañana, día 1 de Diciembre. Espero encontrarlas, y torpemente poder decirle alguna cosa que le recuerde lo feliz que me siento a su lado.



ManáManá tututururu.....



Este vídeo no es ninguna broma.
Es totalmente verídico.
Desde que comienza hasta que termina.

Cuando se fué Mamá

Cuando me dijeron que mi Madre se moría, me senté en las escaleras de casa, frente a su habitación sin querer hacer otra cosa que llorar y hundirme más y más en la miseria.
Mi Madre no se podía morir. Ninguna enfermedad se podía llevar a la mujer que más quiero.
No quería comer: cuando tu Madre, esa persona que se ha preocupado y se preocupa por tu vida, a lo largo de tu existencia, quien te ha alimentado durante toda la vida, se está muriendo, las ganas de comer desaparecen.
Solo quieres hallar la cura a sus males. Quieres ser un ser de otro planeta. Quieres, incluso, arrancarte tu vida para regalársela a ella.

Está sufriendo. Ahora, solo sufre. Su vida se consumirá, poco a poco irá dejando de respirar. Puede que un día entréis a la habitación y la encontréis muerta -dice el médico particular, un amigo de mis Padres de toda la vida).
Estrella va a morir. Que nos os vea llorar el poco tiempo de vida que le queda.

Llevo tres noches durmiendo a su lado, en un sofá muy incomodo. Mi Madre me dice que me tumbe a su lado, pero no quiero, no quiero que su olor perfore mi piel y la huela por todas partes cuando ya no esté aquí. Me derrumbo, me tapo con la manta para que mi Madre no vea que estoy llorando: no quiero que piense que le queda pocos días de vida.
Cuando me ponga bien, hija -me dice mi Madre- vamos a ir a comprar los regalos de Navidad.
Yo no quiero regalos de Navidad. Lo material es una mierda. Yo quiero que mi Madre se ponga bien. Quiero un milagro. Se lo pido al Médico, por favor, que mi Madre se ponga bien, tiene que haber algo que la ayude a vivir, a seguir viviendo, es mi Madre, joder NO SE PUEDE MORIR.
El Médico me abraza. Es un gran amigo de la familia, nos quiere. Nos quiere pero no es DIOS. No puede salvar a mi Madre. Ojalá pudiera hacer algo por ella -dice-, pero el cáncer se extiende por todo su cuerpo, pronto su corazón no tendrá fuerza y dejará de latir. Mientras, quedaros a su lado, que se vaya sintiendo lo mucho que la amáis.

Le hago caso al Médico. He pedido una excedencia en el trabajo. Estaré con mi Madre hasta el día de su muerte. A su lado. Seré su sombra. Le diré mil veces que la amo. Le cogeré la mano, quiero sentir su calor, antes de que su cuerpo se vuelva frío y pierda parte del color. Desde que mi Madre muera cogeré un vuelo a alguna parte: un sitio lejano, donde pueda pensar que me he ido de viaje, y que cuando vuelva mi Madre estará en casa esperando un regalo típico de algún lugar desconocido para ella. Volveré con fotos y mi Madre como siempre me dirá que tiene la hija más guapa del mundo, que hace las mejores fotos y me pedirá una: la pondrá debajo del cristal de la mesa del salón de estar.
Me miento. Me iré de viaje para no intentar suicidarme por la muerte de mi Madre: por no caer en una depresión. Y cuando vuelva, mi Madre no estará. Sólo mi Padre al que puedo ver entregado 100% a su trabajo , sin horas libres, sin fines de semana, sin vacaciones: solo vivirá para trabajar, para llegar lo más tarde posible a casa, cansado y con ganas de cerrar los ojos hasta que el nuevo día diga de comenzar.

Estamos con mi Madre, el médico ha dicho que de mañana no pasa. Apenas tiene fuerza, ya no come, su cuerpo es de otro color, sus ojos no tienen brillo.
Me coge la mano y me dice: Se que voy a morirme, cuida de Papá. Y si alguna vez tengo nietos háblales de mi, enseñadle mis fotos, decidle que les quiero.
Lloro sobre la mano de mi Madre. Mi Padre llora: es la primera vez que veo a mi Padre llorar de esa forma. En cada suspiro la habitación tiembla.
Les dejo solos, a los dos.
A la media hora mi Padre sale de la habitación, descompuesto, con los ojos desencajados. Se sostiene con las manos en la pared. Le miro. Miro la puerta de la habitación de mi Madre.
Entro. Salgo descompuesta.
Que cierren todas las puertas, que mi Madre se quede en esta casa.


Cuando una vida se termina, comienza otra, en otra parte, en otro lugar, con otro nombre.


NOTA: El relato de hoy, sé que no anima demasiado. O quizá si, quizá nos recuerde que estamos vivos. Quizá consiga que abraces a tu Madre, por si hace tiempo que no lo haces: no lo sé.
De lo que si estoy segura, es, de que la muerte nos enseña algo grande: a apreciar lo que tenemos , a valorar a las personas. A nuestra propia vida incluso.

ADIÓS , [QUIZAS], ADIÓS

Llego al trabajo. Otro día más sola, en el departamento. Me he dado cuenta que desde que llego, y me siento delante del ordenador rodeada de papeles me da por hablar sola.
Hablo de lo sola que estoy, del hambre que tengo, de las ganas que tengo de escribir. De que quiero que sean ya las 5 de la tarde de un Viernes.
Me he dado cuenta que desde que estoy al cargo del departamento trabajo más que antes: me he vuelto más responsable: más tranquila.
Yo antes, dos mesas más atrás reía mientras comía galletas y engordaba. Me reía con mis compañeras, contaba chistes malos (de los pocos que a veces recuerdo), contaba peripecias mías o de mi hermana. Pero ahora... ahora estoy sola, no como: porque comer sola es un rollo. Ahora no me río, porque enfrente ya no tengo a mis jefes, ahora los tengo a mis espaldas.
Enfrente no hay nada, solo pasa gente de vez en cuando: compañeros de otros departamentos. Cada vez que pasan lo mismo: ¿Tu por aquí? ¿Y eso?.
Y yo: ¿Cooooooooooooooooooooooooooooooooooomo?.
Creo que lo de mi cambio de departamento va dar más que hablar que la muerte de Lady Di que años después aún investigan, hablan e inventan historias.

Cuando se dan la vuelta les hago pedorretas con la boca, e incluso, alguna vez me he llegado a tirar un peo (con el culo, claro), de esos que huelen, de esos con los que muchas veces tienes que escapar tu misma a no ser que seas tan asqueroso/a como para que te guste oler tus propios pedos. No serías la única persona, te lo aseguro.
Estoy tan cansada que me inscribí por Infojobs.net, un día vi ese anuncio, en el metro: ¿CANSADO DEL HORARIO DE TU TRABAJO? ENTRA EN INFOJOBS.NET
Y entré, y me dije que probaría suerte.
Y hoy he tenido esa entrevista, y ha sido la entrevista más surrealista que he tenido en mucho tiempo. El hombre que me ha entrevistado, el que se supone : mi jefe. Me ha dicho que el trabajo era mio. A lo cual yo debo responder ¿es mío seguro? espere.... ¿es esto una broma del diablo?.
Pero por lo que se ve no. No era una broma. Te llamaré: pero me quedo contigo: me dice el hombre, después de terminar la entrevista, mientras se marcha.

Yo no esperaré la llamada de ese hombre. NO ESPERES NADA. Me dijo una chica una vez. No esperare su llamada, porque ya me quedé esperando la llamada, de otra chica, que me dijo algo parecido porque en la entrevista dije que me gustaba Ismael Serrano y a ella también, y me dijo: Fijo que te cogemos a ti. Y mira, casi un mes después aún espero esa llamada.

Con lo cual, sigo en mi departamento. Que aún no he prendido fuego. Que aún no me he cargado, porque mi perseverancia y mi buena actitud: responsable y cuidadosa, está consiguiendo que todo marche bien.
Lo que no sé es como diré que me voy. Como le diré al que se supone que es mi jefe, que me voy, que abandono el barco, que lo dejo por otro.
Está claro, se lo diré sin más:
La gente aquí es muy rara, se van sin despedirse ¿qué quiere que le diga?. Que yo, al menos, me voy despidiéndome, os daré una semana, una semana entera para que me sigan mirado raro, para que me sigan teniendo por la inventora del MOCHILIN.
Como la friky de todo el edificio. La que hace dibujos de sus compañeros para hacer reír a la gente que viene cada día a trabajar: esa que intenta sacar una sonrisa hasta al más serio.

El día que yo me vaya, que llegará ese día, se que se acordaran de mi. Dirán:

-Si, aquella friky con la camiseta de coco, sus zapatillas.





-Sí, aquella, aquella chica que se encerraba en el baño a dormir....




Me echaréis de menos.

En el trabajo: parte 23345.5466.7574

Mi Padre habría estado orgulloso de verme hoy sentada llevando yo sola todo el departamento.
Hoy llevaba la camiseta de Coco, todo el mundo me miraba. Las envidias siguen corriendo por los departamentos. Mientras, yo, envuelta en papeles, códigos y colores, sueño con que alguien venga y me arrebate el puesto.
Yo era feliz en el otro departamento, donde solo tenía que sentarme, mover papeles, y a veces, incluso aburrirme: podía inventarme historias para contar luego aquí, en el blog. Podía inventar nuevas ideas, para escribir luego en mi novela, la que ahora mismo tengo totalmente congelada. Cuando estaba en el otro departamento me surgían muchas ideas, las podía incluso ir apuntando en una libreta para recordarlas y que no se me olvidaran, para luego, llegar a casa abrir la libreta y escribir.

Antes no tenía calentamientos de cabeza. El trabajo, por decirlo de alguna manera salía solo.
Hoy he sudado, aparte de que la calefacción está demasiado alta: me he puesto nerviosa porque el trabajo se me escapaba de las manos, se desbordaba, y de milagro lo he podido salvar.Y eso me ha hecho sudar.
Coco y yo: solos, ante el peligro. Yo debía ser la única friky en el departamento.
Estoy al lado del baño, y todo el mundo que va a mear o a hacer otras cosas me mira.
Me imagino a la gente sentada en la taza del váter deseando que llegue la hora de salida: les imagino cagando y pensando en los jefes.

Me levanto de mi silla. Mi Padre estaría orgulloso. Su hija es encargada de un departamento. Mi Padre nunca me verá sentada en esa silla. No está aquí, y de estarlo no podría verme. Es igual.
Cuando me llama no le digo en qué trabajo. No quiero que piense que me estoy forrando (que no es así, por cierto), y no quiero que les diga a sus amigos que tiene una hija que trabaja en tal sitio, no quiero que se convierta en un padre de esos que presume delante de sus amigos de una hija que tiene, pero a la que nunca llama ni le pregunta si necesita algo. Y su hija, sin él saberlo, no llega ni a fin de mes.

La gente que trabaja aquí es un equipo. Somos una pirámide. Si a uno le tiemblan las piernas, si cae, la pirámide corre el riesgo de caer, como si de un castillo de naipes se tratase.
Me he imaginado el edificio cayéndose. Mucha gente, no se movería del sitio. Se quedarían sentados allí: porque para alguna gente es más importante salvar su empleo que su vida.
Yo en estos casos prefiero no imaginarme: aunque me imagino pensando que escribir cuando llegase a casa. Me imagino con el móvil tomando fotos de la gente histérica, de los cristales rotos, de mi cara.

Mi día ha sido patético. Como habrá sido, para empezar a imaginarme que se caía el edificio.
Como habré salido de trabajar, que mientras esperaba a que mi metro llegase, he visto a una niña que no tendría más de 15 años, con un iPod en la mano y he pensando en tirarle un tirón y quedármelo, antes de que llegue algún loco, se lo intenté quitar, la tire al suelo, e intente violarla incluso.
La miraba tanto, que la niña creo que se ha asustado.

Pero que haya tranquilidad: nunca robaré a nadie.
Aún no estoy tan desesperada.

Si ella te deja: olvídala.

¿Qué te ocurre?

La echas de menos, ¿verdad?. No te diré lo típico. Lo que todo el mundo dice, para auto consolarse (que lo respeto, pero no quiero auto mentirme por auto consolarme).
Yo te diré que lo pasarás mal. Que la casa te olerá todo el rato a ella. Te diré que no podrás dormir en vuestra cama, que te mudarás al sofá. Que llorarás por los rincones de la casa, que querrás huir de ella (pero no lo hagas), te diré que es sumamente jodido volver a cocinar solamente para ti. Es jodido porque sigues cocinando su comida favorita. Y cuando te das cuenta de esto, es jodido. Es jodido darse cuenta de que por más que intentas hacer cosas diferentes cada día, terminas haciendo las mismas que hacías con ella cada día, y terminas hundiendo tu cabeza en su cojín favorito: llorando hasta que los ojos no den de si.

Te veo despertando por las mañanas, llamando al trabajo, diciendo que no puedes ir a trabajar: que estás con depresión. Te veo llamándola por teléfono: diciéndole que la echas de menos. Te veo peor después de la llamada.
Metida en el baño, encerrada, buscando la forma de mirarte al espejo.
Te veo, envuelta en su toalla, buscando aquel olor, aquel olor dulzón. Buscando restos de su cabello en el suelo.
Cuando salgas del baño estarás peor que antes. Querrás morir.
Saldrás a la calle. Pero las parejas agarradas de la mano serán puñales que se clavaran en tu pecho. Mirarás escaparates, ahora que se acerca la Navidad, y en cada uno de ellos verás su regalo. Te odiarás. Pensarás que la culpa fue tuya: te condenarás de por vida a esa idea.
Y te estarás equivocando.

Tendrás que enfrentarte a tu propia vida para salir de esa dependencia sentimental que tenías hacía ella. Tendrás que llegar a casa, cada día y verla vacía, tendrás que hacer de comer para ti, solamente para ti, algo que te guste. Escuchar tu propia música. Doblar tus toallas, tu ropa, tus calcetines. Pondrás la Televisión solamente para verla . Decorarás tu casa solamente para tus ojos, tu bienestar. Celebrarás tus fiestas, tus soledades: invitarás a tus amigos/as a tu casa, saldrás de fiesta, sin horarios sin prisas.
Cuando llegues a casa caerás rendida en tu cama y habrá pasado un día más sin ella.
Deberás de alegrarte, porque habrás sobrevivido a un día más sin ella.
La mejor terapia, para cuando la persona a la que amas te deja, es enfrentarte a su ausencia. Asimilar de golpe que se ha ido, y que no va a volver.

Desde que empieces con esta terapia, tu vida, avanzará. Conocerás, posiblemente a otras personas interesantes.
Personas que estarán encantadas de conocerte, a ti, a tu vida. Que querrán compartir contigo nuevas sensaciones. Cumplir nuevos sueños. Cuando un día abras los ojos, sabrás, que aquello fue lo mejor que te pudo pasar.
Lo bueno, o lo malo de todo esto es: que ella un día te llamará. Y te dirá que te echa de menos. Porque no soportará la idea de que sin ella sigas viviendo tu vida. Te llamará, te querrá captar de nuevo, con palabras bonitas: con te echo de menos, quiero verte, y demás.
Tú, en esos momentos, tendrás que ser fuerte. Dirás que no. Porque tu casa, sin ella huele mejor. Porque ahora, cocinas tu comida favorita. Porque en tu cama ya no hay sitio para segundas oportunidades. Porque ya no necesitas sus pies para andar, ni sus consejos, ni su mano derecha para guiarte.
Dirás que no. Porque si dices que si, volverás a estar en el punto de partida, y entonces, te veré otra vez llorando en los rincones de tu casa, queriendo tirarte por la ventana.
Y esta vez caerás más hondo si cabe.
Hay quien arriesga, quien lo vuelve a intentar: y te aseguro que a veces se gana. No siempre se pierde.
Sigue a tu corazón, pero realmente tu corazón es en estos momentos no es libre ni está capacitado para pensar por el mismo, porque tu corazón está ahora mismo herido y en proceso de curación; que se cure primero, y luego, luego puedes quedarte con ella otra vez.
Pero cuídate. No dejes que nadie haga con los hilos de tu vida, la suya.

Solo quiero decirte, que tu felicidad es lo único que importa.
Y te lo digo a ti, que me lees, que no te conozco. Por si alguna vez, necesitas buscar ánimo en estas palabras.



Quisiera salvar a M

Escribe sobre mi en tu blog -me dice M, mientras cruzamos la carretera-

Quiere que escriba sobre ella en mi blog.
Escribiré sobre ti -le digo-, pero no se porqué tienes tanto empeño en que lo haga. Sabes que no vas a leer lo que escriba, porque no te pienso facilitar la dirección. Ni siquiera sabes, ni podrás nunca averiguar el seudónimo con el que me identifico en él.

Me da igual, quiero que escribas sobre mi, aunque yo no lo pueda leer -me insiste-.

M tiene un novio que no es español. Yo no soy racista. No por que sea de otro color me coloco frente a ella y le doy sin más, una charla que dura 20 minutos ininterrumpidos.

¿Querías que hablase sobre ti? -pues lo haré-.


Tienes que dejar a tu novio -le digo-. No te das cuenta, tu no lo ves. Tienes 23 años: tienes una vida repleta de opciones. Deja de encerrarte en esa opción. No te compliques la vida con él. Tu no estás enamorada. Porque de estarlo no andarías follando con tus amigos. Porque de estarlo, no pensarías en futuros rollos. Deja a tu novio: y folla con quien quieras sin ataduras. Tampoco el merece más cuernos sobre su cabeza, que le debe pesar más de 200 kilos de cuernos.
Déjale. Huye. No cometas la locura que estás pensando. No lo hagas. Porque cuando quieras darte cuenta de tu error, estarás esperando un hijo, no podrás trabajar, porque a las embarazadas en las entrevistas las echan para atrás. Y no podrás ocultar tus embarazos, porque a ti se te notará mucho. El estará en su País, ya sabes como va el tema del visado que tiene. El, no digo que no te quiera, pero por lo que me cuentas no te cuida.
Y el hombre de tu vida tiene que cuidarte. Y no me refiero a que te compre ropa, que no, que no es eso. Me refiero a que el hombre de tu vida tiene que querer lo mejor para ti: tiene que labrarte un futuro, no llenarte el futuro de pinchos y piedras. No.

Tienes que dejarle. Busca otro hombre: hay miles. El amor se vuelve a encontrar. Déjale libre, porque ese hombre no es de nadie, ni será. Eres joven, te miro, y me das pena.
Porque te miro y te puedo ver con la vida echada a perder, y porque te quiero no puedo consentir que eso te ocurra. Pero como no puedo obligarte a hacer nada, te aconsejo: no me harás caso. Yo, cuando me aconsejaron tampoco hice caso, me tuve que dar la hostia para luego darme cuenta de los aciertos de los demás, y de lo ciega que estuve.
Pero mi deber es aconsejarte.
Se que dentro de unos años, te acordaras de estas palabras. Ojalá no hiciesen falta unos años para que te acordases. Ojalá lo hicieras ya. Pero así es la vida, a veces, nosotros mismos nos tenemos que caer para levantarnos. Para aprender.
Lo que ocurre es, que veo tu error, porque tu error fue parecido al mio una vez.
Entonces, dentro de mi, suena la alarma. Mi autodefensa, y actúa sobre ti.
Y ahora puedes olvidar esta charla, puedes decir que no le vas a dejar nunca. Y esperar a que os dejé él a ti, y a ese niño o niños que te fabricará.
Y recuerda, no te digo esto porque él no sea Español, te lo digo porque veo que no estás siendo feliz, y a su lado, no lo serás nunca.


Salimos de trabajar. Ya hemos cruzado la carretera.
Mira, vienen en concierto La Quinta Estación :











Me encantaría ir a verles. Pero paso de pagar más de 15 euros por ellos -digo-
Pues menos de 20 euros seguro que no vale el concierto, te puedes quedar fuera del Auditori a escucharles -me dice-.
No voy a ir... me pondré el Cd varias veces cuando llegue a casa.

Y eso he hecho.


porque a veces, lo que más nos gusta, no es lo que nos hace ser más felices....




Quisiera salvarte. Pero no puedo. Nadie puede. Ni Dios, si es que existe. Solo tu puedes hacerlo.

Hazlo ya.

Cuando te das cuenta de que tu pasado también importa

Cuando lo dejamos, ella no me dejó un manual de instrucciones en el que dijese:

-Prohibido hablar de mi en un futuro.

No me dio eso, ni tan siquiera las llaves, para abrir la puerta y salir de su vida. Y aún así, yo sola las hallé y salí. Por eso escribo sobre ella, muchas veces. Escribo ahora que puedo hacerlo. Ahora, cuando escribir sobre ella ya no me hace daño y no me hace cuestionarme cosas.
Una vez alguien me explico algo: Que cuando alguien puede hablar sin problemas del pasado es porque realmente ya tiene todo aquel pasado cicatrizado.Me dijo también, que había que hablar de ese pasado, porque en realidad, ese pasado es el que, al fin y al cabo nos ayuda a crecer: nos hace madurar.

Por eso hablo de ti aquí. Y lo hago hoy.
Hoy, cuando buscando un vídeo de mi gato, he dado con vídeos tuyos y míos. El vídeo de la inahuguración de aquel Bar que tu y yo tuvimos, y dejamos por error. He encontrado vídeos tuyos y míos, follando. Vídeos con los que posiblemente, otra, podría chantajearte emocionalmente, decirte: "o me dices que coño te pasa o cuelgo en Internet tu coño y tus fotos desnuda". Pero yo no soy de ese tipo de persona. Y nunca, a pesar de que me duela no saber de ti, a pesar de que me duela, que después de todo lo malo y lo bueno que hemos pasado, no quieras a día de hoy saber nada de mi, a pesar de eso, te tengo en mi recuerdo. Me quedo con esos viajes en coche, en tu chiquitín azul, y esos días que fueron mágicos hasta que tu y yo no supimos llevar la relación y todo se estropeó.
Llámame mañana, dime que te hace falta un riñón y si el mio te sirve te lo daría.
Llámame mañana, porque solo así te darías cuenta de que soy ese tipo de ex novias que no odian ni guardan rencor, sino que, guarda todo lo bueno que vivimos y que lo malo lo tiré, deseché hace un montón de meses.

He borrado esos vídeos. He tenido la tentación de pensar en enviarte el vídeo de la inauguración a tu casa, porque sé que quizá te gustaría tenerlo. Pero luego, he pensando que lo mejor, es: dejar que el tiempo pase y pase. Y que si el destino, o tú, alguna vez lo quiere: que me hagan saber de ti, que me hagan saber que estás bien y feliz.

Yo estoy ahora feliz. Tengo la vida que quiero. Por fin he encontrado a una persona que me llena en todos los aspectos de mi vida. Gracias a mis errores, a todos esos fallos que sé que en relaciones anteriores cometí, gracias a eso, ahora: soy la pareja perfecta. Me he convertido en una gran persona y espero seguir haciéndolo.
Aprendí a amar, y a dejarme ser amada. Aprendí y cada día aprendo, a querer como solo se puede querer.
Sé que esto quizá no dure lo que a mi me gustaría. Por eso también he aprendido a no hundirme si algún día ella decide dejarme.

Hoy, mientras he mirado todos esos vídeos, he ojeado todas esas fotos, me he dado cuenta de que me enseñaste mil cosas para ser mejor persona. Que yo me comporté como una verdadera gilipollas. Que tenías razón: que lo mejor estaba por llegar. Y tanto que sí. Por fin me llegó.

Y entre esos vídeos, he encontrado este, en el que estoy con L, mi mejor amiga. En Málaga, donde nos escapábamos porque estábamos rayadas, y queríamos escapar de nuestra ciudad: Perdernos, la pena es que no tuviésemos más días libres para irnos más lejos.
En ese vídeo, cantamos una canción y precisamente la letra lo dice todo:






Porque hoy solamente me gustaría saber que estás bien.

Domingo



Cuanta gente acaso hace lo que realmente quiere...lo que realmente le gusta??...como todo en la vida hay dos opciones,como las que le dicen en el móvil: seguir con tu vida o cambiarla...pero al final marques la opción que marques tu vida va a seguir igual...no hay una felicidad para siempre si no recuerdos felices en medio del camino...


Eso ha dicho una persona que ha visto este corto. Y yo pienso lo mismo.

Todo de mi



La conocí tras la barra.
Era morena, alta, con unas tetas muy grandes. Un físico envidiable. Estaba allí por alguna razón: metida en aquel Bar donde solo la gente rara iba a parar. Ella se sacudía allí sentimientos del pecho, sobre la barra de mármol. Me miraba, como llamándome con la mirada, para que me acercase a ella. Yo la observaba, mientras servía cerveza. De hecho, en más de una ocasión, por mirarla desbordé el vaso de espuma.

A las 4 horas de estar allí, de verla allí, con sus codos apoyados sobre la barra, me atreví a acercarme, a hablar con ella. Me imponía tanto, que cuando le llenaba el vaso de cerveza sentía algo de vergüenza. Le llené la cerveza:

-¿Me sirves otra tapa de lo último que me has puesto?. Estaba bien bueno -me dijo, mirando mis ojos-.
-Claro que sí -apremié, mientras salí corriendo hacia la cocina a prepararle otra tapa de esas.

Se la serví.

-¿Te gusta? -pregunté, mientras devoraba la tapa, con mucho interés-.

Esa mujer parecía que llevaba mucho tiempo sin comer. Como si viniera de un largo viaje, y no hubiese comido en días.
Por fin me atreví a preguntarle. ¿Eres modelo, y estás aquí de viaje por alguna razón? -le pregunté sonriente-.
No, no soy modelo -me contestó. Soy prostituta.
Por un momento sentí que había metido la mayor pata de mi vida. Era prostituta. Hubiese apostado por cualquier profesión, todas menos prostituta. No tenía pinta de prostituta. No tenía pinta de la típica mujer de carretera, ni de las que se anuncian en los periódicos para que vayan a tu casa a follar.

Me acerco a ella, comienza a hablarme:

Soy prostituta desde que tengo uso de razón. De pequeña, cuando cumplí los 9 años mi Padre me dio mi mayor regalo de cumpleaños. Me violó. Me dijo: Hija, mira, esto es una polla, una enorme polla: con esto te follarán hombres. Los hombres que tu quieras que te follen y los que no. La gente te violará, y tu deberás dejarte, porque vas a ser una gran mujer, tendrás un cuerpo digno de ser follado por todo el mundo.
Yo no entendí bien a mi Padre. Pero siempre fui una niña respetuosa, y me quedé callada. Yo pensé que mi Padre no me iba a hacer nada malo. Hasta que me penetró y empecé a sentir tanto dolor por dentro, que aún, contándote esto tengo que agarrarme al mármol, del dolor que me produce reproducir todo esto.
Cuando mi Padre terminó de violarme, me quedé sentada, con las piernas abiertas, en el suelo. Sangré mucho. Mi Padre salió de la habitación. Estaba indignado con lo que me había hecho.
A los cuatro días: yo estaba en el hospital. Me ingresaron. Tenía mareos, vómitos y desgarramientos en la vagina.
Una psicóloga me lo contó todo: Tu Padre ha muerto. No me dijeron más. Es lo que tiene ser pequeña, que no te cuentan las cosas tal cual son. Por eso, años después yo sola tuve que averiguar que le había pasado a mi Padre:
Estaba enfermó desde que mi Madre murió y no aguantó el dolor que le producía el haberme violado. Por eso se suicidó. Porque tenía miedo a mirarme a la cara. A que su hija, dejase de creer en él. A que de mayor le preguntase: ¿Papá? ¿Porqué me violaste cuando tan sólo tenía 9 años?. ¿Porqué marcaste mi vida de esa manera?. Yo creía en ti, Papá. Te tenía en un altar, eras mi Dios, y mi única familia, y me violaste, y me dejaste sangrando allí en el suelo. Te odio Papá.

Pero de alguna manera, no le odiaba. Cuando me enteré de lo mal que mi Padre lo había pasado hasta entendí que me violase. Total, el me trajo al mundo, yo era su hija, tenía derecho a hacerme lo que quisiera. Igual que me dio la vida, me la podía quitar en cualquier momento.
Es más, tantas veces soñé que Papa y yo nos metíamos en una habitación llena de un gas que nos terminaba matando, y acercándonos a Mamá. Tantas veces soñé eso. Que si mi Padre me hubiese llevado con él no me habría importado. Hubiésemos vuelto a ser felices los tres, en cualquier otra parte.

Tenía 9 años. Llamaron con mi abuela. Mi abuela era maniática. Enferma. Pero era la única familia, después de mi Padre, que me quedaba viva. Y por ese entonces, lo hacían así, te entregaban a algún familiar vivo que pudiese cuidarte y darte una educación. Y mi abuela podía.
Sufrí malos tratos por su parte. ¿Ves esta cicatriz en la mejilla?. Me la hizo mi abuela, me dijo que yo no podía ser tan bonita, que me violarían por la calle, cogió un cuchillo afilado y me hizo el corte. Sangré mucho. Me llevo al hospital, me pusieron 15 puntos. Y una psicóloga me preguntaba que porqué me hice aquello. Y yo callada, sin hablar, miraba a mi abuela. Que con la mirada me amenazaba: Si lo cuentas, te mato. Por eso me callaba, creían que era una niña con problemas. Y quienes tenían esos problemas era la gente que me rodeaba. Todos son seres dañinos. En el colegio, los niños me levantaban la horrorosa falda que me obligaba mi abuela a llevar cada día. Me amenazaban. Se orinaban en mi mochila, porque yo no tenía ni Padre ni Madre, y se reían de mi cicatriz: la muerta, me llamaban. Por lo pálida que casi siempre estaba. Porque no dormía. Porque pasaba las noches escuchando como mi abuela follaba con desconocidos, al otro lado del pasillo. Y temiendo, con miedo, de que uno de esos que mi abuela se follaba por dinero, viniera a mi habitación y me violase a mi. Otra vez. Otra violación. Soñaba tantas veces que mi abuela miraba sin hacer nada, mientras un hombre fuerte y mayor me violaba, que me despertaba sudando, con el corazón muy acelerado y hablando: No, otra vez, no. No. Por favor. No.

Me hice prostituta. A los 16 años escapé de la casa de mi abuela. Y no tuve más remedio que seguir los consejos de mi Padre, para sobrevivir. Era dinero en efectivo. Al momento, y sin necesidad de hacer ningún tipo de entrevista. Y además, siempre me sacaba un buen dinero: cada día podía ganar entre 10.000 y 15.000 pesetas, follando mucho, eso sí. Haciendo toda la noche, la carretera. Más de 16 horas, allí, chupándole la polla a camioneros, dejándome follar sobre una roca, a las 5 de la madrugada por hombres sucios, casados, y peculiares.
Tuve suerte. Nunca, ninguno me dio una paliza, ni me robo. Parecía irreal, que mi propia familia me tratase de aquella manera, y aquellos desconocidos que me follaban, no me hicieran más daño que el follarme a cambio de entregarme unas cuantas pesetas.

Con eso pude alquilar un piso. Quería buscar otro trabajo. Cambiar de vida. Pero cuando eres prostituta casi, desde que naces, cambiar de profesión es una tarea difícil. Porque no sabes hacer nada. No puedes inventarte una vida laboral, porque sólo has sido prostituta, solo sabes follar. Y eso, a las empresas, les da igual.
En mi búsqueda de trabajo, me enamoré. Llamando por teléfono desde una cabina, conocí a un chico, muy guapo. Entablamos una conversación bastante entretenida. Me invitó a tomar unas cervezas, y acepté. Me enamoré desde el momento que le vi, cosa que no me ha pasado nunca, desde que follo con hombres desconocidos. Pero es lo que tiene. Éste no me quería follar. Quería invitarme a tomar unas cervezas.
Cuando me preguntó que a qué me dedicaba me quedé callada unos segundos. Tenía dos opciones: mentirle o decirle la verdad. Opté por la verdad. Al hombre de mi vida no quería mentirle. Soy prostituta -le dije-. Pero vamos, que lo estoy dejando.
Eso dicen todas -me dijo-. Se levantó, cogió su abrigo, del respaldo de la silla. Llamó al camarero, le dio 10 euros, y se marchó.
Me quedé allí, llorando. Era la primera vez en mi vida que lloraba por un hombre, después de por mi Padre.
Nadie se acercó a consolarme. Nadie. Salí llorando de aquel local. Queriendo morir en cualquier esquina. Queriendo que alguien me violase, me matase. Quería ser un uno más de la violencia. Quería desaparecer. Quería reunirme con mi Padre, con mi Madre.
Me fui a mi piso. Esa noche la tenía libre.
Me la pasé en el lavabo, por primer vez intentando quitarme la vida. Y fue cuando me di cuenta, que no. Que no podía hacerlo. Que tenía que intentar salir de toda esta mierda. Que tenía que resetear mi vida: volver a empezar.

Y fue cuando me enteré de la muerte de mi abuela, esa misma tarde, que cogí mis maletas y me fui de aquella ciudad. Dije adiós a todo. A los maltratos, a mi Padre muerto, a mis chulos, a la carretera que tantas veces me dio de comer, me ayudó a vivir. Cogí mis pocas pertenencias y cerré aquella puerta. Llamé al casero: Quédese con la fianza, me voy -le dije-. Pero mujer, espere, ese dinero es suyo. El casero. La única persona buena que he conocido en mucho tiempo. No, quédese ese dinero, por favor, hágale un regalo a su familia, un regalo de Navidad grande. Feliz Navidad -y colgué.
Cogí un autobús. Al principio no sabía cual, y al final terminé por sacar un billete para Granada. Y aquí llegué, hace poco menos de 4 días. No tardé en encontrar piso. Comparto piso con tres chicas más, un piso en una calle muy tranquila.

-Busco trabajo. Si necesitas una camarera, ah, claro, que no querrás a una ex prostituta de camarera.... -me dijo-.
-No -sonrío-. Pero si esa ex prostituta, eres tú, ¿porqué no?.
-Venga ya, lo estás diciendo en serio -me dijo, con una sonrisa que llenó el Bar-
-Sí, es en serio. A ver ¿cuando quieres empezar?.

La contraté. Nunca había llevado una bandeja. Le enseñé. Aprendía muy rápido todo. De haber podido estudiar una carrera, esta mujer, habría sido como mínimo Médico, Cirujana, Profesora.
Cualquier cosa que se hubiese propuesto.
En 2 semanas era la mejor camarera que cualquier persona hubiese querido tener trabajando.
Las propinas las iba metiendo en una hucha, y cada semana, con esas propinas me traía un regalo.
Que camarera tan guapa y apañada -me decían los clientes-. Y las mujeres que cada mañana venían a desayunar. Todo el mundo estaba encantada con ella.
Y yo la miraba, con admiración, detrás de la barra. Y ella. Ella me miraba como si estuviese enamorada de mi. Con una ternura infinita.
Quiero que me enseñes a cocinar. Quiero ayudarte con la cocina -me dijo una tarde, cuando la cocina se desbordaba de trabajo, y no daba a basto haciendo bocadillos-.
La enseñé. Te pagaré más, no puede ser que eches tantas horas aquí - le dije-.
Echaba muchas horas. Cuando llegaba su hora de salida, no se iba, se quedaba en el Bar. Se acercaba a las pastelería, y me traía un merengue, que sabía que tanto me gustaba. O se quedaba simplemente allí, por si venía mucha gente, entrar y ayudarme.
Un día el trabajo se desbordó. Y tardó un segundo en entrar, y ponerse a servir conmigo cafés, cocacolas y tapas.
Ese día nos dieron las 12 de la noche. Cuando cerramos la persiana, saqué 60 euros de mi bolsillo y se los metí en el bolsillo de su chaqueta. No quiero que me pagues más -me dijo-. Lo hago por que quiero, porque te debo mucho. Muchas cosas. Gracias a ti, estoy saliendo adelante. Me has enseñado una profesión, que he descubierto que me gusta: y lo has hecho sin conocerme apenas. Podría haberte mentido. Mi historia podría haber sido una broma. Y yo podría ser una ladrona, y estafadora, y sin embargo, me has escuchado, has confiado en mi, y me has metido en esta Cafetería que es tu casa. Te estoy agradecida, y si hay alguien que te tenga que te deba algo, esa, soy yo.
Me dijo aquello, y se quedo callada. Cogió el dinero. Lo volvió a meter en mi chaqueta.
Y me dijo:
Cenemos en tu casa. Invítame a quedarme a dormir. Hagamos el amor. Hazme el amor, esta noche, en tu cama. Quiero probar tu boca. Quiero conocer el tacto de tu piel. Quiero hacer contigo el amor, correrme con amor. Nunca me he corrido con amor. Y quiero hacerlo por primera vez, y quiero que sea contigo. Hazme tuya. Quiero ser tuya. Quiero que con el tiempo, te enamores de mi. Quiero ser tu novia. Nunca he tenido novia, pero creo que sabré hacerlo bien. Dime que sí. Que tu quieres lo mismo que yo. Que deseas lo mismo que yo.
Estoy sana. Me hice las pruebas poco antes de venirme: no tengo sida. No tengo hepatitis. No tengo nada, que te pudiese hacer correr algún riesgo. No quiero ponerte en peligro. Sino al contrario, quiero hacerte, feliz, y quiero penetrar en tu corazón, poco a poco.


Helada me quedé. Y dejé de sentir frío, en aquella noche de cielo raso, y escarcha en los coches.
Aquella mujer me excitaba. Claro que sí, una no es de piedra. Pero yo no sentía lo mismo por ella. No la deseaba. Ella, solamente me producía ternura. Me quedé tan seria y callada.
Se asustó:

Me vas a echar, verdad?. Vas a echarme, porque he metido la pata. Siempre que me enamoro meto la pata. Como aquel día, con aquel chico. Si no le hubiese dicho que soy o que fui prostituta, seguramente se hubiese quedado conmigo. Y ahora, te digo lo que siento por ti, y tu me vas a echar. Es normal, he sido puta, y es normal, que tú, que alguien como tú, no quiera estar con una puta. Con alguien como yo. Te comprendo. Échame si quieres. O no, no lo hagas. Me iré yo. No quiero remover tu vida, tu estabilidad sentimental. No quiero que por mi culpa, te sientas incomoda.

No digas eso, calla...cállate -le dije, mientras buscaba darle un abrazo-.
No, déjalo. No tengas pena por mi. Es lo último que quiero causarte: pena -me dijo-.

Le dije que viniese a mi casa esa noche. Pero se negó. Dijo que mejor mañana. Que mañana sería otro día. Y se marchó. Me pasé toda la noche pensando en ella. A la mañana siguiente no vino a trabajar. La llamé, preocupada, no me cogía el teléfono. Al día siguiente, llegó el cartero con un giro postal. Ella me mandaba dinero, todo el dinero que yo le había pagado durante esos dos meses que estuvo trabajando conmigo.
Yo no puedo aceptar esto, le dije, alucinando, al cartero. Este me miró extrañado. Firmé y cogí el dinero. Eché a llorar. La llamé durante ese día, hora tras hora. Hasta que su móvil dejó de darme señal: sin batería o fuera de cobertura.
La gente, mientras, me preguntaba que si le había dado día libre a esa camarera tan guapa y apañada que tengo. Y yo, torpe, preocupada, y echándola de menos, servía los cafés, y la sentía en todos los rincones de la cafetería.

Nunca supe nada de ella. Y cuando iba en coche, me quedaba fija en el borde de la carretera, siempre pendiente, de encontrarla allí, ganándose la vida.
Deseando saltar del coche en marcha y salvarla de nuevo.

Siempre esperé su regreso.

Nunca regreso.

Entiendes ahora, porqué me gusta tanto esta canción? :


Fiesta en la cama


Llego de trabajar. Te encuentro en la cama, desnuda. Estás muy bien acompañada, con los amigos de Pocoyo.
Estás graciosa cuando cierras los ojos y me esperas, desnuda, en la cama.
Me quito la ropa. La dejo tirada por el suelo. Me meto en la cama.
Saco mi lengua y poco a poco me voy acercando a ti. Como a ti te gusta: con besos húmedos, calientes, y llenos de amor.
Te llenaré todo el cuerpo. Sin prisas.
Quiero envolverte con besos, esta noche. Quiero que mi saliva sea quien te cure las heridas. Quien tapone los poros de tu piel.
Quiero tapar tus agujeros con mi lengua.Saciar tu sexo. Llenarlo de deseo y amor.
Cuando te beso, meto en ese beso mi amor, mi pasión y mi deseo.
Solo quiero saber que sientes lo mismo que yo, cuando mi piel se eriza al contacto de la tuya.
Cuando te cojo la mano y beso tus dedos, en ese momento, en que te miro a la cara. Tus ojos. Tu boca. En esos momentos, quisiera pedirte lo que creo que nadie te ha pedido nunca.

Cuando cambias de departamento

Me miran con envidia.
¿Estas ahora en el mejor departamento, eh? -me dice todo el mundo-.
Ahora puedes hacer lo que te de la gana.
Camino por los pasillos, y la gente que no está conforme con lo que tienen, me miran con envidia.
Clavan sus miradas en mi. Seguro que me critican por llevar está camiseta -pienso-. O por mi forma de caminar, o mis gafas.
Me siento en mi mesa. Toda la gente que pasa por mi lado me pregunta como he llegado ahí. Me dicen: que cambio, que suerte.
Y yo pienso en lo equivocados que están.
No tengo suerte por estar en este departamento. Ninguno de los que estamos aquí tenemos suerte de estarlo. Suerte sería, ser el jefe. O cobrar por tan sólo hacer un garabato sobre un papel. Y aún así, eso, tampoco sería suerte: sería una vida triste y aburrida, sería llegar a casa y no haber experimentado nada nuevo. Sería no crecer, sino menguar. Porque cuanto menos cosas haces más inservible te vuelves. Se rompe la máquina. Tu mecanismo se oxida. Si tu trabajo es no hacer nada, te volverás vago. Y luego hasta caminar dolerá tus huesos y tu ánimo: te cansará cualquier movimiento.

Tengo dolor de cabeza. He llegado al trabajo así. Con dolor de cabeza de serie. La mañana ha empezado bien jodida: mi metro hace que llegue tarde al trabajo. A lo largo de la mañana el dolor de cabeza crecía. El que se supone que es mi medio-jefe me enseñaba todo lo imprescindible para llevar a delante el departamento. Mientras me enseñaba como se hacían las cosas, la gente que pasaba por al lado, todos compañeros de trabajo, me miraban con rabia infinita.
Oye, que yo os cedo el trono y me voy a archivar que al menos, así, pienso menos y puedo ir escribiendo mentalmente mis relatos para los dos concursos en los que voy a participar -les miro, mientras pienso esto, que no les digo-.

En la hora de la comida me tomo una pastilla que se lleva mi dolor de cabeza. Mientras como, mis compañeras me siguen con el mismo tema: que suerte, estarás como una reína en tu nuevo departamento ¿eh?, haciendo lo que te da la gana
Les miro y les río la gracia. Total, para que ponerse de otra manera.
El dolor de cabeza continua. No puedo más.
De repente se me ocurre una idea.
Entro al baño, y me cambio la cabeza:


Me hago una foto con el móvil para que me veáis.
Salgo del baño.
Me siento en mi silla, frente al ordenador.
Ahora me miran y pasan de mi.
Esta gente es la hostia.
He conseguido librarme del dolor de cabeza, cambiando mi cabeza por otra, y a la vez, he conseguido que esta gente deje de darme la lata con el mismo tema, una y otra vez....
Al menos......por ahora....

Lo EFIMERO

Ha bajado a despedirse. A darme dos besos. A decir adiós. Y a las cinco, allí estaba, puntual. Se a acercado a mi, me ha cogido de la cintura y me ha dado dos besos: uno en cada mejilla. Tenía los ojos cristalinos: apunto de romper a llorar. Yo le he hecho un dibujo en 5 minutos: la he dibujado a ella: le he escrito unas cuantas palabras, algo así como: que te vaya genial, como mereces (y algo más).
Ella ha cogido el dibujo y creo que sobre él ha caído una pequeña lagrima, en forma de cristal roto de sus ojos. Ella va de dura, pero es mas blanda que yo viendo otra vez Moulin Rouge.
Se despide. Me voy -dice- que me estoy poniendo triste. Y yo le sugiero que se vaya, con mis típicas bromas, secándome las lágrimas que aún no están fuera (pero que no tardarán en estar) con mi bufanda. La nombro y le hago ese gesto. Ella me mira, se acerca, y me vuelve a dar dos besos repitiendo gracias, una y otra vez.
Se ha ido. Se a alejado y ya nada volverá a ser como antes, en el trabajo, a la hora de la comida...

Lo mejor de esta vivos, es que, podemos albergar recuerdos. Podemos cerrar los ojos y volver a sentir sensaciones vividas. Lo que pasa que a mi eso me pone tonta y me hace llorar. Pero a veces lo hago, porque es bueno hacerlo.
Tener buenos recuerdos y llorar a veces con ellos, de añoranza, significa que hemos sido felices: que hemos vivido y lo más importante: que seguimos vivos.

Me he vuelto a dar cuenta de lo efímero que es todo. Que mientras las cosas duran no las apreciamos al máximo, pero desde que faltan aunque sea 5 minutos las comienzas a extrañar con una intensidad absoluta.
En el amor, en la amistad, en la familia, pasa eso. Sucede que cuando te enamoras lo das todo. Y lo das el primer mes, el segundo mes, el tercer mes, pero luego la persona se acomoda, se acomoda a lo fácil, al amor diario, a las palabras bonitas, a los "te quiero" : un te quiero deja de tener sentido desde que te acostumbras a escucharlo.
Al amor no hay que acostumbrarse. Al amor hay que entregarse. Nunca acostumbres a tu pareja a escuchar lo que cada día, por costumbre, le dices. Cada vez que le digas TE QUIERO, haz que lo sienta también. Y recordar, que a veces, es más bonito buscar un te quiero, que regalarlo. Que cosas, ¿verdad?.
En la amistad... eso es algo que cada cual lleva de una manera: los hay quienes se acostumbran a los amigos, y los hay que no. Yo pienso que amistad es estar ahí, aún en silencio, pero estar ahí. Es reaparecer un día y que esa persona no se haya olvidado de ti: entonces sabrás que es tu amigo. Al igual que si esa persona está cada día a tu lado, y sigue estando a pesar de los pesares: alégrate, porque tienes un gran amigo/a.
La familia... La familia es esa parte que nunca, a pesar de todo, puedes desprender de tu cuerpo. Tu familia está en ti en forma de pedazos pequeños. Siempre le llevas contigo. Siempre están ahí. Aunque tu novio/a te deje, aunque te echen del trabajo, aunque seas mala, buena, da igual. Tu familia siempre sabrá que a pesar de todo : eres lo mejor. Son quienes te quieren como eres. Quienes nunca te abandonaran. Quien te darán todo, o no te darán nada. Pero siempre estarán.

Por eso, cuida a tu novia/o, cuida a tu familia, a tus amigos. Y cuídate tú.
No te conviertas en algo efímero, como los momentos o aquel beso que diste y nunca más se repetirá.
Quiere a quien te dé amor. Y da amor a quien quieras.



Hospital Central y algunos recuerdos

Me he vuelto a enganchar a Hospital Central.
Recuerdo aquella época, en la que ella y yo estábamos totalmente enganchadas.
Los Miércoles yo compraba en el Mercadona algo muy rico para cocinar, y preparaba la cena. Esa noche era especial, y teníamos que tener una cena especial mientras veíamos nuestra serie favorita.
Me gustaba preparar la cena y verte allí, en el sofá, esperándome. Me gustaba ver tu cara de agradecimiento por la comida que preparaba, y que siempre te lo comías todo.
Lo malo era, que comenzamos a pelearnos, y las peleas coincidían en Miércoles, o se alargaban hasta el Miércoles. Y ese día se jodía. Y mientras tu continuabas el ritual, yo me quedaba en la cama, llorando, porque tu no hacías nada por arreglarlo, porque veía como nuestra relación se rompía poco a poco.
Ojalá hubieses dejado aquella serie un solo Miércoles por hablar conmigo para arreglarlo. Nunca lo hiciste.
Hubo un momento que ya no nos apetecía ver juntas la serie. O eso parecía. A mi, eso nunca me ocurrió y creo que a ti tampoco, la verdad, pero es lo que parecía, lo que se presentía.
Pero recuerdo, con cariño, aquella noche, en que estábamos intentando arreglar nuestra relación. Yo estaba en la cama, deprimida por problemas en el trabajo, muy mal porque lo estábamos dejando a pesar de que tu decías quererme y yo a ti también.
Por eso estaba en la cama, esperándote: así me pasé toda la relación; esperándote que llegaras.
Teníamos que ver Hospital Central, y cenar juntas, así lo habíamos acordado, pero no sé como miré el reloj que supuse que ya no vendrías porque era tarde. No se me pasó por la cabeza ver la serie sola, iba a quedarme allí metida en la cama, porque era lo único que me apetecía.
Recuerdo que me levanté a por agua a la cocina. Que te llamé. Que no lo cogías. Tenía el corazón encogido por si te había pasado algo con el coche. Te volví a llamar: no lo cogías. Me sentía morir. Y al cabo de un cuarto de hora, se abrió la puerta de casa. Eras tú: venías cargada con comida del Mc Donalds. Me sonreíste desde la entrada de la puerta, y me acerqué a ti, te dije que estaba preocupada por ti. Creo recordar que nos dimos un beso, no lo sé, mi mala memoria, ya ves.
Sólo se que me llegó aquello al corazón. Que me puse a llorar, y que ese día fue uno de los más bonitos en ese piso que pronto dejaría de ser nuestro.

Ahora/Hoy estoy en Barcelona. Tu no estás aquí y no quieres saber nada de mi. Lo acepto. Acepto tu postura. Pero eso no quita que yo guarde dentro de mi aquellos buenos momentos. Tiré lo malo, y guarde lo bueno. Ya ves, poco a poco, una va aprendiendo a hacer eso.
Hoy estoy en casa... y voy a ver Hospital Central con M y con mi niña.
Y me siento feliz. Y siento que por fin he encontrado la paz, la armonía y el amor que siempre he deseado y soñado.
Espero que tu también lo encuentres, aunque nunca lo vayas a compartir conmigo.

Tengo que escribir


Un día llegué a casa y le dije a mi Madre que quería ser escritora. Mi madre se rió y se le calló una olla al suelo, aquella olla hizo un ruido impresionante. Yo esperaba contestación: esperaba que mi Madre, la mujer que admiro y quiero me animase, me dijese alguna palabra que hiciese un efecto mágico en mi. No sé. Esperaba algo que me impulsara a encerrarme en mi habitación a escribir.
Mi madre no me dijo nada.
Esa noche me la pasé escribiendo. Escribí una breve historia sobre mi familia. La imprimí y a la mañana siguiente se la dejé a mi Madre sobre la mesita de noche. Ese día la leyó, en su habitación, en silencio, y pude ver como mi Madre lloraba, sus lagrimas caían como pequeños cristales, que hacían ruido al chocar contra el suelo. Yo desde la puerta la espié. Supe entonces que lo que había escrito emocionaba. Si aquello había hecho llorar a mi Madre ¿porqué no iba a hacer llorar al mundo?.
Quería hacer llorar y reír al mundo con mis historias. Cuando escribo, lo que sea, me derramo sobre las palabras, y tú, cuando me lees, me bebes un poquito, me absorbes y desde ese momento formo parte de ti. Por eso a veces necesitas leerme. Porque a veces buscamos esa misma emoción. Porque lo que nos emociona nos engancha.

Mi Madre guardó la historia en un cajón de su mesita de noche. Creo que aún la guarda allí. Nunca halagó mis escritos: mi Madre siempre le pone faltas a todo. Pero un día en el que nadie le había preguntado nada dijo: "Si quieres escribir, escribe, puedes hacerlo bien, pero dedícate a ello de pleno ".
Y a mí eso, me llenó.

Siempre he pensado que los sueños se cumplen. Pero yo creo que aún no estoy persiguiendo mis sueños porque mi sueño es escribir algo que merezca la pena leerlo. Y no lo hago. Algo, que sea digno de un premio. Algo que me enchufe a conseguir mi sueño. Porque aún creo en los sueños. Aún creo.
El apoyo, cuenta. Mi chica, me repite cada día lo bien que escribo. Nadie se puede imaginar, lo que sube el ego este tipo de cosas. Sus palabras llenan de semillas todo mi YO para que poco a poco vayan floreciendo. Es una comparación tonta. Pero muy cierta, de verdad.

Tengo que escribir. Tengo que escribir:

1.- XX PREMIO “ANA MARÍA MATUTE” DE NARRATIVA DE MUJERES.
Para más información: AQUÍ.

2.- Primer premio José Luis Coll de Novela Corta de Humor
Este concurso lo he conocido a través del auténtico eZcritor

Tengo que escribir, porque quiero participar en ambos concursos. Pero hay varios problemas: que estoy perdiendo las ganas de escribir. Que estoy confundiéndome entre la gente: la gente que va en el metro. Gente, alguna, sin sentimientos.La maldad de alguna gente me está cegando demasiado. Que la soledad que a veces respiro de esta gente ya no me inspira para escribir cosas tristes. Porque tengo ganas de escribir cosas alegres: de mandar un mensaje al mundo, de decirles que los sueños se cumplen, aunque yo sea la primera que está dejando de creer en ellos.
Decirles que me siento estúpida, porque yo no soy lo suficientemente grande para merecer que cada día, gente como "vosotros" me dediquéis cada día un ratito de vuestro valioso tiempo, a leer lo que unas veces escribo mejor, y otras, peor.

Hoy quisiera dar las gracias a esa gente, que en cada despedida, siempre, me ha esperado: me ha echado de menos.
Porque dicen que nadie es imprescindible, y creo en esto. Pero sé, que hay gente, que cuando marchan dejan una herida, un resquemor. Y se convierten en una añoranza fija y perpetua en nuestras vidas. Y a eso, es a lo que me refiero. No quiero jamás, aunque en algunas ocasiones me den ganas de abandonar, dejar de dar forma a los sentimientos mediante palabras. No quiero irme nunca. Porque si dejo de escribir, habré muerto.
Seguiré escribiendo: aunque nunca vaya ganar ningún concurso. Aunque nada de lo escrito sea reconocido por nadie. Siempre quedará mi satisfacción personal y mi sueño, en realidad, ya estará cumplido.

En el metro la gente también escribe y hace el amor con las palabras




Voy atontada en el metro. Mirando las manos de una mujer. Unas manos muy trabajadas. Con rajas en todos los dedos. Unas manos viejas y cansadas.
Voy sentada, sin nadie al lado, escuchando a Ismael Serrano. Sola, por poco tiempo. Una chica se sienta a mi lado. Va escribiendo en un cuaderno. Me gusta la gente que escribe: por la calle, en los bancos de los parques, y ahora, en el metro. A pesar del movimiento va escribiendo, y se lo monta bastante bien por cierto.
Yo la empiezo a mirar, primero de reojo. Y luego..... luego descaradamente giro la cabeza para alcanzar a leer lo que está escribiendo.
La mujer de las manos trabajadas me mira. Se ha dado cuenta de mi afán por leer lo que la chica está escribiendo.

Mientras la leo, me siento como una espía. Me siento como si entrase de repente dentro de su corazón, de sus entrañas. Por un momento, mientras la leo, yo soy ella. Y ella... ella se ha dado cuenta de que la miro. La mujer se ha dado cuenta de que la chica se ha dado cuenta.
Ambas se miran. Me miran. Yo sonrío ¿qué pasa?. No la estoy violando. Solo la estoy leyendo -pienso-.
Pero la chica piensa igual que yo: leerla es como acariciar su espalda, sus mejillas, incluso su corazón por dentro. Ahora la chica me mira, y me mira como si me hubiese entregado algo muy importante de si misma. Yo la miro y sonrío. La mujer de las manos trabajadas ya no está. No se en que momento dejó de estar.

La chica me inclina el cuaderno, me sonrie. Parece ser que quiere que le haga el amor a sus palabras.
El tren se detiene.Miro a mi izquierda.
¡Mi parada!.
Antes de que las puertas se cierren consigo salir. Y la chica, mientras, se aleja, con su cuaderno en la mano y las ganas en los ojos.

Recuerdo una frase que tenía escrita y metida dentro de un rectángulo :

"El laboratorio es la misma vida"

Se va...el Domingo se va...

Aquellas tardes, escuchaba llover tras las cristaleras de mi habitación. Hacia frío, en aquella habitación o hacia mucho frío o mucha calor, nunca había un intermedio para poder sobrevivir allí de la mejor manera posible.
Yo creo que el corazón se me hubiese helado en aquel mismo momento, si no hubiese sido porque lo tenía intacto: porque ya se había curado de sus heridas. Necesitaba escribir. Escribía desde mi portátil, tirada en el suelo de aquella habitación. Con la lluvia golpeando en los cristales.
Bonita postal.
Soñaba con enamorarme, aunque yo escribía de amor, pero no creía en el, no al menos como antes.
Trabajaba detrás de la barra. Me había enamorado de mi trabajo. De mi rutina. No hubiese cambiado esa vida por nada, pero la cambié, porque cometí el mayor error de mi vida, y eso me provocó unas consecuencias que hasta el día de hoy pago.
Por otra parte, me alegro de que todo transcurriese de ese modo, porque si todo aquello sucedió para estar hoy en el punto que estoy: me alegro.

Lo que ocurre es que me pongo triste cada vez que recuerdo aquello.
Y no se si será porque echo de menos a mi familia.
A aquella ciudad de la que tanto deseé escapar en tantas ocasiones.
O porque simplemente , me tiene que bajar la regla.



¿Buscas qué ha sido de tus 'ex' a través de internet?

Leo esta noticia en 20 minutos

Y creo esta historia:




Mi novia me dejó.
Me dijo: Ya no siento lo mismo por ti. Pero mi novia me estaba mintiendo. Me dejaba porque ya se había cansado de verme cada día a su lado, de la rutina, del mismo sexo cada noche.
Mi novia tenía que perderme para saber quien era realmente quien dormía a su lado cada noche:
Una persona única, fuerte, con vida propia, con un físico ideal, especial, en fin: su media naranja.
Mi novia tenía que perderme para volver a querer encontrarse conmigo.
Y me perdió. Me fui de su lado.
Se dio cuenta de que quería estar conmigo, pero ya fue demasiado tarde. Mi novia, que ya no era mi novia, quería tener las dos cosas: una vida conmigo y una vida sin mi.
Las dos cosas no se pueden tener - no le dije- mirando sus ojos, aquella tarde, cuando nos despedimos dentro de su coche.
Yo he tomado otro rumbo. Ella lloró. Vi como el amor que sentía por mi se derramaba allí, en los asientos del coche, pero ya era tarde: yo había tomado otro rumbo. Había empezado a escribir mi propia historia.
El coche se desangraba de amor por las puertas. Y yo salí de aquel coche. Nunca más nos volvimos a ver. Ella no quiso.
Ahora no quiere saber nada de mi, o eso dijo. Pero yo se que ella me lee, que sabe lo que hago a cada momento. Se que entra aquí, que recuerda mis claves de acceso a mis cuentas de correo: que las mira. Se que me espía en silencio, y sabe a cada momento lo que hago o con quien voy.
Pero nunca me dirá nada. Quizá por que me sigue queriendo o quizá porque me odia.
Yo no se nada de ella, y ahora, a estas alturas, tampoco se si quiero saberlo.

Es Domingo...


Llevo tanto tiempo mirándote. Haciéndome preguntas absurdas, tontas, las cuales solamente puede responder una mente tan trascendental y romántica como la mía.
Porque te miro y no veo en ti más que la perfección imperfecta. Porque eres tan perfecta para mi, que tus imperfecciones, las pocas que tienes, brillan, y su brillo ilumina mi sonrisa, cada vez que me muerdo la lengua para no preguntarte de nuevo: ¿Porqué eres tan bonita, porque lo haces todo de este modo, porqué eres así, tan perfecta para mi?.
Nunca te imaginé. Yo no se imaginarte. Yo tenía que encontrarte para conocerte.
Llevo tiempo queriendo escribir el mejor poema, la mejor historia, pero aún no he podido, me cuesta imaginar lo perfecto, lo mejor. Tengo poca imaginación. Ahora, la poca que tengo, la uso para imaginarme una vida contigo.
Y me da igual como me llamen.
Sólo sé lo que veo. Lo que siento. Porque solo eso, lo "real" es lo que nos puede hacer abrir los ojos. Porque ¿de que me sirve pensarte, imaginarte, soñarte, y luego despertar, dejar de imaginar, de pensar, y quedarme más vacía que unas manos que han perdido el tacto de aquella piel?.

Llevo tiempo queriendo escribir lo que me pasa cada mañana cuando abro los ojos y la veo allí.
Llevo tiempo queriendo mirarla y pensar que no es tan preciosa como a mi me parece.
Quisiera que fuera fea, tan fea, que nadie se fijase en ella: para que nadie pudiese quitármela.
Porque a veces me da miedo. Miedo de volver una tarde y que todo haya cambiado.
Miedo de que ella deje de ver en mi, lo mismo que yo veo en ella.
Miedo a no saber el camino de regreso.
El camino que me lleve al punto antes de que todo esto comenzase a surgir.
Tengo miedo, como el niño que se esconde debajo de la cama para no ver a los fantasmas, y luego se asusta de su reflejo en el espejo, y no son más que pelusas (las que había debajo de la cama) pegadas en su ropa.
Y a pesar de eso: disfruto del miedo tanto como de ti.
Porque creo, que en él, es donde reside también la belleza de todo esto.

Hoy ha sido un buen día


Hemos estado de compras. Y de casualidad he encontrado la camiseta de arriba, que andaba buscando hace mucho tiempo y hoy por fin la he encontrado, ha sido genial, mi cara de sorpresa, mirando a mi niña de reojo , como diciéndole con la mirada que si me la llevaba. Y me la he llevado, entre otras cosas. Y me ves a mi, con la cara de tonta todo el rato, pensando en las ganas que tengo de estrenarla.
Hemos comprado. Hemos hecho bastantes cosas, desde que nos hemos levantado hasta ahora mismo.
Yo he subido mi Psp a la versión 3.71 M33-4 para poder jugar al juego de los Simpsons:

Y lo he logrado después de más de una hora investigando el foro de elotrolado.net
Después de escuchar opiniones variadas sobre que todo aquel que intenta subir su Psp a esa versión corre el riesgo de que se le quede inservible. Aún así he asumido el riesgo y todo ha salido como esperaba: genial. Ahora tengo mi blanquita preparada para hacerme este juego que la verdad, pinta muy bien.
Aquí la prueba de como ha quedado, pero con el firm 3.71 M33-4


Hemos apurado el día. Casi nos vemos involucradas en una manifestación cerca de Plaza Cataluña, ha habido un momento en que nos hemos acercado tanto, por ir de tienda en tienda, que nos hemos visto muy cerca de la gente, y de repente han echado a correr y nos hemos visto corriendo entre la gente. Escapando de aquel sitio en el que no nos queríamos ver implicadas. Menudo susto. Me temblaban las piernas luego.
Las tiendas cerraban sus puertas. Era como si el fin del mundo se acercase. Y nos dejaban allí, fuera, indefensas. Pero solas nos hemos salvado. Por eso esta noche puedo escribir este post.

Por eso ahora me voy a meter en la cama a jugar a The Simpson, bastante bien acompañada, por cierto.
Y que fuera, llueva, haga frío o truene, que a mi, esta noche, me da todo igual.

He estado ausente.

El Jueves día 15 de Noviembre como ya dije, era el concierto de Ismael Serrano.
Un concierto que terminó cerca de las 1 de la madrugada.
Fue precioso, como todos los conciertos de Isma, canciones que te hacen sentir, por dentro añoranza, por fuera: ganas de coger a tu chica de la mano, y besarle muy despacio.
Cantó canciones como : Vértigo, Tantas cosas, Ana, Últimamente, entre otras, de sus anteriores discos.
Del nuevo, se dejó varias canciones: yo que pensaba que solo fue mi canción preferida, la que no cantó (Te conocí), y no, quedaron varias canciones más por cantar. Quiero pensar que tuvo que elegir, y eligió esas, que no lo hizo para que fueses a otro concierto que hace mañana Domingo en Barcelona.
Perdería puntos por eso.

Salir casi a las 1 de la Madrugada de un concierto, viviendo algo lejos de casa, tiene sus inconvenientes, como por ejemplo pillar un taxi libre. Casi media hora de espera, con el frío al borde de la carretera y meándome como nunca .
Llegar a casa, dormir y despertar a la mañana siguiente para ir a una boda.
Llegar a casa de la boda y caer rendida en la cama.
Despertar esta mañana, y darme cuenta que es fin de semana.
Que quedan dos días completos para hacer cosas.

He estado ausente, y como se puede apreciar vengo poco creativa a la hora de escribir, pero mejorará. Este fin de semana mejorará la cosa.

Tu vida es lo único que tienes.

Hay gente que se cansa de vivir, de luchar y se suicida. Que no ve más solución a sus problemas que la propia muerte. Es una forma sencilla y fácil de terminar con todo.
Pero suicidarse es de valientes, y suele pasar, que la gente que opta por el suicidio son unos cobardes, por eso ni tan siquiera tienen fuerza para suicidarse, la cobardía se apodera desde que cogen la cuchilla y apuntan a las venas, o se encuentran al borde del precipicio.
Esta gente nunca se suicidará. Solamente intentarán llamar la atención. Y esto no les ayuda, les convierte en más cobardes aún.

Yo fui una vez cobarde. Tenté al suicidio. Me vi con una cuchilla en la mano, al borde de todo y de nada. No hice nada, porque me di cuenta que muerta no tendría opción a nada. Y que peor que estaba en ese momento nunca podría volver a estar. Así que solté la cuchilla y salí a la calle.
Como luché, saqué mi vida adelante. Nada, en aquel momento, estaba perdido. Al revés, con aquello gané muchas cosas, entre algunas: confianza en mi misma y fuerza. Me hice fuerte y hoy en día no volvería a intentar suicidarme por nada de este mundo, porque aprendí que eso no servía más que para hacerme más cobarde y hundirme en mi propia miseria.

Y como no me suicidé, he podido crear este blog, y escribir cosas. Y he conocido a una persona maravillosa con la que soy muy feliz. Y estoy conociendo gente nueva. Y sintiendo nuevas sensaciones.
Si me hubiese suicidado todo lo que tengo hoy se habría quedado en aquel baño. Todo lo que vivo hoy no habría existido.
Por eso te digo que la felicidad existe, aunque muchas veces no creamos en ella o no la sintamos.
No tires tu vida, porque luego no te será sencillo volverla a tener.

Auto Relato

El metro me engulle. Cada mañana me muevo con empujones entre la gente.
Gente que deja de ser gente, desde que nos enlatamos dentro del vagón.
Tu recuerdo está conmigo. Mientras escucho aquella canción:

DivShare File - 10 Procuro olvidarte.mp3

[que te puedes descargar para escuchar mientras me lees]

Te echo de menos, claro. ¿Acaso pensabas que no?. Tu recuerdo no muere con el paso de los días. No huye.
Cada día despierto. Despierto y huelo tu almohada que no huele a ti.
Por las mañanas me lavo los dientes, y me enjuago la boca con mis propias lágrimas.
Que tengo sueño: le digo a la gente que me pregunta porqué tengo esta cara.
Que SUEÑO contigo. Que es bien distinto. Que te sueño, y no te tengo. Que te tengo donde poca gente te tiene: metida en mi pecho, dentro de mi corazón que se raja con tu ausencia, y más, cuando mi cabeza le dice, que no vas a volver.
No es ausencia, no es dolor, no es pena. Es una angustia. Es una falta vital, es como si me faltase algo todo el tiempo y nunca acierto que es.
Es una incertidumbre. Es mirar mi agenda, emborronar tu teléfono. ¿Para qué?: lo se de memoria, como sabría el camino que hay desde tu boca hasta el lunar que tienes en el pecho.

Me acomodo a los días. Al monótono trabajo. Dejo la herida abierta. Ya me he acostumbrado a acariciarla cada día, a llenarla de tu ausencia: de tu no vas a volver.
Cruzo los semáforos en rojo. El amor nos produce daltonismo: solo percibo tu color.
Lo veo todo del color de tus ojos: que ironía.
El desamor nos hace correr el riesgo de ahogarnos en la cama, con nuestro propio llanto.
A veces me desgarro, lo hago sola, cuando se que nadie me puede ver ni escuchar.
Me desgarro a base de llanto, de saberme sola, de que por más que estire mi piel, no caerá ni una pizca de la tuya.
Intento salir de esto. Estoy pensando en apuntarme a una de esas terapias de grupo, pero sé que hablarles de ti haría que te necesitase más.
Por eso creo, que tengo que salir yo sola. Tengo que salir de esta droga de extrañarte, de este chute que sufro a diario de ausencia de ti.

Creí verte subida en tu coche azul. Y eché a correr, empujé a la gente con la mirada fija en ti.
Corrí, corrí mucho, cruce la carretera. Tu semáforo estaba en rojo, apunto de cambiarse a ámbar, para dar paso al verde. Casi me atropella una moto. Casi me mato. Casi pierdo la vida, por alcanzarte.
Cuando te alejabas, me quedé jadeando casi en mitad de la carretera, mirando la matricula que no correspondía a la tuya. Los coches me pitaban, y yo no me movía. Escuchaba los pitidos y gente que desde la acera me gritaba.
Ellos son imbéciles sin sentimientos, no entienden que no puedo olvidar. Que no puedo pasar la página de este libro incompleto.
Me gritan para que me aparte.
Yo también quiero gritarle a ella para que vuelva. Y no lo hago.
Dejadme en paz. Dejad de gritarme.
¿Porque os importa tanto si pierdo la vida esta noche, en esta carretera?.
¿A caso le importaría a ella?
¿Y a mi?
Quizá esa seria la forma de verla echar una lágrima por mi.
O quizá sea tarde para cualquier cosa.
No quiero que sufra.
Prefiero sufrir yo. Cada día: su ausencia, su vacío, el teléfono en silencio, la puerta que no se abre, el reloj maldito, la almohada sin olor, tu cepillo de dientes donde lo dejaste, tus llaves en el cenicero de cristal del recibidor......
Hasta el día que empiece a olvidarte.


Me gusta mi blog: Más tarde un post "auto-relato"-

He llegado al trabajo, y tenía mi sitio vacío. Es decir, que sigo trabajando.
En este sitio hay nominaciones, sí, como en Gran Hermano, u Operación Triunfo. Es que, en este sitio son muy chulos.
Así que desde que he llegado han empezado a nominar, y mira tú, que a mi no me nominan. Vaya.... Ya me había quedado yo con las ganas de ser nominada, dicen que desde allí, se ve todo más emocionante, al menos, eso afirma un nominado que dice que se sintió realmente concursante de un concurso de máxima audiencia.
Hoy ha sido un día agotador. Pero han pasado un montón de cosas:

-Mi compañera preferida se va. Nos deja: por algo mejor, claro. Se va y al parecer quien va a ocupar su puesto seré yo: con más responsabilidad, pero mismo sueldo: injusticias de la vida. Eso sí, me salvaré durante algunos meses de las nominaciones, aunque nunca se sabe, aquí lo mismo estás y mañana no lo estás. Se puede caer el edificio, o un día iré y habrá desaparecido.
Se va, y me pone triste. Ahora no podré meterme con ella, con la comida que trae cada día, ni podré cogerle galletas: la echaré mucho de menos: se ha convertido en una persona bastante especial para mi. Lo que me pone triste es, que desde que salga por la puerta, no la volveré a ver.
Se que esta vida no nos volverá a juntar. Porque así es la vida de puta. Pero bueno, me alegro de haber compartido junto a ella un montón de horas de trabajo, risas y secretos. Eso queda ahí, aunque no haya más momentos, siempre lo podré rescatar, recordarlo y sonreír.

-Mañana es el concierto de Ismael Serrano. Si, por fin, llevamos con las entradas varios meses.
Hace meses veíamos el 15 de Noviembre muy lejos, y mira, ya mañana es 15 de Noviembre: Concierto. Estoy emocionada, mucho además. Voy a escuchar a Ismael Serrano en directo. Le voy a poder coger a mi niña (que es su primer concierto) la mano, y darle besos entre canción y canción.

-Y al llegar a casa, sorpresa! Una amiga me recomienda una página, para enviar mensajes de texto gratis, ya sabéis, casi todas las web cobran, por ello. Pero esta es gratuita y puedes enviar cuantos mensajes de texto a móviles, quieras. Ahora no tendrás excusa para enviarle mensajes a tu pareja por Internet. Le podrás decir mil veces lo mucho que le quieres y no te costará ni un céntimo: ale, a disfrutarrrrrrrrrrrlo.
Para ir a la página pincha AQUÍ .

Somos números rojos



Cobras el sueldo, y te lo gastas desde que consultas tu cuenta y ves que ya no estás en números rojos. Empiezas a pagar: el préstamo, el alquiler, las deudas, y te vuelves a quedar en números rojos. Así es la vida. Estamos destinados a pagar. Creo que quién inventó el dinero lo hizo para que no nos aburriéramos. Dijo: Voy a inventar algo que de juego, que nos haga pensar: algo que unos puedan tener mucho y otros poco. E inventó el dinero, y con ello las clases altas y bajas.
Ser pobre tiene sus cosas buenas y sus cosas malas.
Las buenas: que da igual que te pongas el mismo jersey durante toda la semana, que si tus amigos saben que eres pobre, lo entenderán, y no te mirarán pensando que eres un guarro.
Las malas: nunca puedes comprar nada, mientras la humanidad compra de forma compulsiva.

Yo odio ver como la gente compra tecnología. Me da envidia. Yo también quiero un ordenador portátil de esos, y un i-pod, y la wii. Y les veo ahí, en las colas de los grandes almacenes, del Fnac, y me muero de envidia, quisiera ser ellos, sí, ser ellos por un momento, estar dentro de su cuerpo, venir hasta mi casa, soltar las bolsas sobre mi cama y salir para siempre de la casa perdiendo de forma inmediata la memoria. Luego llegar yo, y encontrarme la cama repleta de tecnología, pasarme toda la noche husmeando artilugios. Como cuando eres pequeño, y te regalan tu primera vídeo consola y te despiertas a las 8 de la mañana, de un Domingo, mientras todos duermen, para ir corriendo a jugar con ella, ¿quién no ha hecho eso en algún momento de su existencia?. Yo lo hacía, y lo sigo haciendo.

Yo fui rica en su momento, le digo a una amiga, que me pregunta porque llevo casi siempre el mismo jersey. Porque ahora mismo soy algo pobre, pero volveré a ser rica algún día. Ahora soy pobre y tengo que llevar este jersey, y lo llevo porque me gusta, porque me hace sentir más YO.
Fui rica una vez. Cuando no tenía deudas. Lamentablemente, mis deudas las terminaré para Enero del 2009.
Hoy he jugado con el tiempo. He cogido el sello, y lo he cambiado he puesto: 1 ENERO 2009. Y me he pegado varios sellos por el cuerpo. Me he acercado a una compañera de trabajo, le he dicho que he dado un salto en el tiempo, y que ya estamos en Enero de 2009, y le he enseñado los sellos pegados en mi piel. Me ha mirado con cara de estar alucinando con la tontería tan grande que he dicho. Me ha vuelto a mirar, y me ha preguntado que si me he tomado las pastillas antes de salir de casa.
Si fuese 2009 yo sería un año más vieja. Y me da igual. Lo que quiero es terminar de pagar estas deudas, quiero volver a tener dinero. Quiero poder hacerle regalos a mi novia, y dejar de hacer cuentas a cada momento para saber si en Navidad podré hacer un buen regalo o no. Quiero dejar de caer en la tentación de querer vender mi psp.



Hoy estaba todo el mundo en silencio. Nadie hablaba. Ni siquiera las chicas que no callan nunca.
Y es que hoy decían quien se iba y quien se quedaba.
Y a mi no me han dicho nada.
Quiere eso decir ¿qué me quedo?.
O que mañana llegaré ¿y alguien habrá usurpado mi sitio?.

Tan extraño

Me río, me río por dentro cuando en el trabajo, escucho a algún compañero quejarse del trabajo. Que rollo estar aquí sentado, el tiempo no pasa, estoy harto de estos papeles -dice, un compañero, que por cierto; se pasa el día quejándose en vez de trabajar-.
Me dan ganas de levantarme de decirle que el no sabe lo que es trabajar: que esto que hacemos es un pasatiempo. Que él tenía que haber estado durante 2 años metido tras una barra, de pie, 16 horas de pie, aguantando borrachos, gente que se va sin pagarte el café o las copas, proveedores que no te dan tregua con las facturas, un alquiler que cuesta sudores pagar cada mes para poder seguir con el negocio, el sudor que se pasa: los nervios, cuando se llega raspando a final de mes para conseguir sacar un sueldo que al menos compense esas 16 horas de trabajo.
Le miro, a él, que tiene las gafas más grandes que la cara. Y me cuesta ver el color de sus ojos.
Usa camisetas de marca: y muchas veces le escucho hablar de la comida que su madre le prepara cada día: ahora lo voy entendiendo todo: tiene Padres.

A mi, mis Padres me enseñaron desde muy pequeña que si quería algo tenía que ganarlo yo. De esta manera, siempre he valorado mucho todo lo que tengo.
Ahora valoro este trabajo. Por eso no quiero irme. Para mi, estar sentada se me hace extraño. Pierdo la cuenta de las veces que me levanto al baño, porque me cuesta horrores pasar tanto tiempo sentada, porque a veces, para creerme que estoy trabajando sentada tengo que mirar a la gente que me rodea y luego mirarme a mi, es entonces, cuando noto que mi culo está pegado a una cómoda silla, cuando descubro que todo esto es real.
Quisiera decirle a ese chico, y a las chicas que tengo a mi derecha, y se pasan hablando las 8 horas, que no saben lo que tienen. Pronto dejarán este trabajo (les echarán, o se irán), y quizá yo también lo deje. Pero ellos, pronto, estarán buscando otro trabajo y recordando lo bien que estaban en "aquel" trabajo en el que se pasaban la jornada hablando y quejándose .
Yo recordaré este trabajo, cuando me echen o me vaya y lo recordaré con aprecio, porque yo lo he apreciado durante el tiempo que duró.

Mi Madre es quién me ha enseñado a ponerle amor, empeño, a cualquier cosa que haga. Mi Madre siempre me ha dicho que si lo que hago me gusta, que lo haré mucho mejor. Pero para que algo te guste te tienes que interesar por ese algo, ponerle ganas y empeño.
El primer cuadro que pinté me quedó muy mal, y yo terminé llena de pintura, desde el pelo hasta las uñas de los pies. Mi Madre, cogió el lienzo, lo pintó todo de color blanco y me dijo que intentase pintar otra vez, pero esta vez, pensando en que ese cuadro se lo iba a regalar a alguien que quiero mucho. Cada vez que me ponía a dibujar sobre aquel lienzo, y pensaba en esa persona, dibujaba mejor. Me quedó un cuadro muy bonito. Mi Madre, al verlo, me dijo: "¿Ves? al pintarlo con amor ha salido mejor." Y tanto que salió mejor.
Ahora, tienes que intentar hacer las cosas con amor, pero pensando en el amor que a ti misma te tienes. Por aquel entonces yo me quería bien poco. Me sentía fea, gorda. No me quería nada. Empecé a pintar, me pasaba las horas encerrada pintando. Y un día me di cuenta de que cada vez pintaba mejor: reproducía cuadros casi igual de bien que mi Madre (aunque más lenta que ella).Fue en ese momento cuando mi amor propio creció. Empecé a escribir. A soñar con ser escritora. A soñar con pintar más cuadros. A hacer algún día un corto con plastilina. Fue en ese momento cuando supe que dentro de mi había una artista.
Y que yo valía tanto, o más, que el resto de los humanos.

He estado en mi antiguo blog, y he rescatado un dibujo y un poema, no sé, me ha dado añoranza, recordando muchos momentos mágicos, especiales, y trágicos también de mi vida. Momentos que están ahí porque mi pasado me pertenece tanto como mi presente.
El post:



Tan extraño

"No es ausencia,
este vacío sin razón....
¿es posible que cambien las miradas?
¿es posible enamorarse?
¿de aquella forma y manera?
¿no ocurría aquello sólo una vez?
Qué extraño.
Como esas nubes que parecían ser nieve.
Tengo frío.
Me tiembla el corazón, el alma se hiela,
y pienso en ti......
Soy feliz.
A cada momento, ahora mismo, soy felíz.
Me gustaría romperlo todo y salir corriendo,
para buscarte.
Quiero que sostengas mi sonrisa con tu boca.
Que anides en tus brazos, este alma destrozada...
Que la reconstruyas, como quieras.

Soy feliz,
y estabas allí, de aquella manera...
era como calentarte con la luz de la Luna,
tanto frío se sentía que podría haberse vestido de blanco el mundo,
haberse casado con Marte, y haber ido de viaje al Sol.
Soy feliz,
he estado siendo feliz todo este tiempo,
sin saber la causa, ni motivo.
Es extraño darse cuenta q lo q te hacía feliz,
lo tenías delante de tus ojos, y no lo veías,
es extraño, ser feliz, y no poder seguir sosteniendo esas manos.

Todo lo extraño es bello.
Por eso quizás,
todo es tan bello.
Todo es tan extraño."




eigual

Empecé a escribir este blog en una época bastante importante de mi vida. Aquí he escrito poemas y relatos. De la única forma que se. Hace poco me mude a www.escriboaqui.es con las mimas ganas de escribir que nunca. Con nuevos proyectos y sueños. Disfruta de todas las palabras que se quedaron aquí.